Verdades fragmentadas: Estados Unidos en tiempos de conflicto visto por Peter van Agtmael
El fot¨®grafo de Magnum recorre en su ¨²ltima publicaci¨®n dos d¨¦cadas de la historia de su pa¨ªs, un ¨ªntimo viaje impulsado por la necesidad de explorar y comprender las complejidades de una sociedad en conflicto
Cuenta Peter van Agtmael (Washington D.C., 1981) que ¡°creci¨® benefici¨¢ndose del sue?o americano y con pocos motivos para cuestionarlo¡±. As¨ª, las historias con final feliz que contaba su abuelo, un excombatiente de las fuerzas armadas de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, estimularon su ni?ez. Ten¨ªa nueve a?os cuando su pa¨ªs entr¨® en guerra por primera vez con Irak y, fascinado, recortar¨ªa y atesorar¨ªa un diagrama publicado en la prensa que describ¨ªa el arsenal armament¨ªstico desplegado por el ej¨¦rcito de su pa¨ªs. M¨¢s tarde se graduar¨ªa en Historia por la Universidad de Yale. Sin embargo, no fue hasta 2006, cuando en Irak, en la parte trasera de un veh¨ªculo blindado o en el comedor del cuartel, hablando con soldados de lugares de los que nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar, comenz¨® ¡°a entender¡± que pasaba en su propio pa¨ªs.
Por aquel entonces ya hab¨ªa descubierto lo que describe como ¡°una conexi¨®n casi m¨ªstica con el medio fotogr¨¢fico. Supe que este era mi camino. Una herramienta que en principio llegaba a m¨ª con un fin pr¨¢ctico se convertir¨ªa en algo espiritual¡±, asegura durante una videoconferencia desde su domicilio en Par¨ªs. ¡°Hoy sigo encontrando en la fotograf¨ªa esa especie de alquimia, que encuentro m¨¢gica¡±. De ah¨ª brota, sin duda, ese enfoque documental y emocional, donde cada imagen da pie a un relato m¨¢s amplio sobre la condici¨®n humana. As¨ª como la habilidad del autor para encontrar la dignidad y la ternura al lado de la violencia m¨¢s explicita, y revelar la humanidad y la vulnerabilidad en medio del caos. Caracter¨ªsticas que dan forma a su ¨²ltima publicaci¨®n, Look at the U.S.A.: A Diary at Home and War, una rotunda y desasosegante recopilaci¨®n de im¨¢genes realizadas en la Am¨¦rica posterior al 11-S, donde se entrelazan las im¨¢genes realizadas en Irak y Afganist¨¢n con otras de la vida cotidiana en su pa¨ªs.
¡°La historia es siempre una historia de violencia de camino hacia el triunfo¡±, advierte el fot¨®grafo en el texto introductorio. Una violencia que bajo su mirada no presenta de manera frontal, sino confrontando al lector tanto con las cicatrices visibles como con las invisibles; con el trauma, con la realidad que enmascara todo conflicto b¨¦lico. Como lo hace la imagen de la viuda del Sargento Seth Ricketts, muerto en servicio, quien trata de despertar de la siesta a su hijo, ya vestido de traje para asistir al funeral de su padre en Corinth, Misisipi, o los rostros velados por la oscuridad de dos mujeres en Mosul, mientras los soldados americanos inspeccionan su propiedad. ¡°?Deslegitimar la violencia?, no estoy muy seguro de que mi fotograf¨ªa vaya por ah¨ª¡±, explica el fot¨®grafo. ¡°Estamos hablando de fuerzas mucho m¨¢s poderosas que uno mismo. Me interesa comprender a la gente, a mi sociedad en este momento actual. Con frecuencia me viene a la memoria una cr¨®nica de la guerra del Vietnam, donde un nuevo corresponsal llega al pa¨ªs asi¨¢tico convencido de que ha llegado para ¡®eliminar el romanticismo de la guerra¡¯. A lo que uno de los fot¨®grafos all¨ª presentes y m¨¢s veteranos le responde que ser¨ªa como pretender eliminar el romanticismo de los Rolling Stones o de los Beatles. Es imposible. Es algo inherente. Deslegitimar la guerra est¨¢ por encima de mis capacidades, pero creo que puedo ser honesto en cuanto a lo que significa para m¨ª¡±.
