El ?arte? de los videojuegos asalta el Thyssen
El museo madrile?o es el ¨²ltimo en tratar el ocio interactivo con una discusi¨®n de primer nivel sobre el d¨¦cimo arte
El 13 de abril se inaugur¨® en el madrile?o centro comercial Moda Shopping la exposici¨®n Game over, historia de la consola (hasta el 31 de mayo), que radiograf¨ªa la historia de los videojuegos de sobremesa a trav¨¦s de 150 piezas que forman un recorrido por los modelos y marcas m¨¢s destacados de las d¨¦cadas de los 60, 70, 80 y 90. Los d¨ªas 13 y 14, en L¡¯Hospitalet de Llobregat, volvi¨®, cuatro a?os despu¨¦s de su ¨²ltima exhibici¨®n, Retrobarcelona, la mayor feria sin ¨¢nimo de lucro ...
El 13 de abril se inaugur¨® en el madrile?o centro comercial Moda Shopping la exposici¨®n Game over, historia de la consola (hasta el 31 de mayo), que radiograf¨ªa la historia de los videojuegos de sobremesa a trav¨¦s de 150 piezas que forman un recorrido por los modelos y marcas m¨¢s destacados de las d¨¦cadas de los 60, 70, 80 y 90. Los d¨ªas 13 y 14, en L¡¯Hospitalet de Llobregat, volvi¨®, cuatro a?os despu¨¦s de su ¨²ltima exhibici¨®n, Retrobarcelona, la mayor feria sin ¨¢nimo de lucro dedicado a la tecnolog¨ªa y al videojuego cl¨¢sico.
Son dos ejemplos entre muchos de c¨®mo la parte expositiva de los videojuegos coloniza espacios de visibilidad. Es una corriente que viene m¨¢s lejos de lo que la gente cree (en los ochenta el Smithsonian de Washington ya comenz¨® a exhibir videojuegos), que alcanz¨® su c¨¦nit a partir de 2012, con la decisi¨®n del MoMA de Nueva York de incluir 14 videojuegos en su colecci¨®n permanente, y que la semana pasada dio otro paso con la celebraci¨®n, en el madrile?o Museo Thyssen, de la charla Videojuegos, el d¨¦cimo arte.
El evento fue organizado por el Thyssen-Bornemisza y el Museo del Videojuego OXO de M¨¢laga, presentado por el director cultural del centro andaluz, Santiago Bustamante, y cont¨® con la colaboraci¨®n de Nintendo (la percha de actualidad era la inminente llegada del nuevo Zelda, el Tears of The Kingdom). El t¨ªtulo no dejaba lugar a dudas sobre el lugar que, tras las artes can¨®nicas (arquitectura, escultura, danza, m¨²sica, pintura, literatura) y las consolidadas (cine, fotograf¨ªa, c¨®mic), ocupa en el mundo de la creaci¨®n el videojuego.
Aunque las obras de varios de los ponentes eran ajenas al arte interactivo en s¨ª, el plantel fung¨ªa de cat¨¢logo de todas las caras del poliedro del videojuego: el escritor Juan G¨®mez-Jurado (la parte narrativa); la ilustradora Ana Oncina (el aspecto visual); la presidenta de DEV Valeria Castro (la industria) y el director del ¨¢rea de educaci¨®n del Thyssen, Rufino Ferreras (el potencial pedag¨®gico del medio). Se dispar¨® en todas direcciones, empezando por la pol¨¦mica y subjetiva definici¨®n del propio concepto de arte. Oncina habl¨® del concepto wagneriano, de c¨®mo el videojuego es ¡°el arte que a¨²na todas las artes: dise?o, narrativa, m¨²sica¡¡±. Para Castro, seg¨²n dijo, el arte siempre fue lo que pod¨ªa crear de cero para expresarme a m¨ª misma. G¨®mez-Jurado, con su camiseta de Zelda, habl¨® del arte como traslaci¨®n a un formato expresivo de la experiencia humana. ¡°No todos los videojuegos son arte, como no todas las pel¨ªculas o libros lo son¡±, puntualiz¨®. Ferreras, a su vez, se?al¨® el enorme impacto del videojuego como producto cultural y la inevitabilidad de su inclusi¨®n en museos y exposiciones. ¡°El arte es todo lo que los hombres llaman arte¡±, dijo, recordando la m¨¢xima de Formaggio. A efectos pr¨¢cticos, en Espa?a se considera a los videojuegos un producto cultural desde 2008, como record¨® Bustamante.
Pero hubo m¨¢s. Mucho m¨¢s. Loas a Zelda. La infecci¨®n de productos interactivos en los museos, disquisiciones sobre el ego de los artistas, recuerdos de Mario 64, la experiencia art¨ªstica como mella en la experiencia personal (vale decir, en el alma) de los creadores, el nombre de Hideo Kojima, la tozudez creativa de los desarrolladores de videojuegos, el uso de obras interactivas en el futuro de la educaci¨®n. El ingente n¨²mero de papers cient¨ªficos sobre el medio que, a la chita callando, crece cada d¨ªa sin hacer demasiado ruido.
La discusi¨®n del otro d¨ªa, en cierta manera, cerr¨® un c¨ªrculo. En 2014, Santiago Bustamante ya hizo un programa, precisamente en el Thyssen, cuyo leitmotiv era similar: ?Son los videojuegos arte? Entre aquella charla de 2014 y esta de 2023 media una p¨¦rdida ortogr¨¢fica que funciona como rito de paso: a la criatura surgida del matrimonio entre museos y videojuegos se le han ca¨ªdo las interrogaciones como si fueran los dientes de leche. Ya queda superada la pregunta. Ahora, a por la siguiente pantalla.
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