Salman Rushdie y su compromiso con la alegr¨ªa
La autora nicarag¨¹ense, perseguida por el Gobierno dictatorial de su pa¨ªs, evoca a su amigo al tiempo que ofrece una entusiasta lectura de su ¨²ltima novela, ¡®Ciudad Victoria¡¯
Salman Rushdie es el amigo escritor con el que m¨¢s me he re¨ªdo. Famoso, perseguido, es tan de carne y hueso como lo demuestran las heridas que sufri¨® tras el ataque del 11 de agosto de 2022. Jam¨¢s la fama, los ¨¦xitos y hasta la condena temible del ayatol¨¢ Jomeini, han logrado suprimir su gozo de vivir y su conexi¨®n con la realidad. Adem¨¢s de su vocaci¨®n literaria, es amante del cine, de la m¨²sica, de la buena comida y de la buena conversaci¨®n. Su capacidad de asombro, su curiosidad y esp¨ªritu l¨²dico hacen que disfrute, tanto de sus amigos intelectuales, como de rozarse con estrellas de Hollywood, o personajes exc¨¦ntricos como Larry David que lo invit¨® como actor a su serie Curb your Enthusiasm en Los ?ngeles. Ha estado dispuesto a visitar Las Vegas como un turista m¨¢s, viajar a islas remotas, ir al estadio como hincha de los New York Yankees, o del Tottenham Hotspur su favorito del futbol; se le ha visto en escenarios del mundo del espect¨¢culo, los ?scares, conciertos de Bono, las galas de museos, el programa de TV Pol¨ªticamente Incorrecto de su amigo Bill Maher... Le ha dado rienda suelta a su curiosidad aprovechando las oportunidades que le ofrece ser quien es.
Ha sido la alegr¨ªa, no la tragedia el motor de su vida. Es la que le ha permitido sobrevivir las tribulaciones que le han dispensado los odios y fanatismos
Ha sido la alegr¨ªa, no la tragedia el motor de su vida. Es la que le ha permitido sobrevivir las tribulaciones que le han dispensado los odios y fanatismos. Y no s¨®lo los ha sobrevivido, sino que no se ha acobardado. Ha dedicado tiempo y dedicaci¨®n a una s¨®lida y activa defensa de la libertad. Son incontables los ensayos y conferencias que ha impartido sobre el tema. Salman ha sido presidente de PEN Am¨¦rica y figura destacada de PEN Internacional, la m¨¢s antigua ONG del mundo. Fundada por escritores en 1920, aboga por autores y periodistas perseguidos y ejerce una labor destacada en la denuncia de atropellos contra la libertad de expresi¨®n en todo del planeta. Salman fund¨® el Festival PEN World Voices en Nueva York, para dar a conocer las voces de autores de otras lenguas y otros mundos al insular espacio de la cultura mainstream norteamericana.
Su experiencia vital es lo que se refleja en sus novelas, plenas de humor e iron¨ªa. Su imaginaci¨®n es un r¨ªo en ebullici¨®n. No siempre los cr¨ªticos logran nadar por esos r¨¢pidos donde el autor los sumerge en mundos ilusorios, personajes desmesurados alusiones literarias y argumentos paralelos desconcertantes. Sus novelas est¨¢n marcadas por el sello de una voluntad dispuesta a indagar en la naturaleza humana y en la relaci¨®n fluida entre lo fant¨¢stico y lo real. Sus libros de ensayo son agudos y preocupados por los valores fr¨¢giles de la sociedad moderna, la democracia, la libertad, el racismo, el significado del multiculturalismo, la cultura de la cancelaci¨®n.
Desde que le¨ª Hijos de la Medianoche me fascin¨® que pudiera fabricar una conexi¨®n m¨¢gica entre todos los seres nacidos a la medianoche del 15 de agosto de 1947, d¨ªa de la Independencia de la India y la partici¨®n de Pakist¨¢n. Los 1001 hijos de la medianoche tienen todos poderes m¨¢gicos. El del protagonista de la novela, Saleem Sinai, es la telepat¨ªa. Puede o¨ªr a todos los que, como ¨¦l, nacieron en la medianoche de la independencia. En Quichotte, el escritor de novelas mediocres, Sam Du Champ, crea un remedo de Don Quijote, excepto que su Quichotte no se vuelve loco por leer libros de caballer¨ªa, sino por ver programas de televisi¨®n y su Dulcinea es una de las artistas de estos programas. Cruza los Estados Unidos queriendo hacer m¨¦ritos para su Dulcinea. Por el camino se le aparece a su lado un hijo de su imaginaci¨®n, un joven que hace de Sancho Panza. Am¨¦ las disquisiciones filos¨®ficas y los di¨¢logos existenciales de ¨¦ste, conflictuado por su existencia imaginaria. Sus novelas tienen todas el sello rushdiano: son intelectualmente sofisticadas al tiempo que desmesuradas en lo imaginativo y en el humor que revela el rev¨¦s humano de cualquier delirio de grandeza.
