Las otras Carmen Mola: as¨ª fueron las grandes ¡®estafas¡¯ del mundo literario
De Romain Gary a JT LeRoy, pasando por el ¡®alter ego¡¯ masculino de J. K. Rowling o la novela er¨®tica ¡®Historia de O¡¯, los enga?os sobre la identidad de los autores han sido recurrentes en la historia de la novela del ¨²ltimo siglo
Carmen Mola eran tres hombres, pero su caso no es ¨²nico. Muchos a?os antes de que la concesi¨®n del Premio Planeta revelara que, detr¨¢s de esa supuesta maestra madrile?a, se escond¨ªan tres guionistas de televisi¨®n, otros casos similares sorprendieron tanto como indignaron. Por ejemplo, JT LeRoy no era un chapero adolescente, sino una escritora de Nueva York que rozaba la cuarentena. Violeta G. Rangel no ten¨ªa los rasgos de una poeta marginal, sino los de un fil¨®logo y traductor andaluz. Wanda Kolmatrie no era una escritora aborigen, sino un taxista australiano. Y Romain Gary fue el ¨²nico autor que gan¨® el Goncourt en dos ocasiones, aunque las reglas del premio prohibieran esa posibilidad; la primera vez lo hizo con su nombre y la segunda, con el de su alter ego, ?mile Ajar. Estas son algunas de las estafas m¨¢s sonadas del mundo literario.
JT LeRoy
El caso m¨¢s conocido de enga?o literario en las ¨²ltimas d¨¦cadas lo protagoniz¨® JT LeRoy, el autor adolescente que relat¨®, en dos novelas de inspiraci¨®n autobiogr¨¢fica, su juventud en la pobreza, sus problemas con las drogas y su experiencia como prostituto. En 2005 se descubri¨® que, detr¨¢s de ese seductor personaje, se encontraba Laura Albert, una escritora treinta?era de Nueva York que acab¨® en los juzgados. Muchos empezaron a sospechar cuando LeRoy, que sol¨ªa comunicarse solo por tel¨¦fono y correo electr¨®nico, empez¨® a aparecer en p¨²blico a partir del a?o 2001, acompa?ado de estrellas como Winona Ryder o Courtney Love, que refrendaron su estatus de autor cool del momento. En realidad, la protagonista de esta puesta en escena era la cu?ada de Albert, una joven llamada Savannah Knoop, travestida con una vulgar peluca y unas gafas de sol. En su juicio, la autora calific¨® a LeRoy como su ¡°avatar¡±, su ¡°velo¡±, su ¡°extremidad fantasma¡± y hasta su ¡°respirador¡±. El asunto sigue fascinando: el caso de JT LeRoy ya ha originado dos documentales, una adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica a cargo de Asia Argento y un biopic con Kristen Stewart y Laura Dern.
Anne Desclos
Anne Desclos tuvo dos vidas. De d¨ªa, se llamaba Dominique Aury, ensayista parisina y gran traductora del ingl¨¦s, especialista en literatura barroca y editora del sello Gallimard en el coraz¨®n intelectual de Saint-Germain. De noche, se transformaba en Pauline R¨¦age, autora de una obra maestra de la literatura er¨®tica del siglo XX, Historia de O (1954), protagonizada por una fot¨®grafa sometida a los deseos sadomasoquistas de distintos hombres. El libro, uno de los m¨¢s traducidos de las ¨²ltimas d¨¦cadas, estaba dedicado a su amante, el intelectual Jean Paulhan, director de la Nouvelle Revue Fran?aise y especialista en Sade. Durante mucho tiempo, se crey¨® que Paulhan era el autor de Historia de O, cuando en realidad fue algo parecido a su destinatario. El misterio no se elucid¨® hasta 1994, cuando Desclos, convertida en una anciana de 86 a?os, admiti¨® ser la autora del libro. ¡°Durante mucho tiempo, viv¨ª dos vidas paralelas, y mantuve meticulosamente separadas esas dos vidas, tan separadas que la pared invisible entre ambas me parec¨ªa normal y natural¡±, dijo a The New Yorker sobre su manifiesto libertino, que tambi¨¦n pudo estar inspirado en sus pr¨¢cticas sexuales, seg¨²n una biograf¨ªa publicada en 2009.
