Venezuela florece en el abismo: la literatura al otro lado del chavismo
La nueva literatura venezolana se escribe en Nueva York, M¨¦xico o Madrid. El Premio Cervantes a Rafael Cadenas, sumado al ¨¦xito de autores como Karina Sainz Borgo y Rodrigo Blanco Calder¨®n, apuntala una literatura que, debilitada por la situaci¨®n pol¨ªtica, empieza a expandir sus fronteras lejos de Caracas
No es f¨¢cil cruzarse con Jorge Rodr¨ªguez, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, pero quienes lo han hecho dicen que siempre tiene a mano un libro para ofrecer de regalo. No uno del poeta Rafael Cadenas, ¨²ltimo premio Cervantes, ni de la novelista Victoria de Stefano, sino uno escrito por ¨¦l mismo. El chavismo tiene el don de engullirlo todo desde hace dos d¨¦cadas, de expulsar a sus ciudadanos en una di¨¢spora infinita, de acabar con la econom¨ªa, con la esperanza de su gente y hasta con el papel de los libros ¡ªmenos el de los poemarios de Rodr¨ªguez¡ª. Es dif¨ªcil escapar a esa voracidad infinita como lo hace con ¨¦xito hoy en d¨ªa una literatura venezolana que se escribe en el mundo entero, sin fronteras de por medio. Una literatura que se mira a s¨ª misma y mira hacia afuera y crea obras que exportan Venezuela como nunca hab¨ªa ocurrido antes.
Un n¨²mero important¨ªsimo de escritores se ha instalado fuera del pa¨ªs, en Espa?a, M¨¦xico, Estados Unidos, Argentina y Chile, principalmente, pero tambi¨¦n en Jap¨®n, Israel, Hungr¨ªa y Noruega. ¡°Estamos por todas partes¡±, dice Rodrigo Blanco Calder¨®n, seguramente el novelista venezolano m¨¢s prometedor de la nueva generaci¨®n. Desde su ventana, Blanco Calder¨®n ve la Alameda de Col¨®n y, al final, centelleante, el puerto de M¨¢laga. El resultado es un solapamiento cultural de muchos de los autores. Una mirada sobre Venezuela a la que se le agregan otras culturas. ¡°Es un fen¨®meno apasionante¡±, se emociona Gustavo Guerrero, ensayista y poeta, ganador del Premio Anagrama de Ensayo, que vive en Francia, donde es director literario de la editorial Gallimard para la lengua espa?ola. Considera que la venezolana es una de las literaturas m¨¢s cosmopolitas que hay ahora mismo y que cuenta con m¨¢s intensidad y mejor aliento el fen¨®meno de los Estados fallidos y las migraciones, dos de los grandes asuntos del mundo contempor¨¢neo.
Ese cosmopolitismo lo reivindic¨® este a?o Cadenas (Barquisimeto, 1930) al recoger el Cervantes. Esa visi¨®n amplia del mundo no ha dejado de crecer. Hace unos meses se subi¨® a la red una cartograf¨ªa digital, llamada Mapa Glocal de la Literatura Venezolana. Su autor, Alirio Fern¨¢ndez Rodr¨ªguez, muestra una proyecci¨®n del canon literario venezolano, donde se ve claramente la dispersi¨®n de los escritores. Fern¨¢ndez Rodr¨ªguez se?ala que esta glocalizaci¨®n constata ¡°el car¨¢cter de una ¨²nica literatura venezolana¡±. No dos ni tres.
Karina Sainz Borgo (Caracas, 1982), autora del fen¨®meno editorial La hija de la espa?ola, desciende de este h¨ªbrido cultural. ¡°La literatura venezolana se ha reencontrado en el desplazamiento¡±, afirma. El cisma social y cultural que represent¨® la llegada de Hugo Ch¨¢vez al poder y que contin¨²a hoy con su sucesor, Nicol¨¢s Maduro, dej¨® muchas secuelas. Sainz Borgo sostiene que desde ese trauma los narradores tuvieron la necesidad de explicar lo que hab¨ªa pasado.
