Turqu¨ªa: la inesperada f¨¢brica global de telenovelas
Desde Sud¨¢frica a Jap¨®n, de Buenos Aires a Mil¨¢n, los dramas amorosos turcos conquistan las pantallas. El pa¨ªs se ha convertido en uno de los mayores exportadores de ficci¨®n televisiva, lo que ha contribuido a su influencia en el mundo
En poco m¨¢s de una d¨¦cada, Turqu¨ªa se ha convertido en una potencia del g¨¦nero de las telenovelas y es ya el segundo mayor exportador mundial de ficci¨®n televisiva, por detr¨¢s de Estados Unidos. Unas 150 series turcas se han vendido a 146 pa¨ªses, y se calcula que 600 millones de personas de cuatro continentes han visto alguna de ellas. Es m¨¢s, durante el confinamiento por la pandemia de la covid-19, la demanda de producto turco ha aumentado.
Las series se han convertido en una herramienta m¨¢s de la influencia de Turqu¨ªa en el mundo y han mejorado la imagen de un pa¨ªs tradicionalmente vinculado a conflictos pol¨ªticos y atentados. Los ingredientes de las telenovelas turcas son simples: historias de amor entre actores guap¨ªsimos que desbordan drama y emociones. Pero es tambi¨¦n un sector en el que imperan una duras condiciones laborales y en el que los guionistas deben tener cuidado para no exceder ciertas l¨ªneas rojas del Gobierno islamista. A continuaci¨®n, exploramos los secretos de este fen¨®meno.
I Luces, c¨¢mara, acci¨®n:
?POR QU? TRIUNFAN LAS SERIES TURCAS?
Apoya su cabeza en el pecho de su hijo: ¡°?Qu¨¦ suerte tenerte!¡±. Todo se derrumba alrededor de la impasible y estricta matriarca de la familia Karasu: sus secretos han sido descubiertos, la empresa familiar amenaza quiebra, el marido se va de casa... pero en su hijo, con el que acaba de reconciliarse, ha hallado un puntal al que aferrarse. Lo abraza tiernamente. Los sentimientos afloran.
De repente, una mueca comienza a asomar en los labios de la mujer, una t¨ªmida sonrisa; el hijo se aparta, la observa... y ambos estallan en carcajadas.
-?Cooooorten! -exclaman desde la habitaci¨®n contigua, donde est¨¢ el control de direcci¨®n-. ?Venga, va, va!
En las ¨²ltimas tres tomas, los actores no han podido contener la risa en el cl¨ªmax dram¨¢tico. Llevan varias horas rodando y el cansancio hace mella, pero a¨²n falta repetir planos y contraplanos varias veces hasta completar la escena. Y hacerlo antes de que atardezca y cambie el tono de la luz.
-S¨ª, s¨ª. Lo siento... dadme diez segundos -pide Nazan Kesal, la actriz protagonista: tiene 50 a?os y tres d¨¦cadas sobre los escenarios. Se sienta en un sill¨®n. Se concentra. Cuando se levante, las l¨¢grimas comenzar¨¢n a brotar de sus ojos y bordar¨¢ el papel.
?ocuk (El ni?o), la telenovela turca para la que se rodaba la anterior escena, es una de la veintena de series (dizi) que se graban cada d¨ªa (en condiciones normales: ahora, con la crisis del coronavirus, la mayor parte han quedado suspendidas y no volver¨¢n a las pantallas hasta oto?o).
La fama que han alcanzado estas telenovelas es tal que, en algunas partes del mundo, los actores turcos no pueden caminar sin ser asaltados por los fans. Ocurri¨® con Can Yaman, recibido por m¨¢s de 2.000 seguidoras en el aeropuerto de Madrid, y que tuvo que ser escoltado por la polic¨ªa. O con un festival en Eslovaquia, que congreg¨® a 40.000 personas para ver a Halit Ergen? y Berg¨¹zar Korel. El promotor de eventos culturales Ahmet San asegura que una exministra griega le lleg¨® a telefonear para enterarse por adelantado del final de un telenovela turca.
