¡®Cuanta m¨¢s gente se muere, m¨¢s ganas tengo de vivir¡¯: la batalladora Maruja Torres
Pasada la barrera de los 80 a?os, la periodista escribe unas memorias diar¨ªsticas donde recuerda sus or¨ªgenes en el barrio chino barcelon¨¦s y sus experiencias en el salvaje oficio de la prensa hace cinco o seis d¨¦cadas
Con los huesos hechos cisco, intervenciones mensuales en los ojos y en la vejiga, con 10 cent¨ªmetros menos de estatura y memoria de elefante, Maruja Torres mantiene las constantes vitales ins¨®litamente¡ vivas. El libro derrama a una Maruja indisciplinada, a veces iracunda, tantas veces jovial y siempre a punto de hacer algo aunque se queje de lo poco que hace, bendiga la pereza y sucumba a llamadas telef¨®nicas interminables, como en los viejos tiempos, y hasta se atreva a viajar de nuevo, pese a la fragilidad y los miedos nuevos de la vejez pura. A sus 80 a?os, Jordi ?vole la sac¨® a pasear por Roma para un brillante programa, y as¨ª la resucit¨® en la memoria de mucha gente y quiz¨¢ m¨¢s aun, compareci¨® ante una muchachada gigante que a ella apenas la identificaba con un fantasma de otra ¨¦poca (y un rumor cojonero en Twitter, y semanalmente en la SER, con ?ngels Barcel¨®). Pues no: el fantasma toca todas las teclas de esta ¨¦poca menos el rencor o la amargura posturera, se arrebata con frecuencia y r¨ªe casi sin parar, aunque se cabrea sin tasa tambi¨¦n contra el Israel que machaca a Gaza, contra el dolor en su viej¨ªsimo L¨ªbano o contra Ayuso y su derecha veterotestamentaria.
Entre el diario pr¨¢ctico y las memorias casi involuntarias, Maruja Torres viene a despedirse de quienes cre¨ªan que ya estaba muerta. Sin ¨ªnfulas ni farfolla, relata a veces de forma conmovida de qu¨¦ iba todo esto del oficio de la prensa hace unos 50 o 60 a?os, y sin fardar ni posturear una sola vez, el relato destila una evidencia: esta mujer de clase pobre, con un padre maltratador y una madre v¨ªctima y castradora, nacida en el barrio chino barcelon¨¦s ¡ªputas, pobres, chorizos, oficios manuales y miedo¡ª fue literalmente una pionera a partir de sus veintitantos. Y ante las pioneras de un oficio y su actitud vital lo ¨²nico que puede hacerse es darles las gracias, mimarlas como hace un grupo de amigos ahora mismo (con Edu Gal¨¢n al frente, y habituales como David Trueba) y transmitirles la certidumbre de que ellas hicieron contra todos lo que hoy asumimos como normal y ortodoxo. Fueron las raras de una profesi¨®n machista y salvaje ¡ªcomo el periodismo, y la banca, y la pesca, y el comercio, etc¨¦tera¡ª, cuando aprendieron a sublevarse contra los consejos y los h¨¢bitos de familias ateridas de miedos y modelos equivocados, donde la estructura heteropatriarcal perduraba aunque no hubiese padre y donde hab¨ªa que tomar decisiones dr¨¢sticas y salir a campo abierto.
En este libro la gamberra natural que hay en ella sigue ah¨ª, sin cortarse, deshilvanada y caprichosa, aunque yo sigo creyendo que el mejor libro literario de Maruja Torres es Un calor tan cercano, y ella cree que es Mientras vivimos. Da igual: Maruja ha sido un personaje, ha rotado por varios peri¨®dicos ¡ªy entre ellos el que ha sido el suyo, que es este¡ª y hay algo conmovedor en lo que late en el fondo de estas memorias diar¨ªsticas: las ganas de que ni cristo le haga un homenaje cuando se muera mientras lo que hace es b¨¢sicamente dar las gracias a quienes le hicieron la vida un poco m¨¢s feliz de lo que hubiese sido sin ellos y ellas, pese a lo cabrones que unos y otros pudieran llegar a ser.
Cuanta m¨¢s gente se muere, m¨¢s ganas tengo de vivir
Temas de hoy, 2024
320 p¨¢ginas, 20 euros
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