La soledad por el cierre de las librer¨ªas en Caracas y los libros que no emigran
Cerca del 75% de las tiendas de libros de Venezuela han cerrado por la crisis. El mercado de segunda mano crece con los que se van del pa¨ªs y dejan sus bibliotecas
Los lectores emigran, pero sus libros no. En la librer¨ªa El Busc¨®n, en Caracas, cada d¨ªa reciben al menos cinco ofrecimientos de bibliotecas. Hace 19 a?os Katyna Henr¨ªquez y sus socios hicieron una apuesta arriesgada por un negocio de libros raros, primeras ediciones, t¨ªtulos agotados y joyas venezolanas que circulan en el mercado de segunda mano. Hoy es este casi el ¨²nico salvavidas que queda al mercado de librer¨ªas, en un pa¨ªs que se ha quedado seco de editoriales y del que las grandes transnacionales del libro como Planeta o Random House levantaron velas hace varios a?os como muchas otras empresas.
¡°La di¨¢spora de alguna manera nos ha alimentado, pero de una forma agria. Porque la familia que viene a ofrecerte tu biblioteca, despu¨¦s de haber vendido la nevera y los carros, es una familia que nos deja y nos vamos quedando solos¡±, comenta Henr¨ªquez, experimentada editora y librera. Su librer¨ªa queda en un concurrido espacio cultural ubicado dentro de un centro comercial en la zona de Las Mercedes, donde fulgura un auge de torres empresariales, casinos restaurantes y concesionarios de autos de lujos. Con todo, El Busc¨®n resiste. ¡°El 80% de lo que recibo es de gente que se va y ya no tengo casi espacio. Muchos traen sus libros como si los dejaran en un orfanato¡±.
Pero un piso m¨¢s arriba, la Librer¨ªa Alejandr¨ªa est¨¢ en liquidaci¨®n para cerrar definitivamente sus tres tiendas, dos en Caracas y una en M¨¦rida. ¡°La situaci¨®n econ¨®mica que vive el pa¨ªs es alarmante, la gente solo tiene para consumir los art¨ªculos de primera necesidad, y nuestro gran nuestro p¨²blico est¨¢ en la di¨¢spora¡±, dice C¨¦sar Garc¨ªa, el actual due?o de la cadena, que asegura que los ¨²ltimos tres a?os se ha dedicado a subsidiarlas con sus otros negocios en el ¨¢rea de la impresi¨®n, tambi¨¦n golpeados por la crisis. Su inventario es una ciudad de 150.000 libros, pero las estanter¨ªas del lugar comienzan a verse vac¨ªas. ¡°Me ha sorprendido c¨®mo ha venido gente con la liquidaci¨®n, en la que tenemos los libros en tres o cinco d¨®lares. Todav¨ªa quedan lectores, pero no tienen c¨®mo pagar por un libro¡±.
La hiperinflaci¨®n de los libros
Hasta 2012, la venta del libro en Venezuela fue un negocio relativamente pr¨®spero. Fuentes editoriales locales aseguran que, en un a?o como 2006, las ventas de ciertos t¨ªtulos comerciales llegaron a superar a las de Colombia, uno de los epicentros de la actividad literaria en la regi¨®n y donde recalaron las grandes editoriales que antes llevaban el negocio de la regi¨®n desde Venezuela.
El arrase de la industria editorial del pa¨ªs se concret¨® con la crisis cambiaria de 2013, la misma que, a la larga, provoc¨® la quiebra del pa¨ªs entero. Millones de d¨®lares se perdieron en las manos de la burocracia oficial en operaciones de corrupci¨®n, burlando las tasas oficiales del d¨®lar, y esto provoc¨®, entre otras cosas, una grave escasez de papel a nivel nacional, cuya obtenci¨®n depend¨ªa entonces de la autorizaci¨®n oficial. Esta cat¨¢strofe se trag¨® a la prensa escrita. Ni la prensa ni los libros se han podido recuperar desde entonces. La descapitalizaci¨®n de las arcas nacionales produjo la hiperinflaci¨®n, y los sueldos de la poblaci¨®n quedaron triturados como nunca antes en m¨¢s de 100 a?os. Y as¨ª las ventas de libros y el consumo de bienes culturales se vinieron abajo.
¡°Adem¨¢s, a partir de 2013, el costo de los alquileres se dispar¨®. Mantener una librer¨ªa se hizo casi imposible¡±, relata Ulises Milla, propietario de la editorial Alfa, una de las m¨¢s importantes del pa¨ªs, y antiguo due?o de la cadena de librer¨ªas Alejandr¨ªa. ¡°La escasez de papel se agrav¨® en 2016. Las disposiciones oficiales dificultaron mucho la importaci¨®n de libros a partir de 2005. En este momento, los canales de producci¨®n y distribuci¨®n del libro est¨¢n rotos¡±. Desde 2013 hasta hoy, en medio del caos econ¨®mico de los a?os de Nicol¨¢s Maduro, fueron cerrando algunas de las librer¨ªas m¨¢s importantes y tradicionales de Caracas: las cadenas nacionales Las Novedades y la Librer¨ªa de Nacho; Noctua, Lugar Com¨²n, Monteavila, Libroria, Suma, ?lite, Lectura, Ludens, Templo Interno, La Casa del Libro. Algunas de estas contin¨²an vendiendo su cat¨¢logo de forma online. La cadena Tecni-Ciencia Libros conserva hoy seis de sus 12 sucursales nacionales.
