Del museo situado al “habitado”: las exposiciones del oto?o de 2024
Tras dejar la dirección del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel desvelará su nuevo programa artístico en Barcelona y otras ciudades catalanas, mientras París celebrará el surrealismo y Nueva York, a Robert Frank
En las postrimerías del verano, es convención habitual revisar el pasado reciente tanto como avanzar acontecimientos. Y más en el entorno artístico, donde se espera algún proyecto sugerente e iluminador tras meses de inagotables efemérides (Picasso, Tàpies, Chillida), como para arreglárnoslas sin el pesado legado de prácticas y hábitos heredado...
En las postrimerías del verano, es convención habitual revisar el pasado reciente tanto como avanzar acontecimientos. Y más en el entorno artístico, donde se espera algún proyecto sugerente e iluminador tras meses de inagotables efemérides (Picasso, Tàpies, Chillida), como para arreglárnoslas sin el pesado legado de prácticas y hábitos heredados que, muchas veces, son facturas que aún quedan sin pagar. La nueva temporada se presenta tibia, aunque no insustancial, con dos visiones dominantes, una en el lado opuesto a la otra, como una antinomia. La primera buscará hacer realidad el concepto de “museo habitado”, donde la idea de experiencia colectiva y solidaridad social, tanto en los procesos artísticos como en la revisión de la historia y las instituciones, precede a cualquier elección ético-política.
la rentrée cultural de 2024
A partir de este oto?o, cuatro exposiciones, dos congresos y un conjunto de intervenciones artísticas en Barcelona y otras ciudades catalanas, darán sentido al programa de Manuel Borja-Villel, nombrado asesor de patrimonio museístico por la Generalitat de Catalunya. Funcionará como un laboratorio para practicar nuevas metodologías curatoriales que, en el avance al prometido diálogo decolonial, impulsen propuestas estéticas de la crítica de arte, científicas, históricas, incluso subjetivas.
La segunda es una mirada retrospectiva a la infancia —el inconsciente— del ser humano, cuando en octubre se cumplan 100 a?os del primer manifiesto surrealista que dio nombre a un movimiento que nos acercó a la historia, plantándonos en la cara oscura del progreso, con sus excrecencias y desechos. El Centro Pompidou de París anuncia la exposición definitiva, dise?ada como un laberinto, de la corriente artística más longeva, que aún hoy sirve para calificar cualquier absurdidad y comportamiento.
Museo habitado (2024-2026) es el proyecto total de Borja-Villel. Con él pondrá en práctica la idea de museo social que comenzó a desarrollar en sus últimos a?os como director del Museo Reina Sofía, en lo que denominó museo situado. En Barcelona será donde especialistas locales e internacionales de diferentes ámbitos de la cultura pondrán en juego otra institucionalidad, acompa?ando el debate sobre el papel del museo en la sociedad actual, los dispositivos y las narrativas hegemónicas.
El museo ha llegado a su última situación de crisis. La masificación turística, las continuas ampliaciones, las franquicias y el dinero de potencias económicas como China y Arabia Saudí, que llegan a condicionarlas programaciones de las pinacotecas más importantes del mundo, los han convertido en anquilosados sarcófagos gigantes. Son, paradójicamente, instituciones devaluadas, a menos que los consideremos más allá de su condición de propiedad o depósito. Será cuando podamos relacionarlos con la vida y sus incógnitas: en el momento en que dentro de él cambiamos un objeto de lugar estaremos transformando el mundo.
Otras formas de mostrar sensibilidad hacia las historias del pasado, más específicamente a las cosas que perdimos en la infancia, surgieron con el surrealismo. De todas las corrientes artísticas de Occidente, ésta es seguramente la que más nos conmociona y la más cercana a la sensibilidad actual. El 15 octubre se cumple un siglo del Manifiesto surrealista de André Breton, aunque éste no fuera estrictamente el primero. Sin contar la enorme influencia que tuvo el dadaísmo, dos semanas antes que Breton, el poeta francoalemán Yván Goll firmó una precuela, cinco a?os más tarde hubo un segundo manifiesto, declaradamente marxista (Breton y ?luard), y una réplica (Robert Desnos).
En 2019, el Estado francés adquirió en subasta el mítico manifiesto de Breton, preimpreso y tachado a mano, con su título original, Introducción al surrealismo. Declarado tesoro nacional, estará expuesto en el Pompidou (a partir del 4 de septiembre) como un diamante en bruto, blindado dentro de un tambor central y rodeado de más de 300 obras de los artistas que le dieron un sexto sinsentido al arte durante décadas.
Sinécdoque de las muchas declaraciones artísticas colectivas del pasado siglo es la bienal itinerante Manifesta, que en su 15? edición ocupará diferentes enclaves artísticos de Barcelona y otras 11 ciudades de su área metropolitana. La cita, una de las más prestigiosas en el continente europeo, se inaugura el próximo fin de semana y se podrá ver hasta el 24 de noviembre, con obras de 90 artistas locales e internacionales que han trabajado en proyectos específicos a partir de tres lemas: Equilibrando conflictos, Cuidar y cuidarnos, Imaginando futuros. Otras muestras barcelonesas son De Montmartre a Montparnasse. Artistas catalanes en París, 1889-1914 (Museo Picasso, 22 de noviembre) y Miró/Matisse (Fundación Miró, 25 de octubre).
En Madrid, el Museo del Prado presenta El taller de Rubens (15 octubre) y Polke/Goya (26 de noviembre). El Reina Sofía, la retrospectiva de Soledad Sevilla (25 septiembre) y la muestra comisariada por Georges Didi-Huberman sobre las emociones y los afectos en el arte (En el aire conmovido…, 5 de noviembre). Las pinturas de la expresionista Gabriele Münter (12 de noviembre) ocuparán las salas temporales del Museo Thyssen-Bornemisza y las fotografías de Arthur H. Fellig, conocido como Weegee, darán el arranque a la temporada de la Fundación Mapfre (19 de septiembre). Mientras, las de Henri Cartier-Bresson (10 de octubre) lo harán en su sede barcelonesa en el 20? aniversario de su muerte. El Guggenheim Bilbao, que en breve anunciará el nombre del sustituto —o sustituta— del director saliente Juan Ignacio Vidarte, programa por fin la retrospectiva de la sueca Hilma af Klint, pionera de la abstracción (18 de octubre), que ya se presentó en su sede neoyorquina durante 2019, donde batió récords. Por su parte, el Centro Botín de Santander abrirá sus salas a la obra tierna y sugerente del japonés Michihiro Shimabuku (5 de octubre).
En el ámbito internacional, el Museo Picasso de París pondrá el foco en los primeros a?os de Jackson Pollock (15 de octubre). El Louvre lo hará en Figuras de la locura, desde la Edad Media al Romanticismo (16 de octubre) y el MoMA de Nueva York en Robert Frank, una de las figuras más influyentes en la cultura de la imagen del siglo XX (15 de septiembre). Finalmente, los nominados a los premios Duchamp y Turner contarán con sendas exposiciones (en el Pompidou, a partir del 10 octubre, y en la Tate Britain, desde el 25 de septiembre). Con ellos se alineará un tercer premio en noviembre, promovido por la Fundación Macba, que reconocerá a un artista o colectivo del ámbito espa?ol y portugués. Los premios, como las estatuas, nunca deberían morir.
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