Contra el sospechoso, indomable y persistente mal olor que arruina la mejor ropa: as¨ª se combate el ¡®permasmell¡¯
Sabes que se apoderar¨¢ de tu nuevo equipamiento deportivo antes de ir a por tus camisas m¨¢s preciadas, pero quiz¨¢ ignoras que la soluci¨®n no est¨¢ en lavar m¨¢s a menudo
?Ser¨ªas capaz de calificar del 1 al 10 el tufo que desprende tu camiseta tras tres horas de f¨²tbol sala, sin desodorante? ?Y el de las de tus compa?eros y contrincantes? Los cient¨ªficos de la Universidad brit¨¢nica de Northumbria Chamila Denawaka Ian Fowlis y John Dean s¨ª. Fue su primera tarea en el reto de desvelar un asquerosamente jugoso misterio plasmado en la ropa: los ingredientes del olor a sudor. Lo llamaron, con una patente falta de habilidad para la exageraci¨®n marketiniana, ¡°olor a var¨®n humano despu¨¦s del ej...
?Ser¨ªas capaz de calificar del 1 al 10 el tufo que desprende tu camiseta tras tres horas de f¨²tbol sala, sin desodorante? ?Y el de las de tus compa?eros y contrincantes? Los cient¨ªficos de la Universidad brit¨¢nica de Northumbria Chamila Denawaka Ian Fowlis y John Dean s¨ª. Fue su primera tarea en el reto de desvelar un asquerosamente jugoso misterio plasmado en la ropa: los ingredientes del olor a sudor. Lo llamaron, con una patente falta de habilidad para la exageraci¨®n marketiniana, ¡°olor a var¨®n humano despu¨¦s del ejercicio¡± ¡ªtodos los voluntarios del estudio eran hombres¡ª. Seg¨²n su an¨¢lisis, solo seis compuestos qu¨ªmicos son responsables de la esencia olfativa del fluido.
Aunque el sudor no huele mal. En realidad, el vapor que emanan los poros de la piel para compensar un aumento de temperatura corporal es inodoro. Si le dejamos v¨ªa libre, sale al ambiente exterior y, sencillamente, se evapora. Sin embargo, si algo se interpone en su camino (una camiseta, un calcet¨ªn, un sujetador) tiende a condensarse en un l¨ªquido rico en sales. Especialmente rico para la numerosa microbiota que habita nuestra piel y est¨¢ dominada por ciertas bacterias. Al digerir ese oportuno man¨¢, los microorganismos producen sustancias de desecho que son las aut¨¦nticas portadoras de la pestilencia: se conocen como compuestos org¨¢nicos vol¨¢tiles, seg¨²n la as¨¦ptica jerga de los cient¨ªficos. Esos son los enemigos impresentables en sociedad (y, a veces, insoportables hasta en soledad). Y tambi¨¦n los art¨ªfices de ese olor imposible de sacar de la ropa si se les da la m¨¢s m¨ªnima oportunidad de establecerse en ella.
Cuando en un tejido se acumulan restos de sudor, bacterias, compuestos de desecho e incluso mol¨¦culas pestilentes derivadas de un mal proceso de lavado, el desagradable olor puede inmunizarse frente a lavadoras, suavizantes, frotados a mano y noches de ventisca al raso. Te sonar¨¢ el fen¨®meno porque es muy caracter¨ªstico de las prendas deportivas (aunque no exclusivo), pero quiz¨¢ no le hayas puesto un nombre¡ En ingl¨¦s ha sido bautizado como permasmell (olor permanente) o, en su versi¨®n menos diplom¨¢tica, permastink (hedor permanente). Conociendo la predilecci¨®n de las bacterias por los ambientes oscuros y h¨²medos, lo primero que hay que hacer para evitarlo es sortear esos espacios; s¨ª, tu bolsa de deporte lo es. La taquilla del gimnasio, no digamos. Pero eso no es lo ¨²nico que funciona.
Airear, aclarar, dar la vuelta y... ?sigue oliendo?