James Frey
El autor de En mil pedazos no cambi¨® de nombre ni se mantuvo en el anonimato. El esc¨¢ndalo estall¨® cuando, en 2005, se descubri¨® que varios de los sucesos relatados en ese libro autobiogr¨¢fico, presentado como el testimonio descarnado sobre los problemas con el alcohol y las drogas de un joven de 23 a?os que intentaba desintoxicarse, hab¨ªan sido deformados o directamente inventados. El esc¨¢ndalo salpic¨® tambi¨¦n a Oprah Winfrey, que hab¨ªa escogido el libro para su exitoso club de lectura. Despu¨¦s de haber vendido casi dos millones de ejemplares, Frey se convirti¨® en un apestado. Su editorial acept¨® devolver el dinero a los lectores que se sintieran estafados y cre¨® un fondo de dos millones de d¨®lares para cumplir ese objetivo. Al final, los descontentos no fueron tantos: solo se gastaron 30.000 d¨®lares. En realidad, esta historia de falsificaci¨®n acab¨® siendo una nota a pie de p¨¢gina en la biograf¨ªa de Frey, que desde entonces ha firmado t¨ªtulos como Una ma?ana radiante, El ¨²ltimo testamento o la saga Endgame.
Joe Klein
En enero de 1996, se public¨® Colores primarios, una novela inspirada en la campa?a presidencial que llev¨® a Bill Clinton a la Casa Blanca, un explosivo roman ¨¤ clef lleno de detalles poco favorecedores sobre el presidente y la entonces primera dama, Hilary Clinton, pero tambi¨¦n sobre los periodistas que los segu¨ªan, retratados como un pu?ado de sabandijas. Reportero del semanario Newsweek, Joe Klein neg¨® repetidamente ser el autor de este superventas, incluso cuando el propio Clinton brome¨® sobre el asunto en ese risible n¨²mero de stand-up presidencial que suele ser la cena de corresponsales de la Casa Blanca. Lo termin¨® confesando seis meses despu¨¦s de su publicaci¨®n en una concurrida rueda de prensa, en la que justific¨® haber mentido a sus amigos y compa?eros ¡°como lo har¨ªa para proteger a una fuente¡±. Su estrategia de disimulo lleg¨® a l¨ªmites casi patol¨®gicos: en el caucus de Iowa, se acerc¨® a un grupo de periodistas y se quej¨® por el retrato de una especie de alter ego que aparec¨ªa en su propio libro, un periodista con malos modales y una ¨¦tica tirando a dudosa. Cualquier parecido con la realidad...
Juan Jos¨¦ Mill¨¢s
El escritor se transform¨® en un adolescente pasota llamado Carlos Cay durante cuatro veranos en las p¨¢ginas de EL PA?S para firmar la serie Me cago en mis viejos, que Edhasa public¨® en tres tomos sin revelar la identidad de su autor. En 2017, Mill¨¢s decidi¨® publicar la cuarta parte firm¨¢ndola con su nombre en Seix Barral, con el t¨ªtulo, algo m¨¢s respetable, de Mi verdadera historia. ¡°Qu¨¦ vacile cagarme en mis viejos as¨ª, por escrito, p¨²blicamente, en un peri¨®dico (en un peri¨®dico de gran tirada, que dir¨ªa el viejo), cagarme en ellos desde el mismo diario que leen, llevo vi¨¦ndoles leer este puto peri¨®dico desde que comenc¨¦ a andar¡±, dec¨ªa la primera entrega de la serie en 2008, que se convirti¨® en la comidilla del mundo literario. Todo el mundo aspiraba a adivinar qui¨¦n era el autor de esas l¨ªneas, aunque Mill¨¢s nunca figur¨® en las quinielas. ¡°Eso me divirti¨® mucho. Y en cierto modo, por eso segu¨ª el juego en su d¨ªa. Pero ha pasado ya tanto tiempo que no me importa ya admitirlo¡±, afirm¨® Mill¨¢s en 2017.
Violeta C. Rangel
A finales de los noventa, el fil¨®logo y traductor andaluz Manuel Moya se escondi¨® bajo el pseud¨®nimo de Violeta C. Rangel para firmar varios vol¨²menes de poes¨ªa, como La posesi¨®n del humo o Cosecha roja, que se distinguieron por la crudeza de sus im¨¢genes y por el contenido social de sus versos, que denunciaban la violencia de g¨¦nero, entre otros asuntos. De cara a la galer¨ªa, Rangel fue presentada como una poeta marginal y desgarrada nacida en Sevilla en 1968, ocho a?os despu¨¦s que Moya, y afincada luego en Barcelona, donde frecuentar¨ªa los bajos fondos de la ciudad. ¡°Es Violeta la del Born / estado civil charnega / valor tres mil / pensi¨®n aparte¡±, rezaba uno de sus poemas. Todo era falso, aunque lo suficientemente convincente para resultar fidedigno: los versos de esta falsa poeta fueron traducidos a varios idiomas, ganaron premios de prestigio y fueron incluidos en numerosas antolog¨ªas.