Es uno de los efectos de la globalizaci¨®n. La cultura ya no fluye de manera unidireccional, de EE ,UU al resto del mundo. Ahora tambi¨¦n se extiende la producci¨®n cultural de potencias en los m¨¢rgenes del mundo occidental, tal y como argumenta la escritora paquistan¨ª Fatima Bhutto en su libro New Kings of the World, sobre el auge de cine indio, el pop surcoreano y las dizi turcas.
Pero, ?qu¨¦ hace a las series turcas tan irresistibles? La acad¨¦mica venezolana Carolina Acosta, de la Universidad de Georgia, lleva veinte a?os estudiando las telenovelas y, desde hace tres, se enfoca en las turcas: ¡°Estaban invadiendo Latinoam¨¦rica. Me dije ¡®vamos a verlas¡¯. ?Y enganchan!¡±.
Los ingredientes son simples: actores y actrices guap¨ªsimos, ambientes lujosos y emociones desbordantes. A esto a?aden una calidad de producci¨®n superior a sus competidores: no se rueda en estudio sino en localizaciones reales (palacetes, el estrecho del B¨®sforo, calles de Estambul...); el acabado es propio del cine y se cuida especialmente la m¨²sica. Acosta a?ade un aspecto m¨¢s: ¡°Las dizi turcas llevan el punto dram¨¢tico a un nivel mucho m¨¢s alto que las telenovelas latinoamericanas¡±. Y lo hacen con una marca de la casa: la lentitud. ¡°Te van llevando al pico dram¨¢tico despacito, con la m¨²sica, las miradas, los gestos. Eso crea adicci¨®n¡±, dice Acosta.
¡°Nosotros no podemos rodar buenas pel¨ªculas de acci¨®n, ni grandes thriller o pel¨ªculas fant¨¢sticas. Lo que se nos da bien son los sentimientos. Sabemos contar historias rom¨¢nticas y dram¨¢ticas. El amor en todas sus facetas¡±, cuenta Faruk Turgut, fundador de Gold Film, la productora de P¨¢jaro so?ador, uno de los grandes ¨¦xitos turcos en Espa?a.
Hispanoam¨¦rica es, junto a Oriente Pr¨®ximo y los Balcanes, donde m¨¢s ¨¦xito han cosechado, lo que Acosta atribuye, por un lado, a un cierto exotismo de los exteriores en que se rueda y, por el otro, a la sensaci¨®n de proximidad. ¡°El actor turco es f¨ªsicamente parecido al latino. Eso permite sentirlo m¨¢s cercano. Y son historias de amor cuyo c¨®digo compartimos¡±, dice la experta. ¡°En EE UU las rupturas amorosas se manejan pasando p¨¢gina r¨¢pidamente: Next! En cambio, nosotros necesitamos despecharnos, contarlo a una amiga, ponernos m¨²sica melodram¨¢tica. Los turcos, en esto, son parecidos¡±.
II Los or¨ªgenes:
?RASE UNA VEZ
?rase una vez una industria que rodaba a ritmo bollywoodiense: 300 pel¨ªculas al a?o en su periodo de esplendor (1960-1980). Produc¨ªa de todo: cintas er¨®ticas, comedias, burdos remakes de Hollywood sin autorizaci¨®n (la turksploitation), cine social de gran calidad y, sobre todo, historias de amores imposibles. Se le llamaba Yesil?am (El Pino Verde), pues en esa calle cercana a la plaza Taksim de Estambul ten¨ªan su sede las productoras, los guionistas, los directores. Hoy, Yesil?am es s¨®lo el letrero de una calle de avejentados edificios que caracolea por la parte trasera del barrio de Beyoglu, entre garitos de mala muerte y prost¨ªbulos.
