¡®El Clan¡¯, de Carmen Mola: un cierre coherente a la serie que cambi¨® la novela negra espa?ola

Hay algo que no se le puede negar desde el principio a Carmen Mola: no esconde su esencia, mucho menos su objetivo. El tr¨ªo formado por Antonio Mercero, Jorge D¨ªaz y Agust¨ªn Mart¨ªnez cierra ahora con El Clan (Planeta) la serie de la inspectora Elena Blanco, ciclo iniciado en 2018 con el impacto de La novia gitana, una historia que cambi¨® el panorama de la ...

Hay algo que no se le puede negar desde el principio a Carmen Mola: no esconde su esencia, mucho menos su objetivo. El tr¨ªo formado por Antonio Mercero, Jorge D¨ªaz y Agust¨ªn Mart¨ªnez cierra ahora con El Clan (Planeta) la serie de la inspectora Elena Blanco, ciclo iniciado en 2018 con el impacto de La novia gitana, una historia que cambi¨® el panorama de la novela negra en Espa?a. Los ingredientes son los mismos en cada entrega, si bien su exposici¨®n se ha intensificado en cada aventura hasta llegar a esta ¨²ltima. Cada una es una pieza esencial de un puzle y conviene entender y leer el relato en su conjunto, desde el episodio uno. S¨ª, se puede hablar de episodios porque esa es la estructura por la que estos tres autores, con tanta experiencia como guionistas, han apostado.

?Cu¨¢les son esos ingredientes en com¨²n? Primero, la protagonista: Elena Blanco es la jefa de la Brigada de An¨¢lisis de Casos (BAC), una unidad especial de la polic¨ªa con sede en Madrid y con cierta tendencia a la ilegalidad y lo justiciero. Ella est¨¢ marcada por una p¨¦rdida (la de su hijo Lucas; no detallamos m¨¢s para no destripar varios argumentos a potenciales lectores) y consume su rabia con adicci¨®n al trabajo, noches de grappa, karaoke y sexo ocasional con hombres en sus todoterreno. Su perfil (que dio a algunos pistas sobre una autor¨ªa masculina detr¨¢s del pseud¨®nimo antes de que se revelara con la concesi¨®n del Premio Planeta en 2021), se intensifica con el tiempo. En su quinta y ¨²ltima odisea, esta El Clan que nos ocupa, la encontramos fuera de la ley, perseguida por sus propios compa?eros y por esa entidad oscura que da t¨ªtulo a la novela y representa el paradigma del mal.

Esta mafia transnacional no solo se ha infiltrado en altas esferas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, sino que, adem¨¢s, al principio de la novela tiene secuestrado a Z¨¢rate, el agente con el que Elena Blanco mantiene desde la primera novela una tensi¨®n sexual y afectiva que solo ahora se hab¨ªa resuelto. Este es el hilo del que tirar¨¢n para, a trav¨¦s de una acci¨®n sin respiro, contar c¨®mo el Clan se ha hecho con el poder en la sombra y c¨®mo trafican igual con armas para las guerras africanas que con ¨®rganos de inmigrantes, y siempre en la m¨¢s absoluta impunidad.

Otro ingrediente en com¨²n es la BAC: grupo dispar de polic¨ªas como la hacker Mariajo (quiz¨¢s el mejor personaje de la serie), la temperamental Chesca, el castizo Ordu?o o el anal¨ªtico Buend¨ªa y otras incorporaciones como la joven y privilegiada Reyes o Manuela. Un equipo heterog¨¦neo y con reglas laxas del que sacan partido en distintas subtramas. Citamos a los personajes por nombre o apellido tal y como hacen los autores en los cinco libros.

Y, por ¨²ltimo, la esencia Carmen Mola, esa receta que aplican tambi¨¦n a las novelas polic¨ªacas de ambientaci¨®n hist¨®rica como La bestia o El infierno (Planeta): violencia a raudales (que ha creado toda una corriente), tensi¨®n en cada cap¨ªtulo (muchos escritos con la agilidad de un guion y con finales en alto), grandes dosis de emoci¨®n y acci¨®n manejadas con acierto y un matiz conspirativo. Este ¨²ltimo factor es interesante porque para leer y divertirse con los Mola hay que levantar ciertas barreras y ser m¨¢s conscientes que nunca del car¨¢cter ficcional de todo este invento. Si no, el inicio de La novia gitana, por ejemplo, o toda la trama de Las madres o la idea misma de la novela que cierra la serie se les van a caer de las manos.

Pero volvamos a El Clan. Con Blanco fuera de la BAC es Miriam Vaquero quien la dirige. Mujer de principios, cat¨®lica y conservadora, est¨¢ enfrentada desde el principio a sus subordinados, que siguen leales a su antigua jefa. Pero los Mola, ¨¢giles a la hora de urdir conflictos morales (y este no es el m¨¢s grave de la novela), la pondr¨¢n en un aprieto que cuestionar¨¢ todo aquello en lo que cree y que vuelve la trama al coraz¨®n del Clan.

Como buenos tejedores de tramas, Mercero, D¨ªaz y Mart¨ªnez cierran el c¨ªrculo con Z¨¢rate y la muerte de su padre (presente desde la primera novela y ahora eje central para entender el conjunto). Tambi¨¦n rematan el arco narrativo de Manuela y otros ¡ªque nadie se encari?e con ninguno, la muerte es un ingrediente habitual aqu¨ª¡ª, para alimento de la curiosidad del fan. Sin embargo, no todo estaba planeado desde el principio, o no as¨ª. Jorge D¨ªaz lo explica a EL PA?S: ¡°En realidad, cuando escribimos La novia gitana nos conform¨¢bamos con terminarla. Despu¨¦s, cuando sali¨® y tuvo tanta difusi¨®n, nos dimos cuenta de que deb¨ªamos dise?ar una continuidad l¨®gica y no dejarlo al azar. Fue cuando pensamos en cerrar el c¨ªrculo. Elena empezaba buscando a su hijo, deb¨ªa terminar buscando el amor; hab¨ªamos plantado la necesidad de Z¨¢rate de saber qu¨¦ hab¨ªa pasado con su padre y deb¨ªamos satisfacerla. Desconoc¨ªamos los detalles, pero ten¨ªamos claro lo que pretend¨ªamos¡±.

Z¨¢rate es quien gu¨ªa al lector por la parte africana de la trama, el elemento de aventuras de la novela. Tambi¨¦n quien desatar¨¢ la tormenta final, en la que tenemos, de nuevo, todos los ingredientes juntos y a Elena Blanco, de nuevo, ante un drama inasumible. Sus creadores han prometido no resucitarla nunca. Llegaban, ella y la serie (cuyas primeras cuatro entregas se publicaron en Alfaguara), al l¨ªmite de fuerzas. Puede gustar o no el giro final, pero es original y coherente. Los Mola sab¨ªan qu¨¦ camino quer¨ªan seguir y han llegado al final enteros.