Romain Gary
En noviembre de 1975, un autor desconocido, ?mile Ajar, gan¨® por sorpresa el premio Goncourt, el m¨¢s importante de las letras francesas, por su novela La vida por delante, relato sobre una superviviente del Holocausto que cuida de los hijos de las prostitutas en el barrio parisiense de Belleville. Tres d¨ªas despu¨¦s, Ajar rechazaba el galard¨®n en misteriosas circunstancias. El motivo de esa renuncia no se conocer¨ªa hasta cinco a?os m¨¢s tarde, poco despu¨¦s del suicidio de Romain Gary, escritor franc¨¦s de origen ruso, compa?ero de la actriz Jean Seberg, que ya hab¨ªa ganado el Goncourt en 1956 con Las ra¨ªces del cielo. Esta tomadura de pelo al establishment literario cont¨® con la complicidad del sobrino de Gary, Paul Pavlowitch, a quien reclut¨® para que interpretara el personaje de Ajar y le lleg¨® a escribir ingeniosas r¨¦plicas, como recog¨ªa un documental estrenado en 2020, en el 40? aniversario de su muerte. En el fondo, estaba acostumbrado a los cambios de nombre: hijo de jud¨ªos lituanos emigrados a Francia, Gary se llamaba, en realidad, Roman Kacew.
JK Rowling
La autora de Harry Potter firm¨® las cinco novelas de la saga policiaca protagonizada por el detective Cormoran Strike con el pseud¨®nimo de Robert Galbraith. Su identidad fue revelada en 2013. ¡°Quer¨ªa una personalidad todo lo alejada que fuera posible de m¨ª misma. Un pseud¨®nimo masculino pareci¨® una buena idea¡±, se explic¨®. En pocas horas, las ventas del primer libro de la serie, El canto del cuco, que apenas hab¨ªa colocado un millar de ejemplares en sus primeras horas a la venta en el Reino Unido, amentaron un 500.000% en Amazon. En 2020, la autora tuvo que negar que su nombre de pluma fuera un homenaje a Robert Galbraith Heath, pionero de las terapias de conversi¨®n para homosexuales en EE UU durante los a?os cincuenta. Tampoco ayud¨® que una subtrama de la ¨²ltima entrega de la saga estuviera protagonizada por un asesino en serie vestido de mujer, lo que hizo aumentar las acusaciones de transfobia contra Rowling. Curiosamente, no era la primera vez que la autora masculinizaba su nombre: al comienzo de su carrera, se escud¨® bajo la iniciales J. K. para evitar que su g¨¦nero perjudicara el potencial comercial de sus libros, seg¨²n ha explicado en numerosas ocasiones.
Wanda Kolmatrie y Ern Malley
Si existe una patria de las estafas literarias, esa debe de ser Australia. En 1994, una escritora aborigen, Wanda Kolmatrie, miembro de la cultura pitjantjatjara, public¨® una exitosa memoir titulada My Own Sweet Time, donde relataba c¨®mo fue sustra¨ªda a su madre poco despu¨¦s de nacer para ser educada por una familia blanca de clase media. Tres a?os despu¨¦s, su editorial, especializada en escritos de autores abor¨ªgenes, le ofreci¨® publicar una segunda parte. Fue entonces cuando descubri¨® que Koolmatrie era, en realidad, un taxista blanco llamado Leon Carmen, lo que desemboc¨® en un esc¨¢ndalo nacional. El autor argument¨® que no habr¨ªa tenido el mismo ¨¦xito con su identidad real. Tambi¨¦n en Australia surgi¨® Ern Malley, falso poeta de vanguardia que idearon en los a?os cuarenta dos j¨®venes escritores opuestos a los movimientos experimentales. Para estafar a la revista literaria que los aglutinaba, se hicieron pasar por la hermana de Malley, que habr¨ªa descubierto sus poemas tras su muerte y querr¨ªa que obtuvieran el reconocimiento que su autor nunca conquist¨® en vida. Cuando la revista les dedic¨® su portada, qued¨® en evidencia, aunque con el tiempo esas composiciones par¨®dicas ser¨ªan elogiadas por nombres como John Ashbery o Robert Hughes.
Elena Ferrante
La identidad de la autora de la saga Dos amigas sigue siendo uno de los grandes misterios del mundo literario actual. En 2016, fue identificada como la traductora Anita Raja tras una investigaci¨®n period¨ªstica que fue criticada por atentar a su derecho a la intimidad y al anonimato. Su argumento: los ingresos de Raja por derechos de autor aumentaron en un 150% en un solo a?o y se compr¨® dos pisos en Roma y una casa en la Toscana. Sin embargo, un estudio realizado en 2017 con un software de inteligencia artificial apunta a otra posibilidad: que el autor fuera el novelista Domenico Starnone, marido de Raja. Seg¨²n ese informe, era la prosa de Starnone la que guardaba m¨¢s parecidos estil¨ªsticos con los textos de Ferrante, por encima de otros sospechosos de esconderse tras el nombre de la escritora napolitana, como el novelista Marco Santagaya o el ensayista Goffredo Fofi. Raja, la ¨²nica mujer aspirante al t¨ªtulo, qued¨® segunda por la cola.
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