¡®Los p¨¢lidos¡¯, romance de caperucitas y lobas

Las teleseries pasan por ser un mero entretenimiento, pero son tambi¨¦n una herramienta de educaci¨®n sentimental, un alimento que nutre creencias y costumbres y una fuente de lugares comunes. Sobre sus guionistas pesa una responsabilidad que Luc¨ªa Carballal eval¨²a con agudeza en Los p¨¢lidos, comedia dram¨¢tica prot...

Las teleseries pasan por ser un mero entretenimiento, pero son tambi¨¦n una herramienta de educaci¨®n sentimental, un alimento que nutre creencias y costumbres y una fuente de lugares comunes. Sobre sus guionistas pesa una responsabilidad que Luc¨ªa Carballal eval¨²a con agudeza en Los p¨¢lidos, comedia dram¨¢tica protagonizada por Jacobo, un exitoso y veterano escritor televisivo, y Mar¨ªa, autora teatral joven a la que ¨¦l invita a trabajar en una ficci¨®n titulada Hijas del voleibol.

Entre ambos guionistas hay una brecha de clase. ?l accedi¨® viento en popa a un oficio en el que est¨¢ a gusto mientras que ella rema a diario contra viento y marea; adem¨¢s, aborrece la televisi¨®n pero considera la posibilidad de cambiarla desde dentro. ¡°El medio est¨¢ viviendo su Mayo del 68¡å, se enga?a Max, hermano menor de Jacobo, junto al que trabaja codo con codo.

Hablando de un oficio que conoce por dentro, Carballal habla de c¨®mo los relatos se confeccionan a la medida de quienes los financian y de la imposibilidad de crear f¨¢bulas protagonizadas por personajes que encarnen cabalmente los anhelos y los problemas medianos, puesto que la ciudadan¨ªa media apenas tiene representaci¨®n en el gremio de los guionistas. La autora de Los p¨¢lidos muestra a Mar¨ªa, procedente de la clase media baja, como una excepci¨®n en su negociado. En torno al choque entre las orientaciones contrapuestas de ambos protagonistas se articula el encendido y ag¨®nico debate de la obra.

En la pol¨¦mica interviene Miranda, hija de Jacobo, que maneja otros c¨®digos pero carga tambi¨¦n con sus propios prejuicios. A su desencuentro mutuo contribuye el desconocimiento profundo que cada generaci¨®n tiene de las otras. En su debut como directora, la joven autora madrile?a ha confiado al reconocido tacto de sus cinco int¨¦rpretes la modulaci¨®n del volumen, la intensidad y el colorido de sus actuaciones, enmarcadas por una luz y una escenograf¨ªa evocadoras. Gloria, personaje que a base de retranca corrige las contradicciones de Mar¨ªa y Jacobo, tiene ¨¢ngel en la interpretaci¨®n socarrona pero jonda de Manuela Paso. Encarnada por Natalia Huarte, Mar¨ªa concilia ligereza con firmeza. La fratr¨ªa formada por Israel Elejalde y Miki Esparb¨¦ evoca vigorosamente a varias sagas de hermanos guionistas, desde los Del Moral a los Caballero, pasando por los S¨¢nchez-Cabezudo. Alba Planas es la guinda del reparto de una comedia sobre la ficci¨®n audiovisual que hoy resulta m¨¢s afinada y pertinente que las que David Mamet escribi¨® al respecto.

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