Aut¨¦ntico Boyero sin filtro
El cr¨ªtico de cine expone sus man¨ªas, sus pasiones, sus lecturas, los enamoramientos, su bajada al mundo de las drogas y el alcohol
Carlos Boyero carece de filtros. As¨ª que ha firmado un libro sin filtros. Y como se trata de un libro autobiogr¨¢fico, el primero que sufre esa ausencia de filtros es ¨¦l.
No s¨¦ si me explico (Espasa) recopila las ideas, las man¨ªas, los mitos, los odios y los enamoramientos del quiz¨¢s m¨¢s influyente comentarista cinematogr¨¢fico espa?ol contempor¨¢neo.
Y escribimos ¡°comentarista¡± porque ¨¦l dice que no es un cr¨ªtico.
No es un cr¨ªtico, no. Es El cr¨ªtico, como se titul¨® el documental sobre este iconoclasta que fue emitido por Movistar en septiembre de 2022. Los adjetivos que Boyero elige bajan o suben la recaudaci¨®n en taquilla.
En el libro, prologado por el periodista Borja Hermoso y que se lee con placer, Carlos Boyero (Salamanca, 70 a?os) sale a cuerpo limpio a explicar su trayectoria, las copiosas y elegidas lecturas que lo definen, los discos, la relaci¨®n con los amigos, con las mujeres que am¨® y le amaron (no se alarmen, aqu¨ª aplica el ¨²nico filtro: evita identificarlas); la bajada al s¨®rdido mundo de las drogas y del alcohol, su ascenso para salvarse, pero no del todo; sus enfermedades, la adicci¨®n al tabaco, su relaci¨®n con el sexo, a veces pagado. Arremete contra personas y entidades, y contra algunas ¨¦pocas y periodistas de EL PA?S, sin olvidar los elogios a otros (tambi¨¦n aparece el arriba firmante, y no por ning¨²n asunto profesional sino por su autobombo como guardameta en pachangas de f¨²tbol y su poder de convocatoria como asador de chuletas); alaba a cineastas bien conocidos y reniega de uno m¨¢s conocido a¨²n (dedica un cap¨ªtulo a Pedro Almod¨®var, y sin embargo proclama el gran valor de cuatro pel¨ªculas suyas); declara sus series preferidas, los largometrajes inmortales, sus restaurantes, los humoristas que lograron arrancarle la risa; explica su pasi¨®n madridista, aunque ya en decadencia como casi todas sus pasiones, y su admiraci¨®n por Zidane y por Bellingham, pero tambi¨¦n por Messi. Sus opiniones en todo eso son inclasificables en tendencias dominantes o gustos generales, ¨¦l acabar¨¢ sali¨¦ndose del carril, hable de lo que hable: hubo ¨¦pocas en las que no compraba nada que estuviera publicitado, ve a Miguel Delibes con cierto tufo a sacrist¨¢n y le fatig¨® Cien a?os de soledad.
Estos desmarques que han conformado su trayectoria y que lo han hecho atractivo para cientos de miles de lectores sazonan las 200 p¨¢ginas del relato. Por ejemplo, alaba abiertamente a Javier Mar¨ªas, pese a ser de dominio p¨²blico sus mutuas embestidas. Y a Fernando Savater. ¡°No hace falta estar de acuerdo con un columnista para apreciar lo que escribe¡±. De Pedro J. Ram¨ªrez, su director en El Mundo, a quien reprocha su falta de ¨¦tica, dice: ¡°Nos soport¨¢bamos mutuamente, lo cual prueba su inteligencia¡±.
Tambi¨¦n recuerda que varias columnas suyas no fueron publicadas, all¨¢ y ac¨¢, por decisi¨®n superior, pero de nuevo mira el conflicto con el p¨¢lpito de la sinceridad: ¡°En algunas ocasiones, los que me aplicaron censura ten¨ªan raz¨®n¡±. En otras no. Eso s¨ª: que le censuren otros: la autocensura le inspira terror.
En este mon¨®logo de Boyero, escrito como si le estuvi¨¦ramos oyendo hablar, hallaremos la principal clave de su car¨¢cter, de sus fobias y de sus temores, de su odio al poder: el hijo ¨²nico cuyo padre lo envi¨® a un internado de Salamanca cuando ten¨ªa 10 a?os y de donde lo expulsaron con 15; curas babosos y compa?eros que sufr¨ªan abusos, la oscuridad de entonces, la angustia infantil que se prolong¨® en la madurez; y el car¨¢cter de su progenitor, a quien repudi¨® por c¨®mo trataba a la madre; a la que el hijo am¨® siempre. Recuerdos que le hicieron borrarse el apellido de ¨¦l para tomar el de ella: Carlos (S¨¢nchez) Boyero.
El libro provoca algunas carcajadas, otras veces ternura, a ratos distancia, en muchos pasajes admiraci¨®n, pero tambi¨¦n incomprensiones ante sus excesos, y en ciertas p¨¢ginas una cierta empat¨ªa por el pesimismo terminal del firmante, por su acidez sincera. Pueblan la narraci¨®n multitud de an¨¦cdotas que en su mayor¨ªa muestran al protagonista como v¨ªctima de s¨ª mismo, y en las que puede llegar a ridiculizarse sin el menor tapujo.
En ning¨²n momento oculta sus defectos. Reconoce el engolamiento en el que incurre cuando deja de ser Carlos y se convierte en Boyero. Admite su ego pero explica que el uso del yo en sus art¨ªculos no constituye rasgo alguno de soberbia, sino la expresi¨®n humilde de su punto de vista: ¡°Para que quede claro que esas son exclusivamente MIS opiniones¡±. Ahora bien, en otro momento acotar¨¢: ¡°Normalmente soy l¨²cido. Suelo acertar, quiero decir¡±.
La obra de Boyero constituye un alegato contra la hipocres¨ªa y contra quienes se amparan en las corrientes dominantes de ahora para diluir en ellas sus carencias, actitud ante la cual opone aqu¨ª un ejercicio pr¨¢ctico de rebeld¨ªa innegociable.
Adem¨¢s, el libro es la historia de un torpe con mucho ¨¦xito: no sabe conducir ni prepararse la comida, y descubri¨® con la pandemia la fabada Litoral y el caldo Aneto; no organiza ni sus propios viajes, carece de correo electr¨®nico, dictaba sus cr¨®nicas de los festivales por tel¨¦fono, desconoce c¨®mo manejar un ordenador o c¨®mo enviar mensajes de WhatsApp; era feliz con su antediluviano m¨®vil de Nokia hasta que lo perdi¨®, y se lleva mal con el iphone que le dieron luego en EL PA?S. Su memoria privilegiada le ha permitido hasta ahora prescindir de Google.
Con todo este contexto, el firmante de No s¨¦ si me explico podr¨ªa parecer de otra ¨¦poca, sencillamente porque se trata de alguien que ha vivido y disfrutado de otra ¨¦poca. Sin embargo, sus afirmaciones, sus valent¨ªas y sus miedos son genuinamente propios del mundo en el que hoy vivimos.
No s¨¦ si me explico
Pr¨®logo de Borja Hermoso
Editorial Espasa, 2024
195 p¨¢ginas. 19 euros
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