?rase una vez, tambi¨¦n, la Junta Militar que tom¨® el poder en Turqu¨ªa el 12 de septiembre de 1980. La lideraban unos generales obsesionados por la moralidad y por prohibir: la pol¨ªtica, los libros, los desnudos. La Junta impuso a la sociedad un compendio de ideas nacionalistas y religiosas en las que se formar¨ªan las siguientes generaciones, y delimit¨® estrictamente lo que se pod¨ªa y no se pod¨ªa hacer. Yesil?am muri¨® y los actores del anterior star-system se refugiaron en la televisi¨®n.
En los noventa, la mayor¨ªa de ficci¨®n televisiva que consum¨ªan los turcos era todav¨ªa extranjera: estadounidense (Salvados por la campana, Sensaci¨®n de vivir, Alf...) y latinoamericana (Marimar, Rosalinda...). Pero con el cambio de siglo, lleg¨® el boom econ¨®mico y se multiplicaron los canales, unos 25 nacionales y m¨¢s de 200 locales. ¡°Hab¨ªa que rodar mucho para alimentar tantos canales, y el sector se fue profesionalizando y produciendo cada vez mejor contenido¡±, relata Ahmet San.
Los guionistas recurrieron a los cl¨¢sicos de la literatura extranjera (Ezel, inspirada en El conde de Montecristo, o Binbir Gece, en Las mil y una noches) y turca (Amor prohibido, basada en la novela otomana Ask-i Memnu, de 1899), y a antiguas pel¨ªculas de Yesil?am. ¡°Los c¨®digos de Yesil?am, las intrigas, la forma de mostrar los sentimientos... Todo eso ha influido mucho en las series actuales¡±, sostiene el productor Faruk Turgut.
Las tramas, arguye la soci¨®loga Feyza Akinerdem, se basan en trasladar conflictos propios de la sociedad turca -modernidad/tradici¨®n, ¨¢mbito urbano/rural, religiosidad/laicismo, turcos/kurdos- a una relaci¨®n en la que ¡°amantes de mundos opuestos deben sortear las dificultades para acabar juntos¡±.
Nadie pensaba que este producto tan turco pudiera viajar al exterior. Ocurri¨® casi por casualidad. En 2006, un directivo de la cadena saud¨ª MBC, zapeando en su hotel, le vio posibilidades a aquello. Compr¨® la serie G¨¹m¨¹s que, rebautizada como Noor, alcanz¨® gran notoriedad en todo Oriente Pr¨®ximo y el Magreb: su episodio final lo vieron 85 millones de personas.
En ese momento, Izzet Pinto, empresario turco de origen sefard¨ª y uno de los cerebros tras la internacionalizaci¨®n de las series turcas, se dedicaba a la compraventa de reality-show. Simplemente por probar, decidi¨® enviar el DVD de otra telenovela turca, Las mil y una noches, a una televisi¨®n b¨²lgara. ¡°No ten¨ªa demasiada confianza, cre¨ªa que las series turcas eran demasiado locales¡±, explica en la sede de su empresa, Global Agency: ¡°El canal b¨²lgaro la compr¨® y pas¨® de tener un 15% de audiencia en esa franja a un 60%. Entonces me di cuenta de que ten¨ªa una joya en mis manos y comenc¨¦ a llamar a otros clientes para proponerles series turcas¡±. R¨¢pidamente se extendieron por el Este de Europa, luego por Asia... El precio se multiplic¨®: si en un inicio se vend¨ªan a 500 d¨®lares la hora, o incluso menos, luego se llegaron a pedir m¨¢s de 100.000 d¨®lares por cap¨ªtulo.
Durante a?os, la espa?ola Beatriz Cea, jefa de ventas de la distribuidora turca Intermedya, acudi¨® a las ferias internacionales de Miami y Cannes en busca del comprador latinoamericano. ¡°Al principio no hab¨ªa mucho inter¨¦s, pero nosotros ten¨ªamos mucha fe en el producto turco¡±. Hasta que, en 2014, la chilena Mega apost¨® por Las mil y una noches. El share de Mega subi¨® como la espuma. ¡°Al final todos los canales de la regi¨®n quer¨ªan tener series turcas¡±.
