John Cale, el motor experimental de The Velvet Underground: ¡°No me interesa hablar de mi muerte¡±
A los 80 a?os, el cofundador del grupo, convertido en leyenda del rock m¨¢s vanguardista, regresa con ¡®Mercy¡¯, un ¨¢lbum lleno de colaboraciones con algunos de sus herederos, de Weyes Blood a Animal Collective
¡°Todav¨ªa estamos aqu¨ª¡±, se congratula John Cale tras haber visto su primer ¨¢lbum de nuevas canciones en una d¨¦cada retrasado por la pandemia y una reciente gira brit¨¢nica cancelada por razones sanitarias. Con 80 a?os a cuestas, es lo ¨²nico que importa. ¡°?Cierto!¡±, espeta desde el otro lado de una videoconferencia sin imagen. Su estudio en Los ?ngeles est¨¢ patas arriba, preparado para una sesi¨®n fotogr¨¢fica y la grabaci¨®n de un v¨ªdeo, y prefiere limitarse a hablar sin dejar que lo vean. ¡°?Qu¨¦ haces al otro lado de este oscuro ...
¡°Todav¨ªa estamos aqu¨ª¡±, se congratula John Cale tras haber visto su primer ¨¢lbum de nuevas canciones en una d¨¦cada retrasado por la pandemia y una reciente gira brit¨¢nica cancelada por razones sanitarias. Con 80 a?os a cuestas, es lo ¨²nico que importa. ¡°?Cierto!¡±, espeta desde el otro lado de una videoconferencia sin imagen. Su estudio en Los ?ngeles est¨¢ patas arriba, preparado para una sesi¨®n fotogr¨¢fica y la grabaci¨®n de un v¨ªdeo, y prefiere limitarse a hablar sin dejar que lo vean. ¡°?Qu¨¦ haces al otro lado de este oscuro t¨²nel?¡±, se carcajea.
El pianista, vocalista, arreglista y productor gal¨¦s, ni?o prodigio de conservatorio, que en 1963 viaj¨® becado a Estados Unidos para estudiar junto a ilustres vanguardistas, no solo fue uno de los principales actores en la evoluci¨®n estil¨ªstica y tem¨¢tica del rock ¡ªfund¨® con Lou Reed la banda neoyorquina que se?al¨® el futuro de esta m¨²sica, The Velvet Underground¡ª. Tambi¨¦n habr¨¢ protagonizado una tortuosa carrera en solitario, dubitativa entre la m¨²sica sinf¨®nica y el rock m¨¢s histri¨®nico, las artes del cantautor heterodoxo y la brujer¨ªa electr¨®nica. Sin apenas r¨¦ditos comerciales, pero de inconmensurable influencia.
¡°La extra?eza musical de la Velvet antes no exist¨ªa. Siempre quisimos sonar elegantes y brutales¡±
En su nueva grabaci¨®n, Mercy, se respiran las calamidades que moldearon estas ¨²ltimas canciones durante tiempos inciertos: los inesperados a?os de Trump y el Brexit, los desmanes clim¨¢ticos y la p¨¦rdida de derechos civiles. Musicalmente tan al d¨ªa como lo estaba a mediados de los sesenta, cuando salta de la academia en peligro a la m¨¢s conspicua experimentaci¨®n, Cale aprovecha la intuici¨®n de artistas j¨®venes, utiliz¨¢ndolos como espejo de su vejez, distanci¨¢ndose de cualquier asomo nost¨¢lgico o senil conformismo. ¡°Fue un proceso largo, pero la m¨²sica iba llegando de distintos modos¡±, explica. ¡°Escrib¨ª las canciones hace dos a?os y medio y ha sido todo muy complicado y al mismo tiempo interesante. Acab¨¦ escribiendo dos o tres versiones de los temas y as¨ª llegu¨¦ a comprender cu¨¢l era el proceso. Fue muy interesante contar con todos esos artistas, vi las distintas formas en que se expresan y escuch¨¦ de qu¨¦ modo enfocaban las canciones¡±.
Estas elaboradas composiciones, densamente org¨¢nicas, estructuradas sobre cadencias contempor¨¢neas, alucin¨®genas y herm¨¦ticas, ahondan en nuestro convulso presente sin miramientos, tampoco derrotismo. Cale canta junto a la nueva diva Weyes Blood en ¡®Story of Blood¡¯, conjurando la idea de que solo la solidaridad nos ayudar¨¢ a salir adelante. ¡°Se trataba de averiguar el mejor modo de plantearnos la canci¨®n, porque ella tiene esa voz tan sonora, muy rica¡±, explica. ¡°No le llev¨® demasiado tiempo establecer su idea¡±. El instinto para la colaboraci¨®n que le caracteriza floreci¨® en 1965 con The Velvet Underground, proyecto del que fue expulsado por Lou Reed tras solo dos elep¨¦s, una larga relaci¨®n de amor y odio que le har¨ªa menospreciar aquellos hist¨®ricos discos como bocetos prometedores que nunca alcanzaron lo imaginado por ambos. Tras la muerte de Reed en 2013, una productiva fricci¨®n creativa se extingu¨ªa para siempre y Cale se sent¨ªa golpeado por la irrealidad de ver partir al compa?ero. ¡°En la mayor¨ªa de las colaboraciones, dos y dos suman siete¡±, asevera Cale en el largometraje que Todd ?Haynes dedic¨® a la crucial banda neoyorquina en 2021. ¡°Esa extra?eza musical nuestra no exist¨ªa antes y siempre mantuvimos un nivel buscando que todo sonase elegante, que sonase brutal. Con la canci¨®n ¡®Venus in Furs¡¯ comprend¨ª que nuestro rock and roll sonaba como nadie lo hab¨ªa hecho antes¡±.