Antes de la llegada de Ch¨¢vez, la industria editorial depend¨ªa mayoritariamente del Estado. Hab¨ªa grandes premios gubernamentales como el R¨®mulo Gallegos, concedido en sus primeras ediciones a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, y editoriales sin ¨¢nimo de lucro como Monte ?vila. Un aspirante a escritor pod¨ªa moverse en ese c¨ªrculo y publicar con cierta facilidad su obra. Pero al solaparse ideolog¨ªa y pol¨ªticas p¨²blicas, recuerda Sainz Borgo, lo que se llam¨® la revoluci¨®n cultural chavista, se despedaz¨® toda la cadena del libro y por primera vez los autores venezolanos se vieron obligados a salir del pa¨ªs.
Es el caso de los poetas como Santiago Acosta (Nueva York), Adalber Salas (Ciudad de M¨¦xico) o Alejandro Castro (Nueva York). Y narradores como Keila Vall de la Ville (Nueva York), Juan Carlos M¨¦ndez Gu¨¦dez (Madrid), Israel Centeno (Pittsburgh), Ibsen Mart¨ªnez (Bogot¨¢), Michelle Roche (Madrid) y Miguel G¨®mes (Connecticut), entre muchos otros.
Los nacidos en los ochenta, como Sainz Borgo y Rodrigo Blanco, no conocieron un pa¨ªs en calma y eso determin¨® su forma de mirar. ¡°La escritura como una forma de resistencia, de belleza. La ¨²nica forma de llevar esto es escribiendo¡±, dice ella. ¡°Es muy dif¨ªcil sustraerse al enfrentamiento pol¨ªtico. En mis libros de cuentos, escritos en 2005, 2007 y 2011, el enfrentamiento pol¨ªtico est¨¢ ah¨ª, la violencia en Caracas, el conflicto entre chavismo y antichavismo¡±, dice ¨¦l.
Pronto veremos novelas o poemarios venezolanos escritos en franc¨¦s, ingl¨¦s, portugu¨¦s o italiano. Lo asegura Ricardo Ram¨ªrez, quien tiene la literatura nacional en la cabeza. Dirige la Poeteca, uno de los pocos espacios intelectuales que resisten en el pa¨ªs, donde se trabaja en la promoci¨®n de la lectura y la escritura de poes¨ªa a trav¨¦s de una sala de lectura con cerca de 10.000 t¨ªtulos, y tambi¨¦n con diplomados, talleres y una editorial que ha publicado 15 t¨ªtulos. La Poeteca otorga el Concurso de Poes¨ªa Joven Rafael Cadenas, que va por su octava edici¨®n.
Ram¨ªrez se?ala que la carta de presentaci¨®n de la literatura venezolana son los poetas Rafael Cadenas, Yolanda Pantin (Caracas, 1954) e Igor Barreto (San Fernando de Apure, 1952). Y en la narrativa detecta otros tres destacados: Victoria de Stefano, que acaba de fallecer, publicada en Espa?a por Candaya, una autora en el registro de Clarice Lispector; Jos¨¦ Balza, un escritor que viene trabajando desde los a?os setenta su obra a trav¨¦s de novelas y ejercicios narrativos, y Ana Teresa Torres, analista, novelista, ensayista, premio Anna Seghers. ¡°Para m¨ª, ellos vienen siendo la sant¨ªsima trinidad de la narrativa venezolana en estos momentos¡±, pontifica Ram¨ªrez.
Leer en su pa¨ªs a los autores venezolanos que escriben por el mundo no es sencillo. Muchos de ellos no han logrado insertarse en el mercado local al que pertenecen. Los que lo han conseguido tienen tirada en mercados como el espa?ol, pero dif¨ªcilmente llegan a ser distribuidos en Caracas, se lamenta Ram¨ªrez, que resalta las dificultades con las que cuentan los escritores locales para desarrollar su proyecto narrativo. Le parece que los que lo hacen desde fuera tienen mayores oportunidades. En casa, sobre todo, prima la supervivencia. ¡°Es importante articular esta idea de que la literatura venezolana es un ¨¢rbol con muchas ramas y que las ra¨ªces est¨¢n en el territorio¡±, agrega.
Pero no necesariamente se escribe solo sobre temas que tengan que ver con el chavismo. Unos se lanzan a contar el trauma venezolano, pero otros sencillamente se abstraen y acometen sus proyectos narrativos con mucha libertad, sin determinismos. Ponen sobre la mesa escenarios dist¨®picos, donde se aborda la decadencia desde otros ¨¢ngulos. Lo hace, enumera Ram¨ªrez, Keila Vall, Rubi Guerra, Luis Carlos Azuaje, Carolina Lozada, de Stefano, Balza, Silda Cordoliani, Gustavo Valle y Jacobo Villalobos, entre otros. Son de los que piensan que el periodismo y la historia ya han abordado suficientemente el sue?o socialista truncado.