¡°?Qui¨¦n se iba a creer que pod¨ªamos vender telenovelas a Am¨¦rica Latina? Es como intentar venderle pan a un panadero¡±, bromea Iv¨¢n S¨¢nchez, jefe de ventas de Global Agency para Latinoam¨¦rica. La raz¨®n de esta penetraci¨®n del producto turco en la cuna del g¨¦nero tiene que ver con que, en esos a?os, los canales latinos ¡°hab¨ªan apostado por otros formatos como la narconovela¡±. En cambio, Turqu¨ªa ofrec¨ªa un regreso al estilo m¨¢s cl¨¢sico.
III ¡®Making of¡¯:
RODAR A RITMO DE F?BRICA
A la hora de comer, en el set de ?ocuk todos son soldados rasos. Estrellas, secundarios, c¨¢maras, descienden al s¨®tano de la mansi¨®n en la que ruedan, donde se ha instalado el comedor y se sirve comida de cantina. Sopa, ensalada, arroz y algo de carne con patatas. La conversaci¨®n discurre sobre las audiencias:
-?Qu¨¦ tal van los datos?
-Regular.
A finales de esa semana de rodaje les llegar¨ªa la temida noticia y los guionistas tendr¨ªan que improvisar un final prematuro para cerrar la serie: ?ocuk se ca¨ªa de la parrilla, pese a haber sido la d¨¦cima serie m¨¢s vista, con una media de 3,2 millones de espectadores.
En Turqu¨ªa, las telenovelas no son un g¨¦nero menor. Al contrario, son las reinas del prime time y habitualmente se imponen a los partidos de f¨²tbol. Por ello, la competencia es feroz y no hay piedad con las que comienzan a dar signos de debilidad. Cada a?o, en Turqu¨ªa se ruedan entre 70 y 80 series y, de ellas, la mitad son canceladas antes de llegar al final de temporada. ¡°O triunfas o fracasas. No hay termino medio¡±, lamenta el actor Faruk Acar. El fracaso significa que un equipo de un centenar de personas se queda sin empleo.
Debido a las dificultades econ¨®micas, la inversi¨®n publicitaria ha ca¨ªdo, por lo que la exportaci¨®n de series es ahora primordial. Para exportar una serie turca no s¨®lo es necesario que resulte interesante al p¨²blico internacional, sino que se mantenga lo suficiente en las pantallas de Turqu¨ªa como para tener unos 20 cap¨ªtulos y que al canal extranjero le compense adquirirla. As¨ª que se da la paradoja de que las dizi, por mucho que se exporten, se hacen pensando en el p¨²blico turco. ¡°Cada ma?ana analizamos los datos de audiencia y, seg¨²n vayan, retocamos el gui¨®n¡±, explica Yama? Okur, productor de ?ukur (El pozo).
Producir cada episodio cuesta de media 250.000 euros. As¨ª que, por miedo a las cancelaciones, no se ruedan por adelantado. Se trabaja en tiempo real: lo que se graba una semana se emitir¨¢ la siguiente. Esto imprime un ritmo de trabajo fren¨¦tico porque hay que tener listos para emitir entre 130 y 150 minutos, el equivalente a rodar una pel¨ªcula a la semana. ¡°Es como estar internado en un campamento militar. Toda una temporada con el mismo equipo durante cinco o seis d¨ªas a la semana trabajando entre 12 y 15 horas por jornada¡±, dice un representante de actores.
