Sombras en el teatro de sombras: el arte de Ulla von Brandenburg llega a Madrid
El Palacio de Vel¨¢zquez acoge la nueva instalaci¨®n de la creadora alemana, partidaria de un arte orgullosamente escenogr¨¢fico
Ulla von Brandenburg ha contado en alguna entrevista que empez¨® estudiando escenograf¨ªa, pero que pronto se dio cuenta de que los escen¨®grafos tienen siempre un jefe, as¨ª que se hizo artista por eliminaci¨®n. Y con 20 a?os de carrera fulgurante a sus espaldas, est¨¢ claro que hizo bien. Es verdad que lo suyo es un arte eminente y orgullosamente teatral. Lo es en las formas, y son marca de la casa los telones y drapeados de colores vivos alzados a medias, las escaleras, balaustradas y pasarelas con los que transfigura cubos blancos y salas de exposiciones que luego puebla de cuerdas, cajones, espejos, m¨¢scaras y todas las trampas y trucos de atrezo del teatro cl¨¢sico. Y lo es en su fondo, en su manera de intercambiar papeles entre espectadores y actores, de explorar la relaci¨®n de lo teatral con lo ritual y lo ceremonial y tambi¨¦n con la magia y los hechizos mediante los que se invoca la credulidad voluntaria del p¨²blico y se alza o derriba la cuarta pared.
Su talento para la escenograf¨ªa pura y dura se hizo evidente el a?o pasado en sus decorados y figurines estupendos para el nuevo montaje de La valquiria en la ?pera de Stuttgart. Pero a la teatralidad de su trabajo se le quedan peque?os los escenarios tradicionales, por wagnerianos que sean. Va y viene de las instalaciones a las pel¨ªculas, de las acuarelas a los murales, de las performances a los collages, que orquesta y mezcla cuando interviene un espacio, en un acercamiento a la obra de arte total de nuevo muy wagneriano (aunque le a?ade sus dosis de iron¨ªa y antisolemnidad).
Su propuesta es inmersiva de verdad: reivindica la tramoya como una mentira m¨¢s l¨²cida que la realidad virtual
Artista culta, juega con las referencias a la tradici¨®n visual alemana y europea, la literatura, la historia del arte y la arquitectura (y tambi¨¦n con el psicoan¨¢lisis, la magia, la alquimia y el ocultismo) y se saca de la manga nuevos espacios que replican y deforman los c¨®digos sobre los que se construyen nuestras estructuras sociales. De sus grandes trabajos no se sale como se entra: son experiencias inmersivas, pero de las de verdad, que reivindican la tramoya teatral y sensorial como una forma de ¡°mentira¡± mucho m¨¢s l¨²cida y sugerente que las realidades virtuales y metaversos banales que pueblan las fantas¨ªas y ansiedades de la cultura contempor¨¢nea.
Ulla von Brandenburg se prodiga. Su proyecto en el Palacio de Vel¨¢zquez, en el Retiro de Madrid, viene despu¨¦s de dos tours de force seguidos: en 2018 en la Whitechapel Gallery de Londres reconstruy¨® la exposici¨®n de dulces y golosinas t¨ªpicos de toda Europa con que en 1973 se celebr¨® la entrada del Reino Unido en la CEE. Una pel¨ªcula suya, adem¨¢s, reproduc¨ªa el cruento fin que tuvo la muestra: la avalancha de ni?os en visita escolar que literalmente la devor¨® tras desbordar a los guardias de seguridad¡ en pleno a?o del Brexit, la obra ten¨ªa connotaciones por lo menos agridulces. Y en 2021 su franca francofilia (vive en Par¨ªs y en 2016 fue finalista del Premio Duchamp) se vio correspondida por la invitaci¨®n a intervenir el Palacio de Tokio, que convirti¨® en una especie de bosque m¨¢gico de cortinajes y telas, esculturas, pel¨ªculas y coreograf¨ªas donde los actores recreaban una misteriosa civilizaci¨®n perdida (recordaba, en otro registro y con un plus de exuberancia visual, al proyecto con cientos de figurantes que realiz¨® all¨ª Tino Sehgal en 2016).
Su propuesta para el Reina Sof¨ªa estaba originalmente pensada, como ella misma ha contado, para el Palacio de Cristal, que a pesar de ser m¨¢s espectacular (o precisamente por eso) suele resultar m¨¢s endiablado para los artistas invitados que el de Vel¨¢zquez, m¨¢s agradecido para retrospectivas m¨¢s convencionales (como las de Wr¨®blewski o N¨¦stor Sanmiguel Diest) o para proyectos espec¨ªficos como este (o como los de Vivian Suter en 2021 o Heimo Zobernig en 2012, que tambi¨¦n jugaba con la teatralidad de telones y cortinajes). A lo mejor el cansancio tras sus proyectos previos y el cambio de lugar han pesado en el resultado, que no tiene la misma fuerza que los de Par¨ªs o Londres. Retoma los pa?os colosales de colores vivos colgando del techo para crear grandes vol¨²menes y formas geom¨¦tricas simples (prismas, cilindros, cubos) en los que se abren puertas mediante drapeados y que alojan esculturas tambi¨¦n gigantes, como cr¨ªpticos accesorios teatrales fuera de escala: una gran caja de cart¨®n abierta, unas tizas escolares, un gran bal¨®n/esfera. La idea es que las sucesivas estancias propongan un recorrido personal para cada visitante, influido por los colores rotundos y jugando con la teor¨ªa de los colores de Goethe y su influencia rec¨ªproca en los estados de ¨¢nimo.
Es dif¨ªcil no imaginar el efecto poderoso y a¨¦reo que habr¨ªan tenido esos mismos vol¨²menes colosales y coloridos flotando en el interior del Palacio de Cristal y vistos desde fuera, pero en el de Vel¨¢zquez, entre cuatro paredes y bajo techo, su escala queda empeque?ecida y el efecto teatral de la visi¨®n conjunta se pierde. Tampoco acaban de crear el ambiente ideal para contemplar sus pel¨ªculas: entre ellas, Teatro de sombras (2012) es una deliciosa y sofisticada f¨¢bula musical de sombras chinescas que remite a la tradici¨®n germ¨¢nica y rom¨¢ntica de los retratos-silueta y los t¨ªteres que fascinaban al Von Kleist de Sobre el teatro de marionetas, un ensayo breve pero fundamental para la teor¨ªa del arte moderna (y para entender su trabajo). O la maravillosa Los objetos (2009), compendio de sus recursos donde humildes abanicos, espejuelos y cordeles bailan y cobran vida en un bucle hipn¨®tico. Ambas son sin duda de las mejores suyas y lo m¨¢s sobresaliente al final de un montaje con la utiler¨ªa formal y conceptual, pero sin el br¨ªo arrebatador de otros proyectos de la artista.
¡®Espacios de una secuencia¡¯. Ulla von Brandenburg. Palacio de Vel¨¢zquez. Madrid. Hasta el 10 de marzo.
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