El inter¨¦s por lo que escriben los autores venezolanos en el ¨¢mbito hispanoamericano, sin embargo, siempre ha sido relativamente moderado. Antes de la ola actual, hacia finales del siglo XX, adem¨¢s de algunos autores cl¨¢sicos de la narrativa continental, como R¨®mulo Gallegos y Arturo Uslar Pietri (premio Pr¨ªncipe de Asturias 1989), en las librer¨ªas espa?olas solo se encontraba Adriano Gonz¨¢lez Le¨®n como un autor referencial. El anhelado bum internacional de las letras venezolanas no ha terminado de concretarse. ¡°Falta la obra cumbre. Una que pueda emancipar a toda nuestra narrativa. Todav¨ªa no tenemos autores de culto, salvo quiz¨¢s R¨®mulo Gallegos¡±, sostiene el cr¨ªtico literario Carlos Sandoval. ¡°Mi hip¨®tesis es que no hemos tenido un acompa?amiento cr¨ªtico que nos permita identificar aciertos y fallas, como s¨ª lo hay en otros pa¨ªses latinoamericanos que tienen mayor tradici¨®n de cr¨ªtica literaria¡±.
La poes¨ªa venezolana, como contrapunto, parece estar madura para un crossover definitivo. Al obtener el Premio Federico Garc¨ªa Lorca por su trayectoria literaria en 2020, Pantin declar¨® que ¡°la poes¨ªa que se hace en Venezuela est¨¢ a la vanguardia de Am¨¦rica Latina¡±, una frase que gener¨® algunos comentarios discrepantes. ¡°Estoy de acuerdo con esa apreciaci¨®n. Es una l¨ªrica exportable y traducible, de lo mejor que se est¨¢ haciendo en castellano¡±, afirma Sandoval. Los reconocimientos a Rafael Cadenas, afirma, podr¨ªan volver a apalancar la proyecci¨®n de otras figuras de renombre.
¡°Pasar¨¢n a?os antes de poder reconstruir lo que existi¨® antes de Ch¨¢vez¡±, dice Gustavo Guerrero
En el interior, la industria del libro est¨¢ muy disminuida. ¡°Por razones obvias; las ventas son bajas y los objetivos de las editoriales del Estado (Monte ?vila Editores y la Biblioteca Ayacucho) se han desdibujado¡±, afirma Diajanida Hern¨¢ndez, cr¨ªtica y profesora de la Escuela de Letras de la UCV. El sector se ha reducido en un 80% desde 2013 por la crisis, que poco ha sentido la mejora econ¨®mica que hubo el a?o pasado, un breve esplendor que solo ha alcanzado a grupos muy privilegiados de empresarios cercanos al poder. ¡°El chavismo, que es un arte de hacer ruinas, como dir¨ªa Jos¨¦ Antonio Ponte, devast¨® el campo literario venezolano: las editoriales, las librer¨ªas, las revistas literarias, los talleres de escritura, los premios¡±, explica Guerrero, de Gallimard. ¡°Pasar¨¢n muchos a?os antes de que se pueda reconstruir lo que existi¨® antes de la llegada de Hugo Ch¨¢vez al poder¡±.
En la librer¨ªa El Busc¨®n, en Caracas, cada d¨ªa reciben al menos cinco ofrecimientos de bibliotecas privadas. La gente emigra y deja atr¨¢s sus libros ¡ªse calcula que m¨¢s de seis millones de venezolanos se han ido al extranjero¡ª. Hace 19 a?os, Katyna Henr¨ªquez y sus socios hicieron una apuesta arriesgada por un negocio de libros raros, primeras ediciones, t¨ªtulos agotados y joyas venezolanas que circu?lan en el mercado de segunda mano. Su librer¨ªa queda en un concurrido espacio cultural ubicado dentro de un centro comercial en la zona de Las Mercedes, donde fulgura un auge de torres empresariales, casinos, restaurantes y concesionarios de autos de lujos. Hoy, la venta de libros usados es casi el ¨²nico salvavidas que queda al mercado de librer¨ªas, en un pa¨ªs que se ha quedado seco de editoriales y del que las grandes transnacionales del libro como Planeta o Random House se fueron hace varios a?os, como muchas otras empresas.