Sus novelas tienen todas el sello rushdiano: son intelectualmente sofisticadas al tiempo que desmesuradas en lo imaginativo y en el humor que revela el rev¨¦s humano de cualquier delirio de grandeza
Mi m¨¢s reciente deslumbre con la totalidad de la obra de Rushdie, ha sido la lectura de su novela aparecida en Espa?a el 9 de febrero: Ciudad Victoria. La le¨ª hipnotizada por su belleza l¨ªrica y su proverbial costumbre de contar con humor y convicci¨®n realidades imposibles. Me pareci¨® un prodigio, una ¨¦pica s¨®lo comparable a uno de esos libros que hacen ¨¦poca en el sentido que lo hizo Cien a?os de soledad. Para quienes a¨²n no han le¨ªdo a Salman Rushdie, este libro es una perfecta introducci¨®n a su literatura. Es una f¨¢bula que remite a un mundo que se balancea entre las Mil y Una Noches y los cuentos de hadas. La imaginaci¨®n del autor trabaja sobre la existencia real del imperio de Vijayanagara que existi¨® del siglo 1336 al 1646 en el sur de la India. Fue un imperio tolerante a todas las religiones, productivo, donde florecieron las artes, donde las mujeres ocuparon puestos importantes y se crearon obras arquitect¨®nicas que existen a¨²n en Hampi, al sur de la India y que han sido declaradas patrimonio de la humanidad.
En el inicio de la novela, se narra un episodio que sucedi¨® en la realidad en 1327-28 antes de la fundaci¨®n de Ciudad Victoria. Se trata de un suicidio masivo ritual, un jauhar. En la novela, la protagonista, Pampa Kampana, es una ni?a cuando su madre se suelta de su mano y entra en la pira donde arder¨¢ como otros cientos m¨¢s. Pampa Kampana queda hu¨¦rfana y es habitada por una diosa que habla por su boca desde que tiene nueve a?os. Cuando llega a ser adulta, encarga a dos humildes vaqueros para que esparzan, siguiendo sus instrucciones, unas semillas. Los hombres ven, luego de hacer el trabajo, como de esas semillas surgen no s¨®lo las construcciones y calles de la ciudad, sino tambi¨¦n sus habitantes. Al principio la gente da vueltas sin saber qui¨¦n es. Son adultos reci¨¦n nacidos. Pampa Kampana entra en trance y le susurra al o¨ªdo a cada uno su historia. Al d¨ªa siguiente, apropiados de sus historias de origen, cada uno sabe su lugar en la sociedad y su oficio. M¨¢gicamente, la ciudad empieza a vivir. Un portugu¨¦s la bautiza Bisnaga. Tanto los viajeros portugueses que aparecen en el texto, como los vaqueros que luego se convierten en soberanos del reino, figuran en la historia real de Vijayanagara, pero en la de Rushdie, la que mueve los hilos es Pampa Kampana. Leemos sobre la paz y la guerra, sobre elefantes, murallas que se alzan de la noche al d¨ªa, reinas expertas en venenos, amores y desamores. Pampa Kampana es castigada duramente en un episodio de escalofr¨ªo, premonitorio de lo que le sucedi¨® al autor de la novela en el ataque de agosto del 22.
Su ¨²ltima novela es un prodigio, una ¨¦pica solo comparable a uno de esos libros que hacen ¨¦poca en el sentido que lo hizo ¡®Cien a?os de soledad¡¯
Como Borges se refer¨ªa a manuscritos perdidos, Rushdie usa el recurso como narrador del manuscrito que Pampa Kampana ha escrito y que es encontrado en un recipiente de barro. Al final de todo, dice ella, lo que queda de los grandes imperios son las palabras. El Verbo como principio y fin de todo.
Pampa Kampana es la m¨¢s poderosa y m¨¢gica protagonista, a mi juicio, en la literatura de Salman Rushdie, y la novela es su m¨¢s feminista lectura de una posible utop¨ªa. Pampa Kampana es sabia, libre, compasiva y dadivosa, astuta, eternamente joven. En su vida de m¨¢s de doscientos a?os, es la tejedora y art¨ªfice de la ciudad, pero no puede decidir su devenir. Ella es una Eva madre, creadora de vida, amante y amada, m¨¢gica, y tambi¨¦n castigada por la rabia irracional de sus propias creaciones.
Habr¨ªa querido citar algunos pasajes de la novela, pero al tratar de escogerlos, me doy cuenta que habr¨ªa que citarla toda. Por eso hay que leerla y zambullirse en la imaginaci¨®n de uno de los grandes escritores de nuestro tiempo.
Es una dicha para la literatura que Salman Rushdie haya sobrevivido. Creo que este horrible ataque tampoco podr¨¢ contra su fuerza vital. Ya ha manifestado su esp¨ªritu desafiante mostr¨¢ndose como el pirata de uno de sus cuentos, con un parche en el ojo que perdi¨®, y una sonrisa que afirma su disposici¨®n a seguir vivo y celebrando la palabra.
Gioconda Belli es poeta y novelista nicarag¨¹ense exiliada en Madrid.
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