El deslave se llev¨® tambi¨¦n a las librer¨ªas del chavismo, antes impulsadas vigorosamente a trav¨¦s de la cadena Librer¨ªas del Sur, especializada en t¨ªtulos y autores de izquierdas, y que ha visto reducir su red nacional a la mitad. Los fondos editoriales del Estado -Monteavila, Biblioteca Ayacucho, El Perro y la Rana, alguna vez a la vanguardia, tambi¨¦n se han debilitado. Solo se editan obras con un sesgo ideol¨®gico af¨ªn a los intereses del Gobierno. Este a?o, el oficialismo ha organizado de nuevo la Feria Internacional del Libro de Venezuela, Filven, con un formato m¨¢s modesto que en otras ¨¦pocas.
El librero Javier Marichal, que trabaja para la librer¨ªa Insomnia, calcula que en Caracas deben quedar abiertas unas 20 librer¨ªas y afirma que el panorama del resto del pa¨ªs, con algunas excepciones, es desolador. Hace al menos cinco a?os que no se organizan algunas de las ferias municipales y regionales con m¨¢s convocatoria. ¡°El trabajo de reconstrucci¨®n del mundo de los libros debe tener la vista en el mediano plazo¡±, afirma. ¡°El esfuerzo deber¨ªa estar centrado en proteger lo que est¨¢ vivo. Un libro en Venezuela puede estar cercano a los 40 d¨®lares. Poca gente puede en este momento pagarlo.¡± Marichal calcula que el pa¨ªs ha perdido al menos el 75% de las librer¨ªas que ten¨ªa.
Iniciativas en la crisis
Hay m¨¢s de siete millones de venezolanos afuera. La migraci¨®n tambi¨¦n ha estimulado iniciativas como las que impulsa Mariana Flores, que acaba de abrir un enorme espacio de intercambio y promoci¨®n de la lectura en una urbanizaci¨®n del este de Caracas bajo el nombre Fundaci¨®n MFM. Su colecci¨®n de libros usados se nutre de mudanzas y de librer¨ªas que cerraron. Al menos 10 compendios completos de las cl¨¢sicas enciclopedias Brit¨¢nica, Salvat y Barsa est¨¢n en su dep¨®sito. Este tipo de t¨ªtulos los distribuye en colegios de sectores populares sin bibliotecas o sin rotaci¨®n de t¨ªtulos. Adem¨¢s, la emprendedora est¨¢ dotando espacios de lectura en empresas para el beneficio de los trabajadores y cada 15 d¨ªas se mueve por parques de Caracas y entrega gratuitamente tres libros por persona. ¡°Mi objetivo es promover la lectura en f¨ªsico y entiendo que el precio de los libros puede ser costoso para muchos¡±, dice la contadora de profesi¨®n que inici¨® este camino hace tres a?os, en plena pandemia, cuando cre¨® un club de lectura con sus amigas.
Flores tiene a Peniel Pi?ero de librero, quien form¨® en la ya hace a?os cerrada Lectura, y tambi¨¦n bajo el puente de la avenida Fuerzas Armadas, una enorme feria callejera de libros de segunda mano con m¨¢s de 30 a?os de historia en Caracas donde creci¨®, pues su pap¨¢ tuvo un puesto all¨ª. ¡°Este negocio de segunda mano tambi¨¦n se vio impactado hace unos a?os, cuando ven¨ªan muchos compradores de Colombia a aprovechar el diferencial cambiario para llev¨¢rselos m¨¢s barato. Una gran cantidad de libros salieron as¨ª¡±, cuenta. Ahora, junto a un compa?ero hace b¨²squedas de bibliotecas donadas por las ma?anas en una peque?a camioneta y por las tardes atiende en esta especie de biblioteca p¨²blica a quienes van con un ejemplar que quieren cambiar por otro. Tienen p¨²blico, pero sin pol¨ªticas culturales para la promoci¨®n del libro, la lectura c¨®mo h¨¢bito puede desvanecerse. Un reciente estudio de la Universidad Cat¨®lica Andr¨¦s Bello aplic¨® 16.000 pruebas a estudiantes de bachillerato y encontr¨® que seis de cada 10 alumnos no ten¨ªan los conocimientos m¨ªnimos relacionados con la comprensi¨®n lectora y las habilidades gramaticales y verbales, que se cultivan precisamente leyendo.
¡°Algo parece estar roto, la gente ha perdido el inter¨¦s en comprar libros¡±, afirma Sergio Dahbar, propietario de la editorial Dahbar, especializada en libros de narrativa y periodismo. ¡°Se ha ido much¨ªsima gente del pa¨ªs, parte de la cual ten¨ªa la capacidad de compra. Las cosas no han mejorado mucho en la compra de libros digitales. La di¨¢spora tampoco est¨¢ comprando¡±.
Tanto Dahbar como Milla siguen publicando t¨ªtulos nuevos, y afirman que el volumen de ventas de este a?o ha mejorado t¨ªmidamente, por primera vez respecto a la ca¨ªda registrada desde 2014. Otras editoriales m¨¢s peque?as como Monroy, Toddman, Bid&Co, Eclepsidra o Dcir, producen unos pocos libros al a?o, que en este panorama es bastante. Marichal afirma que es un tema de prioridades. ¡°Aqu¨ª hay un debate que tenemos que dar, y la di¨¢spora debe estar incluida. Hay gente que es capaz de pagar 3.000 d¨®lares para ver a un reguetonero en la zona VIP de un concierto, pero nadie puede pagar 35 d¨®lares para leer un libro. As¨ª, es dif¨ªcil levantar¡±.
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