La gran sorpresa ¡®indie¡¯ del a?o lleva cofia (y habla con el diablo)

Si algo le gusta a quien consume arte es que le sorprendan. Por esa raz¨®n, durante los ¨²ltimos a?os, algunos de los mejores videojuegos que han osado existir no son de la raza de las superproducciones perfectas que deben asegurar un rendimiento econ¨®mico, sino peque?as obras modestas que se pueden permitir el lujo de experimentar. Algunas de los mejores videojuegos de los ¨²ltimos a?os (ojo, no solo videojuegos, sino obras creativas en general) lo son no porque se adapten a lo que deben ser, sino porque, precisamente, sus limitaciones han hecho de su capa un sayo y, no pareci¨¦ndose a lo que deben ser, se han terminado pareciendo a lo que una obra obra de arte debe ser: algo experimental en la buena direcci¨®n, atractivo, emocionante, endiabladamente coherente con su propia propuesta y que ensanche los l¨ªmites que su arte le ha impuesto hasta ahora. Immortality, Celeste, Hollow Knight, Inscryption, Inside, Return of the Obra Dinn o The Stanley Parable juegan en esa liga, a la que ahora con todo merecimiento podemos a?adir a Indika.

Creada por el estudio ruso Odd Meter, ambientada en una Rusia decimon¨®nica y alternativa, Indika se atreve a hablar de cosas de las que los videojuegos no suelen hablar (la fe, la castidad, la visi¨®n moral del mundo, Dios), y de una forma en que los videojuegos no suelen hablar (absolutamente iconoclasta, con sentido del humor, pero a la vez respetuosa con el tema del que habla, con su propio mundo y con su propio mensaje). Nos pone en la piel de Indika, una monja despreciada por sus propias hermanas, asediada por la voz del demonio, que pone en su cabeza pensamientos y di¨¢logos que hacen que se cuestione su fe y que es enviada a la misi¨®n suicida de entregar una carta lejos de su convento.

El juego construye personajes, alterna las dos (para recuerdos) y las tres (para la actualidad) dimensiones, fusiona g¨¦neros y mec¨¢nicas, propone constantemente nuevos puzles y nos somete a una din¨¢mica imaginativa dif¨ªcil de encontrar en casi cualquier otro ecosistema creativo. Es un artefacto absolutamente consciente de lo que hace, que trata de t¨² a t¨² al jugador y que le empuja a vivir juntos (consumidor y obra) una aventura pensada para escapar de todo convencionalismo. Poco m¨¢s se puede decir sin destripar una obra que dura poco m¨¢s de dos horas y media, aparte de que esta es una de esas creaciones que uno desear¨ªa no haber experimentado a¨²n, para poder hacerlo de nuevo. Por presupuesto, tem¨¢tica, propuesta y valent¨ªa, Indika no ser¨¢ el gran ¨¦xito que merecer¨ªa ser, pero ser¨¢ algo mejor: ser¨¢ un referente para los a?os venideros. Por juegos as¨ª jugamos a los videojuegos.

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