El arte choca con la ciencia en Los ?ngeles
Convertida en una de las grandes citas culturales de California, PST ART reivindica el di¨¢logo entre ambas disciplinas con un mensaje ecologista que resuena en un paisaje calcinado por los incendios
!['Open Sky Emplacement' (2023), de Marcus Z¨²?iga, en el Benton Museum of Art de Claremont (California).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/OQXJDB7CQNAUPIIDYYC6SFNSYA.jpg?auth=52599d25de47296ada6f7d19d7e66c1b2968f075ce8db06e26aad18b1311e7b9&width=414)
?Qu¨¦ hora es en Los ?ngeles? La ciudad levanta la cabeza entre los escombros y recupera con esfuerzo la normalidad en un sinf¨ªn de paisajes devastados que, pocas semanas antes de los incendios, recorrimos para escribir estas l¨ªneas. En cuesti¨®n de d¨ªas, como en una funesta ilusi¨®n ¨®ptica, se convirtieron en ruinas calcinadas. Lo m¨¢s inquietante es que algunas de las exposiciones de Pacific Standard Time, ambiciosa iniciativa art¨ªstica de la Fundaci¨®n Getty rebautizada ahora como PST ART, parec¨ªan augurar el desastre. En el recuerdo est¨¢ una imagen de la muestra Storm Cloud, en la Huntington Library de Los ?ngeles, que ubica los or¨ªgenes de la actual crisis clim¨¢tica en la industrializaci¨®n en la Inglaterra del siglo XIX.
Una estampa recoge una vista del condado de Shropshire, zona emblem¨¢tica de la revoluci¨®n industrial y conocida por su papel clave en el desarrollo de la siderurgia, con el fulgor incandescente de los hornos en segundo plano. No era un incendio, o tal vez s¨ª. ?Reflejaba esa vi?eta anodina el resplandor del desarrollo industrial o m¨¢s bien el primer destello de una ignici¨®n en plena naturaleza, all¨¢ por los albores del Antropoceno? D¨ªas despu¨¦s, la imagen nos pareci¨® casi id¨¦ntica a la de un bombero indefenso en las colinas de Palisades, donde la escasez de lluvias y la sequedad de la vegetaci¨®n, factores inducidos por el cambio clim¨¢tico, no hicieron m¨¢s que agravar la situaci¨®n.
!['Iron Works of Coalbrook Dale' (1805), de Philippe-Jacques de Loutherbourg. La obra forma parte de la muestra 'Storm Cloud: Picturing the Origins of Our Climate Crisis' en la Huntington Library de Los ?ngeles.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TTVNDHYGXZHYTMKPJBBVRZ2BRQ.jpg?auth=65c193dd44994dc7730ed77dccc82e18f68ac30b005fc699121cf6fd0b9ae72f&width=414)
La iniciativa de Getty, generoso mecenas que ha repartido 20 millones de d¨®lares para financiar 84 exposiciones en todo el sur de California, de San Diego a Palm Springs, sigue un hilo tem¨¢tico vago, pero pertinente: los v¨ªnculos entre arte y ciencia, a los que cabe sumar la palabra ecolog¨ªa, subtexto insistente en la mayor¨ªa de las propuestas. En conjunto, todas parecen oponerse a la famosa conferencia pronunciada por C. P. Snow en 1959 sobre ¡°las dos culturas¡±, que defin¨ªa el lenguaje art¨ªstico y el cient¨ªfico como dos reinos enemistados e irreconciliables. PST ART defiende, al contrario, que han cooperado desde hace siglos, en una s¨ªntesis que invalida toda hip¨®tesis de cisma. En la biblioteca hist¨®rica de Caltech, la universidad de los Premios Nobel localizada en Pasadena, ciudad afectada por el incendio de Eaton, una pionera del movimiento Light and Space como Helen Pashgian, de 91 a?os, expone una esfera en la que parece observarse la infinidad del cosmos, igual que la concha que contiene el rumor del oc¨¦ano.
