¡®La llamada¡¯, de Leila Guerriero: deslumbrante retrato de una v¨ªctima de la dictadura argentina que resucit¨®
La periodista rastrea la vida, la familia y el entorno de Silvia Labayru, secuestrada en 1976, que no ha renunciado al humor, al amor ni a la vitalidad
Este libro es hijo de la fascinaci¨®n obstinada e irremediable de una mujer (¡°brutal metej¨®n¡±, lo llama la autora) por la vida de otra mujer, diez a?os mayor, y con una experiencia excepcional de juventud, primera madurez, edad adulta y declive sin declive alguno. A Silvia Labayru la secuestr¨® en diciembre de 1976 la dictadura argentina con 19 a?os por montonera, hija de familia de abolengo militar, novia de montoneros y madre en la misma (prestigiosa) Escuela Superior de Mec¨¢nica de la Armada en la que entr¨® embarazada de cinco meses, el hoy centro de memoria en Buenos Aires pero entonces campo de concentraci¨®n del ej¨¦rcito donde se tortur¨® a los creyentes en la revoluci¨®n armada, casi todos de buena familia, como ella, pero tambi¨¦n a estudiantes, artistas y religiosos...
La historia es conocida porque Argentina lleva muchos a?os publicando libros, reportajes y documentales sobre la experiencia de la represi¨®n de la dictadura, pero este libro es otra cosa. Toma tierra en el impulso de la averiguaci¨®n de aquel trauma de un a?o y medio de secuestro pero se expande hacia una exploraci¨®n de la vida como negociaci¨®n con uno mismo y con los dem¨¢s sin destino prefijado, sin que nada predetermine el futuro, ni siquiera haber sido v¨ªctima de reiteradas violaciones dentro y fuera de la ESMA, ni siquiera haber parido a una ni?a que dejas de ver al cabo de una semana (entregada a los abuelos, esta vez, ins¨®litamente), mientras tus padres creen en realidad que est¨¢s muerta porque no saben nada de ti. Ni siquiera est¨¢ escrito nada cuando la liberaci¨®n te restituye a una vida compartida con otros exiliados argentinos en Espa?a, desde 1978, que una y otra vez te preguntan sospechosa y delatoramente: ¡°?Y t¨² por qu¨¦ est¨¢s viva?¡± (aunque nunca te pregunten por las torturas ni por las violaciones). No es mala pregunta, y adem¨¢s es justa y l¨®gica: de los 5.000 detenidos que pasaron por la ESMA, unos 4.800 fueron arrojados al mar por los vuelos de la muerte o asesinados de maneras menos sofisticadas. Y Silvia Labayru es una de las 200 que sobrevivi¨® e hizo una vida de casada, y profesional de ¨¦xito y de nuevo madre, aunque con los pezones destrozados por la picana el¨¦ctrica (?cu¨¢l ser¨ªa la factura de la luz de la ESMA?, bromean algunos salvajemente), hasta que Leila Guerriero sabe de ella por un reportaje en P¨¢gina/12 en 2021 y ya no suelta la presa para hacer un libro imborrable sobre una mujer enamorada con locura a los 65 a?os y feliz fidelizada al sexo, al humor, la coqueter¨ªa, la elegancia y la vitalidad. Adem¨¢s de hablar, y hablar casi siempre sin tasa ante la grabadora de Leila Guerriero: dan ganas de invitarla a una copa de vino (que no tocar¨¢) sin pens¨¢rselo dos veces.
La peripecia est¨¢ contada magistralmente aunque en realidad no se cuenta una historia atada: aflora, afluye, emerge en conversaciones innumerables, digresivas, despistadas, jocosas, risue?as, tr¨¢gicas, vergonzosas, descarnadas, repetitivas e inesperadas como el fluir de un r¨ªo de lava con burbujas candentes y momentos de dispersi¨®n, de insensatez, de despiste de una mujer y de un entorno obsesivamente perseguido por la periodista persona a persona, amiga a amiga, novio a novio, hijo a hijo en busca de sus versiones diferentes, sus disonancias y contradicciones, sus descubrimientos asombrados de lo que fueron sus vidas durante medio siglo despu¨¦s (y antes) del secuestro y la liberaci¨®n. Nadie pone aqu¨ª, y Leila Guerriero menos que nadie, un orden cerrado al orden abierto de la vida y de la memoria, y esa es una genial virtud de un libro saturado de vida real y experiencia. El formato del diario de trabajo en marcha ¡ªy las precisiones de ambiente, de indumentaria, de humor, de atm¨®sfera¡ª dotan al texto de una vibrante inmediatez basada en la ficci¨®n de aprender y aprehender la historia de unas vidas da?adas y redimidas al mismo tiempo que la autora aduce en un directo viv¨ªsimo y desarmante en cada p¨¢gina un dato m¨¢s, un detalle nuevo, un quiebro de vivencia de medio siglo de trauma destraumatizado.
Casi todos son argentinos, as¨ª que hay psicoan¨¢lisis por un tubo (la jerigonza lacaniana, y otras), aunque no salga el mate ni una sola vez. D¨¦jenme esta nota de humor para un libro en el que se r¨ªe muchas veces, o al menos se sonr¨ªe, mientras la vida parece no ser solo una forma cr¨®nica de tragedia prolongada. Silvia Labayru logr¨® una sentencia condenatoria por violaci¨®n sistem¨¢tica contra dos de los jefes militares que la sometieron a un a?o y medio de torturas y vejaciones que otros entendieron ¡ªlos suyos, los propios, los montoneros casi todos hombres¡ª como s¨ªntomas de colaboracionismo o hasta s¨ªndrome de Estocolmo. Cuando en Espa?a se invoca ejemplarmente lo bien que lo hizo Argentina bajo Ra¨²l Alfons¨ªn al juzgar a la Junta Militar (1976-1983) dos a?os despu¨¦s del final, en 1985, se ignora de forma inhumana e irracional la distancia que va de padecer una dictadura durante 8 a?os a padecer una guerra cronificada en forma de Estado de terror franquista durante cuarenta a?os, m¨¢s tres de regalo de guerra civil. Parad¨®jicamente, este libro tambi¨¦n ilumina sin decir nada, sin pronunciarse, esta distancia abismal de experiencias hist¨®ricas a trav¨¦s de una formidable inmersi¨®n en la vida de una mujer, su familia y su entorno. Se lee sin respiro y con rendida admiraci¨®n hacia ella misma ¡ªy su frivolidad, su hedonismo, su libertad, su templanza¡ª y hacia la sombra incansable que la sigui¨® durante dos a?os y medio, s¨ª, con y sin mascarillas anticovid.
La llamada
Anagrama, 2024
432 p¨¢ginas, 20,90 euros
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.