¡°Nico siempre iba a la suya. Cuando compon¨ªa una canci¨®n, no atend¨ªa a opiniones ajenas¡±
Tras seis d¨¦cadas en activo, el autor de Paris 1919 acarrea un legado lleno de buscadas contradicciones, pues sabe que solo sorte¨¢ndolas se avanza en el arte. Introspectivo pero curioso, atento a los fen¨®menos sociopol¨ªticos, hoy parece haber llegado a una visi¨®n humanista que todo lo abarca, como en el tema que titula el ¨¢lbum, jaspeado por las sonoridades techno de Laurel Halo, o en la esperanzada proclama ¡®Not the End of the World¡¯. Un optimismo, el suyo, bien modulado: ¡°No soy de los que caen en declaraciones buenistas. No creo que debamos hablar sobre estas cosas, sino hacerlas, pasar a la acci¨®n¡±. En ¡®Time Stands ?Still¡¯, junto al d¨²o electr¨®nico Sylvan Esso, contemplamos el hundimiento de la antigua Europa. Nadie como Cale, en el ¨¢mbito del rock que en los setenta devino lingua franca y gran negocio, repas¨® la historia del viejo mundo con tanto ah¨ªnco, entre rom¨¢ntico y cr¨ªtico. Por sus canciones desfilaron Helena de Troya y Carlomagno, John Milton y Macbeth, Graham Greene y Pablo Picasso, Brahms y Rimsky-Korsakov.
Este apego por las ra¨ªces europeas, que altern¨® con su amor por los w¨¦sterns de Sam Peckin?pah o el teatro de Sam Shepard, no le impidi¨® estar siempre en vanguardia, desde que interpretaba al piano piezas de John Cage que duraban todo un d¨ªa o emit¨ªa zumbidos infinitos con su viola el¨¦ctrica junto al gur¨² La Monte Young. ?Qu¨¦ alimentar¨¢ esta perenne ambici¨®n creativa: curiosidad, inquietud o ansia de conocimiento? ¡°Lo ¨²ltimo¡±, contesta. ¡°De qu¨¦ manera pueden cambiar las cosas y el modo en que puedes usar a otros artistas para plasmar tus ideas musicales. Todos los que mencionas ten¨ªan su propio estilo a la hora de aproximarse a la m¨²sica. Hab¨ªa muchas clases distintas de m¨²sica y yo me dej¨¦ llevar por todo ello. Para tocar con otros artistas y de distintas maneras, debes echar tu cautela al viento, enfrentarte a lo que tienes ante ti¡±.
¡°Ojal¨¢ hubiera grabado con Bowie, pero los dos ¨ªbamos dando tumbos en la oscuridad¡±
M¨¢s acorde con su edad es el recuerdo de aquellos que ya no est¨¢n. ¡°No me interesa escribir sobre mi propia mortalidad¡±, dice cuando se le pregunta sobre ello. ¡°?Pasa t¨² primero¡!¡±, zanja. Pero hay en Mercy canciones dedicadas a la malograda, irrepetible Nico, ¡®Moonstruck (Nico¡¯s Song)¡¯, y a David Bowie. ¡°Pienso que ella era imparable, insist¨ªa en ir a la suya¡±, cuenta sobre la modelo que se convirti¨® en singular icono del rock tras su breve estancia en el grupo. ¡°La relaci¨®n con Jim Morrison influy¨® en su vida como poeta. Y esa actitud fue increment¨¢ndose. Cuando compon¨ªa una canci¨®n, no atend¨ªa a opiniones ajenas. Te diviertes mucho con esa clase de personalidades. No siempre escuchaba mis consejos, pero el modo en que viv¨ªa su vida resultaba excitante¡±. En el caso de Bowie, ¡®Night Crawling¡¯ regresa a los d¨ªas en que ambos devoraban las efervescentes noches de Manhattan. Antes de un concierto, Bowie le pidi¨® a Cale que le ense?ase a tocar la viola. Quisieron grabar juntos, pero solo lograron dejar constancia de un boceto de canci¨®n. ¡°Ojal¨¢ hubi¨¦semos podido hacer algo m¨¢s¡¡±, se lamenta. ¡°Pero, una vez empez¨® la fiesta, ya no paramos. Creo que, en realidad, ambos ¨ªbamos dando tumbos en la oscuridad¡±.