A su alrededor, varios objetos y documentos demuestran que esta intersecci¨®n de disciplinas no es nueva, ni mucho menos. Galileo ya cre¨® ficciones art¨ªsticas para representar el espacio, como sus expresivas grietas en la superficie de la Luna, y ciertos dibujos bot¨¢nicos pueden ser considerados obras de arte. Los telescopios espaciales como Hubble y Webb capturan im¨¢genes en longitudes de onda que van m¨¢s all¨¢ del espectro visible para el ojo humano. Al traducir esos datos, los cient¨ªficos de la NASA act¨²an como coloristas: aplican un procesamiento crom¨¢tico para que podamos ver algo. La estructura molecular se entiende, salvo si uno es de letras puras, gracias a modelos 3D realizados por an¨®nimos, no muy distintos a las esculturas dada¨ªstas. Y un panorama lunar aparece yux?tapuesto al Death Valley en una obra de Stephen Nowlin, en una representaci¨®n que destila la misma esencia del paisaje estadounidense que inmortalizaron los fot¨®grafos de comienzos del siglo XX.
Varias millas al sur, el Museo de Historia Natural inaugura una nueva sala de dioramas que llevaba cerrada 30 a?os. La renovaci¨®n busca corregir las imprecisiones cient¨ªficas de estas representaciones del mundo natural, tan emblem¨¢ticas de los museos estado?unidenses. Tres de ellas han sido encargadas a artistas actuales. La que firma Lauren Schoth refleja el recubrimiento de hormig¨®n del cauce del r¨ªo de Los ?ngeles para controlar las inundaciones. La transformaci¨®n, concebida como una soluci¨®n de ingenier¨ªa, acab¨® por convertir el r¨ªo en una arteria artificial, y en emblema de la urbanizaci¨®n extrema del paisaje californiano. Por su parte, el Museo de la Academia recuerda que la mayor invenci¨®n de la ciudad, la industria de Hollywood, tambi¨¦n implic¨® esta inevitable alianza entre arte y ciencia, como demuestra una muestra dedicada a la invenci¨®n de la pel¨ªcula en color. Las exposiciones hist¨®ricas abundan en el programa. Por ejemplo, en el propio Museo Getty, la muestra Lumen recuerda la fascinaci¨®n por el firmamento estrellado existente desde la Edad Media, de la que da fe desde una impresionante colecci¨®n de astrolabios hasta las instalaciones contempor¨¢neas de Anish Kapoor, que tambi¨¦n parecen vincular luz y divinidad.
!['Pacific Wave' (1987), de April Greiman, expuesta en el LACMA de Los ?ngeles.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7NUCWR334VEEFLZQUOA27CRF7E.jpg?auth=ec8bb2d38d202faddc69ca594588ff859f5cc1e6cf06b9133494b54d97602660&width=414)
En el flanco ocupado por el arte reciente se sit¨²a Beatriz da Costa, expuesta en la Galer¨ªa Municipal de Los ?ngeles, que recuerda sus performances en las que palomas equipadas con sensores recolectaban datos sobre la contaminaci¨®n del aire, un ejemplo brillante de arte confundido con activismo (?o era al rev¨¦s?). En el MOCA, Olafur Eliasson re¨²ne 26 obras nuevas que reformulan viejas ideas sobre la luz, el color y la geometr¨ªa, en las que los principios de la f¨ªsica y la ¨®ptica se ponen al servicio de una experiencia sensorial con implicaciones pol¨ªticas. En el Hammer, la exposici¨®n Breath(e) agrupa a artistas y colectivos con un mismo impulso militante: desde las fotograf¨ªas de LaToya Ruby Frazier, que documentan la crisis del agua en M¨ªchigan, hasta el colectivo ikkibawiKrrr, que aborda la vida de las haenyeo, buceadoras de la isla coreana de Jeju que recolectan algas con una t¨¦cnica de respiraci¨®n ancestral.
Con todo, la obra m¨¢s ominosa podr¨ªa ser una instalaci¨®n de David Bowen realizada con el Laboratorio de Astrobiolog¨ªa de la NASA: un campo de juncos mecanizados que se agitan al ritmo dictado en tiempo ?real por los vientos de Marte, tan furiosos como los de California. Y que lanzan un presagio aciago: el de un ecosistema condenado a parecerse al del planeta vecino, donde el di¨®xido de carbono, las temperaturas extremas y las tormentas de polvo han sofocado cualquier rastro de flora y de fauna.
¡®PST ART. Art & Science Collide¡¯. Los ?ngeles. Hasta el 1 de marzo.
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