¡®Diarios de un fumador¡¯, de Simon Gray: envejecer, morir y re¨ªrse de todo un poco
El novelista y autor teatral brit¨¢nico construye en este libro unas meditaciones err¨¢ticas, profundas y muy graciosas
Un dramaturgo sesent¨®n que fuma 60 cigarrillos al d¨ªa. Ha sido rico y veraneado en mansiones y ahora viaja en vuelos low cost a hoteles deprimentes, donde rivaliza por las tumbonas con otros turistas y flota en el mar ayudado de incontables coca-colas light, que consume desde que abandon¨® el alcohol tras beber durante a?os tres botellas de champ¨¢n al d¨ªa. Uno de sus amigos, Ian Hamilton, ha muerto. A otro, ...
Un dramaturgo sesent¨®n que fuma 60 cigarrillos al d¨ªa. Ha sido rico y veraneado en mansiones y ahora viaja en vuelos low cost a hoteles deprimentes, donde rivaliza por las tumbonas con otros turistas y flota en el mar ayudado de incontables coca-colas light, que consume desde que abandon¨® el alcohol tras beber durante a?os tres botellas de champ¨¢n al d¨ªa. Uno de sus amigos, Ian Hamilton, ha muerto. A otro, Harold Pinter, le acaban de diagnosticar un c¨¢ncer. Descubre que ¨¦l tambi¨¦n padece uno, pero el m¨¦dico le tranquiliza: su h¨ªgado y sus pulmones est¨¢n tan mal que el tumor de pr¨®stata que le han encontrado no tendr¨¢ tiempo de matarle. Con esos materiales m¨¢s bien l¨²gubres, el novelista y autor teatral Simon Gray (1936-2008) construy¨® unas meditaciones err¨¢ticas, profundas y muy graciosas, que aparecieron en ingl¨¦s en 2004.
Antes hab¨ªa escrito otros diarios sobre sus obras de teatro; despu¨¦s vinieron The Year of the Jouncer, The Last Cigarette y Coda. Con digresiones que a David Lodge le hac¨ªan pensar en el flujo de conciencia y en Tristram Shandy, y con un alucinante sentido del humor, Gray est¨¢ en un bar, un tren o su despacho y se lanza a un juego asociativo a veces gru?¨®n y a veces nost¨¢lgico, donde caben la memoria, el an¨¢lisis y la (auto)demolici¨®n.
Es el hijo m¨¢s querido de su madre, una exatleta ol¨ªmpica que daba clases de tenis con el cigarrillo en los labios y zurraba a sus hijos a la menor oportunidad. Su padre era un pat¨®logo distinguido e infiel. Los dos murieron pronto, v¨ªctimas de c¨¢nceres relacionados con el tabaco. Ten¨ªa dos hermanos; uno falleci¨® por alcoholismo. Gray recuerda su infancia en Canad¨¢, durante la II Guerra Mundial, donde era el protegido de su abuela; cuenta sus gamberradas y su despertar er¨®tico (impulsado por las novelas de Hank Janson, seud¨®nimo de Stephen Frances, que tuvo que dejar el Reino Unido y se mud¨® a Espa?a). ¡°Supongo que hoy en d¨ªa una madre como mam¨¢ pasar¨ªa mucho tiempo en los juzgados e incluso en la c¨¢rcel, pero es que estos son tiempos excepcionalmente necios, desabridos y est¨²pidos, en que las frases hechas no solo han reemplazado al pensamiento sino tambi¨¦n al sentimiento¡±, escribe.
Habla de profesores abusadores, de amistades duraderas y desastres financieros, de recuerdos culpables de adulterio en su primer matrimonio y una relaci¨®n pl¨¢cida y feliz con Victoria, su segunda esposa; de mascotas y decadencia. Crea asociaciones hilarantes y vertiginosas: destroza los poemas m¨¢s conocidos de Auden, admira los de Hardy, comenta los de Pinter y los ensayos p¨®stumos de Hamilton, entra por primera vez en internet, analiza la serie Ley y orden, lee una biograf¨ªa de Richelieu y recuerda que lo ¨²nico memorable del personaje para ¨¦l en una adaptaci¨®n de Los tres mosqueteros era que sufr¨ªa de hemorroides, un padecimiento que, cuenta Gray, complic¨® para Napole¨®n la batalla de Borodin¨® pero fue decisivo para el ¨¦xito interpretativo de Gary Cooper en Solo ante el peligro, y probablemente para los mejores poemas de Coleridge, que quiz¨¢ tomaba l¨¢udano para aliviar el dolor que le produc¨ªan las suyas.
El libro es inteligente, divertido y triste, y deja al lector con ganas de m¨¢s.
Diarios de un fumador
Traducci¨®n de ?lex Gibert
Gatopardo, 2025
304 p¨¢ginas. 21,95 euros