¡°No tenemos el lujo de ponernos enfermos¡±, afirma Neslihan Yesilyurt, directora de Yasak Elma (Fruto prohibido), que tambi¨¦n ha trabajado en otras grandes producciones como El sult¨¢n y Las mil y una noches: ¡°Si alguien se encuentra mal, lo enviamos un rato a descansar y luego vuelta a rodar. Si est¨¢ muy enfermo, puede quedarse en casa un d¨ªa y no rodamos sus escenas. Pero no podemos fallar: cada semana hay que entregar la cinta¡±.
IV El gui¨®n:
DE MUJER A MUJER
No espere encontrar excesivos matices en una serie turca, ni personajes con mucha profundidad psicol¨®gica. Los guiones se escriben sobre la marcha y eso implica, por fuerza, apoyarse en roles arquet¨ªpicos El bien siempre triunfa. Punto. Y a rodar.
¡°Hay madres abnegadas, mujeres victimizadas, machos duros y heridos a los que una mujer intenta sanar... Se distingue f¨¢cilmente el bueno del malo. Los mensajes son muy directos¡±, cuenta la soci¨®loga Feyza Akinerdem. ¡°En los dramas estadounidenses, aunque haya un conflicto familiar de inicio, como en Mad Men, siempre se trata del individuo. El conflicto es m¨¢s psicoanal¨ªtico. En el melodrama turco, en cambio, la familia es protagonista. Ning¨²n personaje est¨¢ solo, todos se definen por su relaci¨®n con la familia¡±.
Incluso una serie hist¨®rica como la exitosa El sult¨¢n, que narra las intrigas de palacio durante el reinado de Solim¨¢n el Magn¨ªfico, tiene esa base familiar. ¡°La familia nuclear es anacr¨®nica al har¨¦n otomano del siglo XVI. Lo que hace la serie es exportar el modelo de familia actual, con Roxelana de matriarca que lucha por el inter¨¦s de la familia. Eso hizo que la audiencia conectara tan bien con los personajes¡±, explica la soci¨®loga.
Si bien muchas series turcas reproducen estereotipos patriarcales, tambi¨¦n muestran a mujeres capaces de liberarse de la opresi¨®n (malos tratos, matrimonio forzoso, violaci¨®n) y castigar a los culpables. ¡°A lo largo de la serie, ellas se vuelven m¨¢s fuertes. Incluso si no se representa una igualdad entre sexos como la occidental, s¨ª vemos empoderamiento¡±, concluye Akinerdem.
El 70% de la audiencia de las series turcas es femenina. Tambi¨¦n buena parte de las guionistas y directoras. ¡°Opto por hacer historias de mujeres porque ser mujer en Turqu¨ªa no es f¨¢cil. Y quiero dejar constancia. Muestro a mujeres fuertes que se sobreponen a las dificultades para dar esperanza¡±, explica G¨¹l Oguz, directora del ¨¦xito internacional Sila, que llev¨® a las pantallas los matrimonios forzados. Seg¨²n los estudios, un tercio de las turcas reconoce haber sido casada en matrimonios concertados por su familias, en algunos casos a muy temprana edad. ¡°Sila provoc¨® mucho debate. Sobre la tradici¨®n, la violencia machista... Las series ponen temas en la agenda e influyen en la sociedad¡±.
¡°La sociedad nos inculca roles de buena madre, buena hija, de mujeres como ¨¢ngeles... Por eso mi personaje en Fruto prohibido conmocion¨® a la audiencia¡±, asegura la actriz Sevval Sam, que da vida a una reina de la jet-set sin demasiados escr¨²pulos: ¡°Al avanzar la historia, el car¨¢cter de Ender se convirti¨® en inspiraci¨®n para muchas mujeres. S¨ª, soy una intrigante, pero tambi¨¦n una mujer que me levanto cuando caigo y sigo luchando¡±.
