Brecha generacional
Los poderes p¨²blicos han olvidado las necesidades de los m¨¢s j¨®venes
La crisis econ¨®mica y la evoluci¨®n social de los ¨²ltimos a?os han creado en Espa?a una brecha generacional que est¨¢ teniendo ya importantes repercusiones y que debemos afrontar con urgencia si no queremos que marque negativamente el futuro del pa¨ªs. Tras varias generaciones de fuerte progreso social y material, por primera vez la llamada generaci¨®n de los millennials vive en peores condiciones que sus padres y tiene grandes dificultades para labrarse un futuro. La extensi¨®n de la educaci¨®n y la modernizaci¨®n econ¨®mica impulsaron a partir de los a?os sesenta un fuerte crecimiento econ¨®mico y una transformaci¨®n que culmin¨® con la Transici¨®n y un profund¨ªsimo cambio social. Espa?a pas¨® de ser un pa¨ªs atrasado a convertirse en una sociedad moderna y din¨¢mica, homologable en sus logros y pretensiones a las m¨¢s avanzadas de Europa.
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Los j¨®venes que ahora tienen menos de 40 a?os han nacido en democracia, as¨ª que carecen de esas referencias. Pertenecen a las generaciones mejor preparadas de la historia, pero han visto c¨®mo la grave crisis econ¨®mica que estall¨® en 2008 no solo ha parado en seco el ascensor social, sino que les ha golpeado en mayor medida que a los mayores. Transcurridos los a?os, la recesi¨®n, les dicen, ha llegado a su fin y, sin embargo, su situaci¨®n no mejora. La tasa de paro juvenil sigue siendo muy alta y los que trabajan han de soportar altas cotas de precariedad. Todav¨ªa en 2015, con un crecimiento del PIB del 3,2%, los salarios de los menores de 39 a?os continuaron devalu¨¢ndose, a diferencia de las franjas de mayor edad. Estas han resistido mejor a la crisis y su mejor posici¨®n relativa ha llevado incluso a invertir el sentido de la solidaridad intergeneracional: ahora son los mayores los que ayudan a los j¨®venes.
La brecha se refleja tambi¨¦n en las posiciones pol¨ªticas. Hasta 2011, la edad no serv¨ªa para predecir el voto. Los grandes partidos ten¨ªan un apoyo similar en todos los grupos de edad. Pero ahora se observa un voto diferencial: los m¨¢s j¨®venes apoyan m¨¢s a los partidos nuevos, mientras que PSOE y PP se nutren fundamentalmente del electorado de mayor edad. Los j¨®venes -objetivo predilecto de la demagogia creciente- son muy cr¨ªticos con el funcionamiento de las instituciones, la democracia y la econom¨ªa de mercado; algunos incluso cuestionan la herencia de la Transici¨®n. Es algo que debe ser motivo de preocupaci¨®n para todos. No basta consolarse con la evidencia de que algunos pol¨ªticos irresponsables predican la destrucci¨®n del pasado como ¨²nica forma de acceder al futuro. La Transici¨®n es la obra de una generaci¨®n que luch¨® y logr¨® sus objetivos: consolidar la democracia, modernizar el pa¨ªs y sentar las bases de un progreso econ¨®mico sostenido. Fruto del ¨¦xito de esas pol¨ªticas es el Estado de bienestar que ha permitido a los m¨¢s vulnerables resistir la crisis. Toca ahora reconocer que existe una brecha generacional y aplicar las pol¨ªticas que permitan cerrarla. Para ello hay que actuar sobre los factores que inciden en la situaci¨®n de los j¨®venes: pol¨ªticas que terminen con la precariedad y garanticen su acceso a la vivienda y a un empleo en condiciones dignas. Hay que celebrar por ello que los j¨®venes est¨¦n tomando el tim¨®n de su destino, participando en pol¨ªtica y contribuyendo as¨ª a definir los cambios que el pa¨ªs precisa.
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