Maestra, de luz o con forma de llave: la importancia capital de las espadas digitales
Esta arma ha sido un icono en el mundo de los videojuegos, donde su uso ha propiciado tambi¨¦n saltos t¨¦cnicos
Casi desde su nacimiento, la espada ha sido un elemento troncal en el imaginario de los videojuegos. La espada como s¨ªmbolo de la fantas¨ªa, como ariete contra la oscuridad. La espada cristaliza la esencia de los juegos de acci¨®n que se basan en el combate cuerpo a cuerpo (la otra mitad de los juegos de acci¨®n se basan en el combate con armas de fuego). Pero lo interesante de esa herramienta, m¨¢s all¨¢ de lo que supone en un determinado juego, es su significado como galvanizador tecnol¨®gico. Es decir, como herramienta no solo dentro de la obra sino tambi¨¦n fuera, como trampol¨ªn tecnol¨®gico y est¨¦tico.
Expliqu¨¦moslo mejor. Dec¨ªamos que la otra mitad de los juegos de acci¨®n son los de disparos, que se basan en el ataque a distancia. En esos juegos la mec¨¢nica b¨¢sica es el apuntado, y la animaci¨®n que nos llega es la de la v¨ªctima (la gran mayor¨ªa de estos juegos son en primera persona, por lo que no vemos a nuestro personaje; o bien vemos solo su espalda, que no se inmuta). En los juegos de espada, no: debemos ver los movimientos de nuestro protagonista, con el que nos identificamos mejor; debemos ver sus ataques con todo su cuerpo, su forma de moverse y sus expresiones al blandir el filo. Es decir, si en un juego tenemos una espada, eso requiere no solo otro plano mental sino otra concepci¨®n est¨¦tica.
Adem¨¢s, est¨¢ el plano tecnol¨®gico. A lo largo de los a?os ha habido experimentos para trasladar el movimiento de nuestra mano a la pantalla. Ya sea con los mandos de las Nintendo Wii y Switch, el Move Controller de Sony o los mandos de las diferentes gafas de Realidad Virtual, han sido numerosas las veces en que la forma (el control tecnol¨®gico) intent¨® acercarse al fondo (la historia de espadas del juego en cuesti¨®n) para ir un paso m¨¢s all¨¢ en el desarrollo de una nueva caligraf¨ªa interactiva.
Por ¨²ltimo, est¨¢ la parte narrativa: la importancia de la espada dentro de la historia que nos cuentan. Dentro del mundo de los videojuegos, espadas hay muchas, y muy ic¨®nicas: est¨¢ la Masamune de Sephirot (Final Fantasy VII), la Llave Espada de Sora (Kingdom Hearts), Las Espadas del Kaos de Kratos (God of War) o la Espada de Energ¨ªa de Halo. Pero de todas ellas, si hay una espada surgida del mundo de los videojuegos que se lleva la palma, esa es la Espada Maestra de la saga The Legend of Zelda. Y si hay una espada ajena a los videojuegos pero que ha llegado a ellos a trav¨¦s de colonizar la entera cultura popular, esa es la espada de luz de Star Wars: el sable l¨¢ser jedi. Ambas han sido capitales en el desarrollo de la tecnolog¨ªa de traslaci¨®n de movimiento. La de luz, en experiencias realidad virtual como Vader o el Tales from the Galaxy¡¯s Edge. Y, bueno, Beat Saber, en la que hacemos m¨²sica a lo Guitar Hero cortando las notas que nos llegan en el aire con lo que es a todas luces un sable de luz encubierto.
Ambas, tambi¨¦n, han tenido una importancia capital en el imaginario de la cultura popular y ambas est¨¢n de enhorabuena porque han vuelto a la palestra. La Maestra, con el Tears of The kingdom (lanzado al mercado el pasado viernes), la ¨²ltima entrega de la saga Zelda, de la que pronto hablaremos con la profundidad que merece un serio candidato a Juego del A?o. Y la de luz, con el lanzamiento del Star Wars Jedi: Survivor el 28 de abril. Es de la franquicia gal¨¢ctica es un juego estupendo, y no exageramos si decimos que es el mejor juego de Star Wars de los ¨²ltimos (?10? ?15?) a?os. Todo lo que hac¨ªa bien Star Wars Jedi: Fallen Order (2019) lo hace mejor esta secuela: jugabilidad, exploraci¨®n (los mundos son rid¨ªculamente enormes), el combate, la historia (mejor dicho, los giros de esa historia). En un momento de cambio en las franquicias de la cultura popular, los videojuegos vuelven a demostrar (en este caso con Star Wars) que son extremadamente importantes para la estrategia transmedia de las marcas. Casi tanto como lo son las espadas a la hora de vencer al mal.
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