La poes¨ªa comprometida de Louis MacNeice para un mundo mejor
Los poemas de ¡®Diario de oto?o¡¯ se anclaban en la realidad hist¨®rica, pero no para mirarla de lejos, sino para comprometerse

Una foto de 1961, tomada en la sede de la editorial Faber and Faber, en Londres, nos comunica que Louis MacNeice, el poeta que nos ocupa, norirland¨¦s de Belfast (1907), formaba parte de la flor y nata de la poes¨ªa inglesa de esos a?os. En esa foto, el patriarca T. S. Eliot, copa en mano, est¨¢ flanqueado por el propio MacNeice a su izquierda, y por Stephen Spender y W. H. Auden a su derecha, es decir, los integrantes ¡ªjunto con Cecil Day-Lewis¡ª de la llamada ¡°generaci¨®n de Auden¡±, e incluso de ¡°la banda de Auden¡±, como dicen algunos. A su muerte, el propio Auden le despidi¨® con versos que ten¨ªan mucho de autorretrato: ¡°Cu¨¢nta inspiraci¨®n / te trajeron tus vicios¡¡±.
Pues bien, de Louis MacNeice se publica ahora, en excelente traducci¨®n de Andr¨¦s Catal¨¢n, su primer libro de poemas importante, Diario de oto?o (1939), que consiste en una serie de secuencias ¡ª24 en total¡ª en las que se da un vaiv¨¦n constante entre la vida personal del poeta y la realidad hist¨®rica y social que le rodea ¡ªhitlerismo, fascismo, injusticia, deshumanizaci¨®n¡ª de tal modo que, en medio del desasosiego, se produce una respuesta juvenil ¨¦tica: hay que hacer algo, y ese algo se llama compromiso, y el compromiso consiste en escribir sobre lo que pasa y dejar constancia de ello. De ah¨ª el viaje a Espa?a (lo mismo hizo Auden) en plena Guerra Civil.
El poema dedicado a Barcelona ¡ªla secuencia XXIII del libro ¡ª es, en ese sentido, no solo emocionante sino una demostraci¨®n de la deriva entera del libro, anclado en la realidad hist¨®rica, como he dicho, pero no para observarla desde lejos sino para comprometerse con ella, siempre en la direcci¨®n de la libertad y la democracia, amenazadas como lo estaban en ese momento en Espa?a por el fascismo. MacNeice se sumerge en la vida de la ciudad, escarba en s¨ª mismo, detecta su condici¨®n burguesa autocomplaciente, se distancia de ella, y ve en los que luchan un ejemplo al que agarrarse, porque de ¨¦l surge la ¨²nica esperanza posible. De ah¨ª que acabe diciendo que ¡°aqu¨ª al menos el alma ha encontrado su voz¡± y que anuncie un horizonte halag¨¹e?o: ¡°Escucha: un zumbido, un desaf¨ªo, una alborada: / es el gallo que cacarea en Barcelona¡±. Sabemos que la esperanza se frustr¨®, pero la voz juvenil que respalda ese anhelo sigue siendo conmovedora.
Otro foco de atenci¨®n es Inglaterra, y, por supuesto, tambi¨¦n Irlanda. Inglaterra puede ser decepcionante, y lo es, y hasta Oxford ¡ªdonde estudi¨® MacNeice¡ª chirr¨ªa por su clasismo insoportable, pero de all¨ª tambi¨¦n emanan ense?anzas cruciales, arraigadas en los cl¨¢sicos, como la Democracia misma: ¡°¡Este tosco y as¨ª llamado obsoleto/sistema parlamentario¡ / es la ¨²nica arma que tenemos¡¡±. En cuanto a Irlanda, el amor y el odio se entrecruzan, especialmente si la mirada se centra en el nacionalismo irland¨¦s: ¡°La tierra de las emboscadas, / los manifiestos miopes, las quejas interminables, / el m¨¢rtir de vocaci¨®n y el tontaina valiente; / el tendero borracho con el tambor¡¡±. ¡°Exageraciones¡±, dice al final ¡ªmejor dicho, al principio del libro¡ª, pero ah¨ª queda el zurriagazo (Joyce sonreir¨ªa¡).
La voz reflexiva que domina no es incompatible con el lirismo, que asoma una y otra vez, como un alivio. A la amada le dice: ¡°Te recordar¨¦ en la cama con los ojos / brillantes o en una cafeter¨ªa removiendo el caf¨¦ / obsesivamente y sobre tu plato la blanca / colilla que tus labios hab¨ªan te?ido de carm¨ªn¡±. En la ciudad: ¡°El alba y Londres y el amanecer y el sol sin fin: / detengo el coche¡ / y las hojas de los plataneros caen suavemente¡ / y el sol acaricia Camden Town, las carretillas de naranjas y manzanas¡±. O sea, por mucho que la vida se vea amenazada, hay una forma de reivindicarla, y ese es la funci¨®n del lirismo en este libro (?en todos los libros?): ¡°?No puedes simplemente confiar en que la vida es / lo ¨²nico que merece la pena vivirse?¡±. O: ¡°Ah¨ª arriba est¨¢ saliendo el sol; / conf¨ªa en que es as¨ª, el sol brillar¨¢ siempre¡±.

Diario de oto?o?
Traducci¨®n de Andr¨¦s Catal¨¢n
Pre-Textos, 2024 (edici¨®n biling¨¹e). 196 p¨¢ginas. 23 euros
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