En 1988, Cale reconoc¨ªa su incapacidad a la hora de quedarse en una sola m¨²sica. ¡°Nunca subestim¨¦ lo que pod¨ªa hacer el rock and roll, en realidad se volvi¨® excesivo¡±, dijo en aquella ocasi¨®n. ¡°Es la forma en que se escribieron las canciones. Siempre hab¨ªa algo que aprender, y se vuelve aburrido tras un tiempo, no puedes seguir educando a la gente. Y result¨® que yo me relajaba m¨¢s musicando a Dylan Thomas que cuando compon¨ªa rock and roll. Lo cual es un poco absurdo¡±. En otros pasajes de Mercy aflora su tajante sentido del humor. En ¡®The Legal Status of Ice¡¯, donde le acompa?a Fat White Family, imagina lo que ocurrir¨¢ en las aguas territoriales con el deshielo de los polos. En ¡®Marilyn Monroe¡¯s Legs (Beauty Elsewhere)¡¯ afila sus dotes surrealistas, y, junto a Animal Collective, reconoce en ¡®Everlasting Days¡¯ que arrepentirnos de los errores cometidos solo lleva a un constante desenga?o. Cale comenz¨® el proyecto sin saber ad¨®nde le llevar¨ªa y admite que el resultado final no guarda relaci¨®n con aquella idea inicial.
¡°Yo me relajaba m¨¢s musicando a Dylan Thomas que cuando compon¨ªa ¡®rock and roll¡±
¡°En cada esquina iban apareciendo cosas que lo hac¨ªan interesante y todav¨ªa inacabado¡±, confiesa. ¡°Y ah¨ª es donde aparecieron todos esos otros artistas. Con ellos siempre hab¨ªa espacio para peque?os cambios, y a veces no tan peque?os. Todo ello cambi¨® el tono de la m¨²sica. En algunos casos solo debes dejar que el artista interprete. Todos ellos ten¨ªan sus propias ideas¡±. ?Resulta rejuvenecedor o simplemente inspirador trabajar con quienes podr¨ªan ser sus nietos? ¡°Ambas cosas¡±, responde. ¡°Son las visiones que tienen otras personas de lo que est¨¢s haciendo, y siempre llegas a una perspectiva totalmente distinta de lo que has hecho. Te arriesgas y tratas de utilizar la imaginaci¨®n de la otra persona y recreas la canci¨®n. Ahora es distinto, presto m¨¢s atenci¨®n a las ideas de los dem¨¢s. No es que est¨¦ m¨¢s abierto; se trata de ver c¨®mo tu imaginaci¨®n te ayuda a crear¡±.
Un compositor con siete vidas
John Cale recuerda su infancia en Gales como un cuento navideño de Dylan Thomas, a quien adaptaría sinfónicamente en Words for the Dying (1989). La felicidad de ver a su madre dirigiendo un hogar lleno de música no le ha abandonado. “Escuchábamos la BBC”, cuenta. “Mamá me enseñó a tocar el piano. Era muy agradable, un buen lugar donde aprender”. Otros recuerdos se han difuminado: un padre inglés que trabajaba en las minas, marginado en casa por no hablar galés, o los abusos por parte de un clérigo en la iglesia de Crynant, donde había nacido en 1942. No es difícil conectar estas realidades con una obra vivida entre extremos. Así, mientras que Cale ve en el clásico Paris 1919 (1973) “un ejemplo de cómo expresar algo horrible del modo más bonito posible” —ciudad y año remiten al Tratado de Versalles que dio fin a la Primera Guerra Mundial y cuyo rigor fue usado como coartada por el nazismo—, en otros de sus trabajos se imponen la rabia o la desesperanza.
En Fear (1974), por ejemplo, álbum corroído por la paranoia del adicto al alcohol y la cocaína —al ser padre, en los años ochenta, apostaría por una vida saludable—, o en Music for a New Society (1982), terrible panorámica de un mundo inhóspito y condenado a la involución que hoy se antoja profética. Cale revisitó aquellos temas en 2016 en M:FANS, álbum que se inicia con un preludio fantasmagórico: la voz de su madre hablándole en galés. Más sereno se muestra en la docena de bandas sonoras compuestas principalmente para el cine europeo. Filmes franceses de Olivier Assayas, Philippe Garrel o Patricia Mazuy y un largometraje español, en el que se interpreta a sí mismo además de aportar la música, Antártida (1995), de Manuel Huerga.
Y no deben olvidarse sus labores de producción en discos icónicos, como Horses (1975), de Patti Smith, y otros entre los que se cuentan el debut de The Stooges, grabaciones de su amiga Nico o los Modern Lovers de Jonathan Richman, además de elepés de Squeeze, Siouxsie & The Banshees, Happy Mondays o Los Ronaldos. Por último, sus colaboraciones con Terry Riley, Brian Eno, Lou Reed —el homenaje a su mentor Andy Warhol de Songs for Drella (1990)— o Bob Neuwirth confirman lo que ejemplifica Mercy. Siempre fue un artista que, por inseguridad en su potencial comercial o deseo de compartir puntos de vista, buscó dialogar con sus compañeros de viaje. En el arte, como en la esquizofrenia, nunca estamos solos.
Mercy?
Double Six?/Domino
(Music As Usual)
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