En el exterior, las telenovelas turcas se han le¨ªdo seg¨²n diferentes c¨®digos. Para los occidentales suponen un retorno a valores algo m¨¢s conservadores y en cierto modo ¡°olvidados¡± por la actual ficci¨®n televisiva: la caballerosidad, la entrega, el amor rom¨¢ntico y desesperado, la solidaridad familiar... Para el sudeste asi¨¢tico, ofrecen un dilema similar a su conflicto de identidad entre los valores tradicionales locales y la modernidad de corte occidental. Y en algunos pa¨ªses musulmanes, las dizi ofrecen ejemplos liberadores.
El triunfo de G¨¹m¨¹s en Oriente Pr¨®ximo fue acompa?ado de quejas de los cl¨¦rigos m¨¢s conservadores, que la consideraron una influencia ¡°inmoral y diab¨®lica¡±. Y tambi¨¦n de un aumento de los divorcios, que los medios locales atribu¨ªan al hecho de que las series turcas ofrecen una visi¨®n de las relaciones de pareja m¨¢s libre e igualitaria siendo Turqu¨ªa un pa¨ªs tambi¨¦n musulm¨¢n. ¡°En Arabia Saud¨ª me llegaron a preguntar si soy cristiana, porque voy sin velo y me besaba en la serie¡±, relataba la actriz Song¨¹l ?den, coprotagonista de G¨¹m¨¹s, en una conferencia: ¡°La influencia cultural que tienen nuestras series es muy importante¡±.
V La censura:
EL BESO, CORTO Y SIN LENGUA
En las series turcas no hay apenas escenas de cama, tampoco desnudos. Ni cigarrillos. Ni alcohol. Y las heridas y la sangre son difuminadas cuando se emiten en Turqu¨ªa. ¡°En el pasado ¨¦ramos m¨¢s libres, pero en los ¨²ltimos a?os se han impuesto m¨¢s restricciones. Ahora, por ejemplo, los besos no pueden durar m¨¢s de tres segundos¡±, se queja el actor Furkan Andi? de la serie En todas partes t¨². ¡°No deber¨ªa haber este tipo de censura, es una pena para los espectadores¡±.
No amoldarse a la normas puede suponer multas millonarias del Consejo Superior de la Radiotelevis¨®n (RT?K), h¨¢bilmente utilizado por el gobierno islamista para meter en cintura a los canales d¨ªscolos. El presidente, Recep Tayyip Erdogan, no ha dudado en entrar al trapo sobre el contenido de algunas series: por ejemplo El Sult¨¢n, que critic¨® por mostrar a Solim¨¢n el Magn¨ªfico demasiado preocupado por las intrigas del har¨¦n y no luchando a caballo en territorio del infiel, que es lo que a ¨¦l le habr¨ªa gustado ver. A medida que se ha afianzado el poder de Erdogan, las series turcas se han vuelto m¨¢s pacatas. ¡°Necesitamos libertad para desarrollar plenamente nuestras historias¡±, se queja una directora de producci¨®n: ¡°Mientras siga al frente este hombre, no nos dejar¨¢ en paz¡±.
Parad¨®jicamente, ese tradicionalismo facilita la exportaci¨®n, especialmente para p¨²blicos cansados de la hipersexualizaci¨®n de la televisi¨®n actual. ¡°En Latinoam¨¦rica se estaba yendo al extremo. Adem¨¢s de haber mucha violencia, las escenas rom¨¢nticas eran muy expl¨ªcitas. En cambio, las series turcas s¨®lo insin¨²an, recuperan el tipo de novelas de hace treinta a?os¡±, opina Iv¨¢n S¨¢nchez, de Global Agency. Su compa?ero, Izzet Pinto, remata: ¡°Los dramas turcos son bastante conservadores y familiares. As¨ª que los canales de cualquier pa¨ªs pueden emitirlos en prime time sin necesidad de editarlos¡±.
