Las cr¨ªticas de teatro de la semana: Hip¨®lito encarnado en burro, Dimitris Papaioannou se desinfla y una ¡®Hedda Gabler¡¯ que no nos conecta con los dioses

Burro, con texto de ?lvaro Tato y direcci¨®n de Yayo C¨¢ceres, ofrece un paseo somero por la abundante literatura inspirada en el asno, el mejor sirviente del hombre (la amistad se queda para el perro) desde su domesticaci¨®n hace 6.000 a?os. ¡°No se corresponde el provecho obtenido del burro con la estigmatizaci¨®n de su casta, palpable en refranes, proverbios y dichos populares: sus explotadores le denigraron de la misma manera que se denigr¨® a la mano de obra esclava, para justificar el maltrato...

Burro, con texto de ?lvaro Tato y direcci¨®n de Yayo C¨¢ceres, ofrece un paseo somero por la abundante literatura inspirada en el asno, el mejor sirviente del hombre (la amistad se queda para el perro) desde su domesticaci¨®n hace 6.000 a?os. ¡°No se corresponde el provecho obtenido del burro con la estigmatizaci¨®n de su casta, palpable en refranes, proverbios y dichos populares: sus explotadores le denigraron de la misma manera que se denigr¨® a la mano de obra esclava, para justificar el maltrato que se le daba¡±, escribe Javier Vallejo en su rese?a de esta obra, que Carlos Hip¨®lito saca adelante con brillantez.

Otra obra destacada de la semana es la Hedda Gabler que ha montado ?lex Rigola. Un ejercicio de simplificaci¨®n del texto de Henrik Ibsen tan radical que descontextualiza y reduce la trama hasta dejarla en los huesos. ¡°Es una renuncia expresa a la ficci¨®n: el teatro no como espacio de evasi¨®n, sino como ¨¢gora para el encuentro y la reflexi¨®n colectiva¡±, afirma Raquel Vidales en su cr¨ªtica, de tal manera que esta versi¨®n no logra conectarnos con los dioses.

Por ¨²ltimo, en Babelia tambi¨¦n rese?amos Ink, la ¨²ltima obra del core¨®grafo de moda Dimitris Papaioannou. Seg¨²n explica Mercedes L. Caballero, el creador griego tambi¨¦n es artista pl¨¢stico y esta faceta es primordial y fagocitadora de todas sus obras y por eso en Ink no hay danza. ¡°La pieza acaba resultando una mera contemplaci¨®n que no termina de cuajar, porque el hast¨ªo de lo vacuo, a pesar del encanto de algunos instantes, la atraviesa¡±.

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