Hubo un tiempo mejor en el que Venezuela exportaba ejemplares a otros pa¨ªses. Hasta 2012, la venta del libro fue un negocio relativamente pr¨®spero. Fuentes editoriales locales aseguran que, en un a?o como 2006, las ventas de ciertos t¨ªtulos comerciales llegaron a superar a las de Colombia, uno de los epicentros de la actividad literaria en la regi¨®n y donde recalaron las grandes editoriales que antes llevaban el negocio de la regi¨®n desde Venezuela. La crisis provoc¨® la quiebra del pa¨ªs entero. Millones de d¨®lares se perdieron en las manos de la burocracia oficial en operaciones de corrupci¨®n, burlando las tasas oficiales del d¨®lar, y esto provoc¨®, entre otras cosas, una grave escasez de papel a nivel nacional, cuya obtenci¨®n depend¨ªa entonces de la autorizaci¨®n oficial. Esta cat¨¢strofe se trag¨® a la prensa escrita y los libros. El consumo de bienes culturales se vino abajo.
Las editoriales que sobrevivieron a la hecatombe se recuperan ahora muy lentamente. Para muchos autores locales es complejo publicar por la escasez de recursos. ¡°Comienza a ser com¨²n que algunos fondos nacionales tengan doble o triple sede, como Ekar¨¦ (Venezuela, Chile y Espa?a), Libros de Fuego (Venezuela y Colombia), Kalathos (Venezuela y Espa?a), Casajena (Venezuela y Chile), Los Cuadernos del Destierro (Venezuela y Argentina) o El Taller Blanco (Venezuela y Colombia)¡±, relata Hern¨¢ndez. Se mantienen, batallando contra la adversidad, editoriales de cierta tradici¨®n entre el p¨²blico, como Oscar Todtmann, Eclepsidra, Dahbar, Alfa, la Fundaci¨®n para la Cultura Urbana, ABediciones o Monroy Editor. Los premios de poes¨ªa y literatura empiezan a ser convocados de nuevo.
Carlos Sandoval: ¡°Somos duros enjuiciando nuestras obras. En eso deber¨ªamos ser m¨¢s argentinos¡±
¡°Estamos escribiendo para autores sin mercado en medio de la crisis del pa¨ªs, y eso es una tragedia,¡± afirma el escritor Alberto Barrera Tyszka, que tuvo un ¨¦xito fulgurante con Patria o muerte, que narra los ¨²ltimos d¨ªas antes de su muerte de Ch¨¢vez en La Habana y, en paralelo, lo que ocurre en una casa ocupada por los chavistas en Caracas. ¡°Para un escritor venezolano no es nada sencillo abrirse paso en pa¨ªses como M¨¦xico o Espa?a. El solo hecho de ser venezolano, en ocasiones, es parte del problema. Te hacen caso, pero te hacen menos caso. Te dicen: el problema es que no tienes mercado¡±.
Sandoval sostiene que a eso se suma que la cr¨ªtica dentro del pa¨ªs es despiadada. ¡°Pienso que en Venezuela hay, en este orden, grandes poetas, excelentes ensayistas y muy buenos narradores. Lo que ocurre es que internamente no se aprecia lo que hacen¡±, asegura. ¡°Somos muy duros enjuiciando nuestras obras, y ah¨ª est¨¢ la falta de la orientaci¨®n de la cr¨ªtica local. En eso deber¨ªamos ser un poco m¨¢s argentinos, valorar m¨¢s lo que hacemos¡±. Ajenos al ruido, frente a sus ordenadores, los escritores venezolanos contin¨²an tecleando sus historias. Desde Maracaibo u Oslo construyen la literatura venezolana actual.
Florecemos en un abismo
FCE Espa?a, 2023
200 p¨¢ginas. 23 euros
El verano duele m¨¢s?
Editorial Egales, 2023
240 p¨¢ginas, 19,95 euros
La isla del doctor Schubert
Lumen, 2023
152 p¨¢ginas. 17 euros
Ante el jurado
Pre-Textos, 2022
252 p¨¢ginas. 22 euros
Percusi¨®n
C¨¢tedra, 2022
344 p¨¢ginas. 17,50 euros
El porvenir. Diarios 2015-2020
Editorial Libros del Fuego, 2023
En Espa?a a partir de agosto
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.