Desde Ankara se ensalza el ¨¦xito internacional de las telenovelas turcas, pero en el sector cuesta encontrar a alguien que hable bien del Gobierno. La mayor¨ªa considera que el ¨¦xito se ha producido a pesar, y no gracias al Ejecutivo islamista. ¡°No obstante, saben que tienen que bailar juntos aunque no se quieran¡±, ejemplifica la acad¨¦mica Carolina Acosta: ¡°Porque, al final, el Gobierno controla y ellos tienen que hacer las cosas dentro de unas normas no escritas. Empezando porque no haya el m¨¢s m¨ªnimo contenido pol¨ªtico en las series¡±.
A trav¨¦s de la corporaci¨®n p¨²blica TRT, Erdogan ha promovido su propia industria de las series, principalmente de contenido patri¨®tico o hist¨®rico con un punto revisionista, como Payitaht: Abd¨¹lhamid, sobre el el ¨²ltimo gran sult¨¢n otomano, o Resurrecci¨®n: Ertugrul, sobre turcos del siglo XIII que defienden Anatolia de los p¨¦rfidos templarios y los crueles mongoles. No son tan vistas fuera como los dramas amorosos a excepci¨®n de Ertugrul, que s¨ª ha vendido en pa¨ªses musulmanes -cansados de verse como los malos en las producciones de Hollywood- y en Latinoam¨¦rica, especialmente en Venezuela.
[Photo Gallery] Venezuelan President Nicolas Maduro's visit to set of Turkish TV show "Dirilis Ertugrul" https://t.co/dX2crj2dDH pic.twitter.com/XOpRQ6mYJV
— Anadolu English (@anadoluagency) July 11, 2018
Para evitar la censura de sus libretos, muchos productores han puesto la vista en las plataformas digitales, que les permiten una mayor libertad. En los primeros diez minutos de Atiye -segunda producci¨®n original de Netflix Turqu¨ªa, que combina la fantas¨ªa, el misterio y el t¨ªpico tri¨¢ngulo amoroso de los culebrones turcos- aparece un hombre haci¨¦ndole sexo oral a una mujer, y otra presume de acostarse con una pareja diferente cada semana, todo ello con copas de vino en la mano, algo que ser¨ªa impensable en una televisi¨®n turca en abierto. A causa de las escenas de sexo, Beren Saat, la actriz protagonista, recibi¨® un aluvi¨®n de cr¨ªticas del espectro m¨¢s conservador de las redes sociales, a lo que ella respondi¨®: ¡°Como pa¨ªs, deber¨ªamos superar la adolescencia y vivir de forma m¨¢s madura¡±.
S¨ª se van dando algunos t¨ªmidos pasos por romper ciertos tab¨²es. Sahsiyet afronta la desmemoria colectiva a trav¨¦s de un gui¨®n rompedor (recibi¨® un Emmy y se prepara una versi¨®n mexicana). O Babil, que toca el espinoso asunto de los funcionarios purgados.
¡°A veces tenemos que frenarnos, desde c¨®mo hablamos a c¨®mo nos vestimos o a lo que bebemos, por cuestiones de costumbre y tradici¨®n¡±, afirma la actriz Tuvana T¨¹rkay: ¡°Pero si tuvi¨¦ramos m¨¢s libertad para mostrar abiertamente lo que ocurren en nuestra sociedad, las series turcas tendr¨ªan a¨²n m¨¢s ¨¦xito. Y creo que, en alg¨²n momento, suceder¨¢¡±.
VI La taquilla:
LAS SERIES TURCAS COMO SOFT-POWER
Cuando G¨¹m¨¹s hizo furor en Oriente Pr¨®ximo, los due?os del palacete Mehmet Abu Efendi, donde se rod¨®, decidieron hacer caja y abrirlo a los turistas. Fue un ¨¦xito: hab¨ªa incluso quienes iban a visitarlo desde el aeropuerto con la maleta a cuestas. Desde entonces, el turismo ¨¢rabe se ha multiplicado por cinco.