El libro se presenta como una narraci¨®n compuesta por muchas capas. Un conjunto de im¨¢genes fracturado, en ocasiones disonante y ca¨®tico, como las propias guerras, donde los soldados mutilados, los emigrantes, las campa?as de Trump, las divisiones de clase y raciales apuntan a las heridas y tensiones subyacentes de una Am¨¦rica en tiempos dif¨ªciles. Trata temas que, aunque recurrentes, de alguna forma se resisten a una cr¨ªtica m¨¢s abierta. Un camino que transcurre en paralelo por el emprendido por el propio autor, quien descubre tambi¨¦n sus propias cicatrices, y sus propios errores, mientras ofrece un relato, casi en forma de diario, que al tiempo cuestiona distintos aspectos del ejercicio del fotoperiodismo. ¡°Siempre he querido que el lector sepa qui¨¦n le est¨¢ mostrando la informaci¨®n, y c¨®mo llego a ella; sus tropiezos y fallos en el camino. Es una manera de sentir que estoy siendo honesto. He comprobado que la gente reacciona a este tipo de cosas. En cierto modo, responde m¨¢s a lo personal que a lo period¨ªstico, algo que no deja decepcionarme¡±.
¡°Cuanto m¨¢s tiempo pasaba en Estados Unidos, m¨¢s ve¨ªa la violencia intergeneracional y sist¨¦mica que compon¨ªa el tel¨®n de fondo de toda nuestra historia¡±
¡°?Cu¨¢ntas fotos del frente necesitaba para contar una historia sobre la guerra?¡±, escribe Van Agtmael. ¡°?Qu¨¦ historia intentaba contar? Cuanto m¨¢s tiempo pasaba en Estados Unidos, m¨¢s ve¨ªa la violencia intergeneracional y sist¨¦mica que compon¨ªa el tel¨®n de fondo de toda nuestra historia¡±.
Hubo un momento en que el fot¨®grafo comprendi¨® que para contar la guerra necesitaba incorporar im¨¢genes de la vida cotidiana. ¡°Cada vez que regresaba a mi pa¨ªs y mostraba mis im¨¢genes a mi familia y a mis amigos, sab¨ªa que no conseguir¨ªan ver lo que yo quer¨ªa mostrar si no les ofrec¨ªa un punto de referencia m¨¢s claro. Este deb¨ªa venir de situaciones m¨¢s familiares¡±. Tardar¨ªa m¨¢s de a?o y medio en dar con la f¨®rmula adecuada para secuenciar el libro. ¡°Uno tiene que escuchar qu¨¦ cuentan las im¨¢genes, m¨¢s que secuenciarlas por lo que quiere que cuenten; pero en este caso era necesario ajustarse al ritmo diar¨ªstico impuesto por el texto. Dada la gran cantidad de historia que estaba cubriendo, la variedad de temas a tratar, consider¨¦ que ese m¨¦todo en cierta forma cronol¨®gico era el m¨¢s adecuado¡±.
¡°S¨¦ que si he encontrado alguna verdad, es que todo el mundo tiene su propia verdad. Hay muchas cosas que se quedan fuera de esta¡±, concluir¨¢ Van Agtmael al final del libro. Hoy, cuando su obsesi¨®n por cubrir los acontecimientos ya no es tan compulsiva, y reside en Par¨ªs, el fot¨®grafo puede observar con m¨¢s serenidad a su tierra desde la distancia. ¡°Vivir fuera me ha ayudado a ver tanto la violencia del caos pol¨ªtico como a apreciar de forma profunda cosas que daba por sentado¡±, reconoce el fot¨®grafo. ¡°Mi amor por Nueva York, por el campo, por la apertura de mente y la inocencia que tambi¨¦n se encuentran en mi pa¨ªs. Todo eso sigue ah¨ª. La rabia es muchas veces una forma de enmascarar la tristeza. Hubo un momento en que las cosas que amaba de Am¨¦rica se perdieron y ahora tengo una mayor apreciaci¨®n de ellas. Lo que no quiere decir que mis conclusiones generales hayan cambiado, pero ha sido bueno reconstruir mi relaci¨®n con mi pa¨ªs¡±.
Look at the U.S.A.: A Diary at Home and War. Peter van Agtmael. Thames & Hudson, 2024. 352 p¨¢ginas. 48 euros.
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