¡°All¨¢ donde se venden series turcas se incrementa el inter¨¦s por la cultura, la lengua y el modo de vida turcos. En Latinoam¨¦rica crecen los grupos de fan en los que se habla de nuestro pa¨ªs y se da a conocer Turqu¨ªa¡±, asegura el ministro turco de Cultura y Turismo, Mehmet Nuri Ersoy, por correo electr¨®nico: ¡°Esto supone un gran valor a?adido para nuestra econom¨ªa¡±.
Desde que las series turcas entraron en Am¨¦rica Latina, los viajes a Turqu¨ªa han aumentado un 35%, principalmente de brasile?os, argentinos, colombianos y mexicanos. Las series se han convertido as¨ª en una pata m¨¢s de una diplomacia que conjuga la apertura de nuevas embajadas en regiones antes olvidadas por Turqu¨ªa, como Latinoam¨¦rica y ?frica, el establecimiento de conexiones a¨¦reas v¨ªa Turkish Airlines y la ayuda al desarrollo. ¡°Las series son un instrumento muy importante de nuestro soft-power, (¡) porque su popularidad contribuye a que se conozca m¨¢s nuestro pa¨ªs¡±, afirma el ministro. Incluso sirven para romper el hielo en conversaciones con representantes pol¨ªticos de otros pa¨ªses que visitan Turqu¨ªa.
Seg¨²n un estudio del think-tank TESEV en 2011, las telenovelas turcas contribuyeron a mejorar la percepci¨®n de Turqu¨ªa y a convertirla en referente de Oriente Pr¨®ximo, ayudada por el hecho de que la industria televisiva de sus competidores, Siria y Egipto, ha sufrido por la guerra y el conflicto pol¨ªtico. Igual ha ocurrido en los Balcanes, que fueron parte del Imperio otomano y tradicionalmente hab¨ªan mirado con suspicacia a Turqu¨ªa, pero donde el inter¨¦s por lo turco se ha incrementado gracias a las series.
Este orden de cosas no gusta a todos. La conservadora Iglesia Ortodoxa de Grecia ha criticado que haya tantas telenovelas turcas en los canales griegos. ¡°Estamos diciendo que nos rendimos¡±, afirm¨® en 2012 el obispo Anthimos de Sal¨®nica respecto al ¨¦xito de El sult¨¢n, vista por uno de cada diez griegos.
En los pa¨ªses ¨¢rabes, algunos pensadores nacionalistas e islamistas han criticado la penetraci¨®n de las series turcas como una forma de ¡°imperialismo cultural¡± no muy diferente del estadounidense. En 2018, la cadena saud¨ª-emirat¨ª MBC, que emite para todo Oriente Pr¨®ximo, decidi¨® eliminar de su cat¨¢logo las series turcas, en medio de la pugna por la influencia regional entre Ankara y Riad. Y este febrero, las autoridades religiosas de Egipto emitieron una fatua contra las series turcas: son parte de un plan ¡°colonizador¡± de Erdogan para extender su ¡°esfera de influencia¡±, denunciaron. ¡°Turqu¨ªa es un pa¨ªs musulm¨¢n y laico con una vida social relativamente moderna. Esto lo muestran las series y pone a los reg¨ªmenes ¨¢rabes en una situaci¨®n inc¨®moda, pues creen que es un mal ejemplo para su pueblo¡±, considera el analista pol¨ªtico Murat Yetkin.
Hay proyectos para seguir extendiendo la industria turca y su influencia. El promotor Ahmet San est¨¢ inmerso en la construcci¨®n de los estudios Midwood, y pretende que sean los m¨¢s grandes de Europa para, adem¨¢s de telenovelas locales, atraer grandes rodajes internacionales. Su objetivo es convertir Turqu¨ªa en una nueva potencia del cine y las series que transformen su imagen. Poco a poco lo van consiguiendo: ¡°Ahora, cuando se habla de Turqu¨ªa no se habla de atentados terroristas, sino de sus series y actores¡±. Bueno, y tambi¨¦n de los implantes capilares.