Aparte de en los vestuarios de los gimnasios y la intimidad de los hogares, la cruzada contra el permasmell se libra con fuerza en los laboratorios de universidades y empresas textiles, embarcadas en descifrar su origen y buscar medidas preventivas y soluciones. No en vano, los consumidores estar¨ªan dispuestos a pagar hasta un 15% m¨¢s por prendas con control del olor, seg¨²n una encuesta de Cotton Inc, una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que suministra informaci¨®n a la industria algodonera y textil americana.
Entre los principales enemigos del permasmell se encuentra el laboratorio de Rachel McQueen en la Universidad de Alberta (Canad¨¢). Especialmente interesado en mejorar el impacto de los textiles en el medio ambiente, su equipo se ha centrado en c¨®mo interact¨²an los tejidos y el cuerpo humano. McQueen ha alcanzado conclusiones como la de que el algod¨®n y la lana absorben el sudor l¨ªquido, lo que hace que las fibras naturales sean una buena opci¨®n para prevenir el olor permanente. Las fibras sint¨¦ticas, como el poli¨¦ster, lo repelen, lo que fomenta la intensidad del mal olor porque la piel queda empapada, las bacterias se dan su buen banquete y las mol¨¦culas de olor que desprenden se fijan a la prenda y se van acumulando cada vez que la vestimos.
¡°Para eliminarlas necesitar¨ªamos lavar a una temperatura superior a los 30?C que se recomiendan para el poli¨¦ster¡±, aclara M? Carmen L¨®pez Soler, autora del libro Manual de Tejidos. ¡°Por tanto, habr¨¢ que lavarlas muy, muy a menudo¡±. Tampoco viene nada mal meterlas en la lavadora por separado, del rev¨¦s y tratando previamente zonas problem¨¢ticas como las de las axilas, ni es exagerado aclararlas (sin retorcer) o, como m¨ªnimo, airearlas despu¨¦s de usarlas. Pero la opci¨®n de lavar asiduamente choca frontalmente con la responsabilidad de ser sostenibles que poco a poco vamos asumiendo como sociedad. Y tambi¨¦n con el bienestar de nuestro bolsillo. McQueen destaca que ¡°lavar la ropa con demasiada frecuencia degrada los tejidos y acorta la vida de las prendas. Adem¨¢s de perjudicar al medio ambiente¡±. En definitiva, que es un desperdicio de energ¨ªa, agua y dinero.
Contrariamente a lo que uno podr¨ªa imaginarse por su trabajo, de hecho, precisamente por ¨¦l, McQueen ha llegado a la conclusi¨®n de que lavamos la ropa m¨¢s de lo necesario, por puro h¨¢bito. Fue de la manera m¨¢s inesperada. Con tanto ah¨ªnco se entregan al trabajo en el laboratorio de la cient¨ªfica que solicitan a la poblaci¨®n que les done sus prendas malolientes para sus investigaciones, pero fueron unos pantalones del estudiante Josh Le los que le dieron la pista. Por lo visto, el joven llevaba un a?o vistiendo unos vaqueros sin lavarlos, una tentaci¨®n irresistible para una investigadora del permasmell: McQueen analiz¨® las bacterias que conten¨ªan, luego le pidi¨® que los lavara y que volviera a pon¨¦rselos durante dos semanas. Un nuevo an¨¢lisis revel¨® que la cantidad de bacterias no hab¨ªa cambiado. O sea, que poco hace un lavado convencional contra este olor parasitario una vez se ha instalado.
Tejidos con ¡®canales¡¯, zinc y zeolita de cenizas volc¨¢nicas
Toca dejar de ser convencional, y antes de estrenar la prenda: lo primero para que los compuestos org¨¢nicos vol¨¢tiles vuelen lejos de nuestra pituitaria es elegir bien la ropa. En esto, la industria textil ofrece soluciones para todos, y empiezan por la estructura de los tejidos. Por ejemplo, a las hebras en forma de tubo de las fibras sint¨¦ticas las dotan de ¡°canales¡± por los que el sudor resbala hacia el exterior, atra¨ªdo por la gravedad. ¡°Aunque la finalidad de este sistema es que el deportista permanezca seco, al eliminar el exceso de humedad tambi¨¦n contribuye a evitar el olor¡±, explica Mar¨ªa ?ngeles Bonet, subdirectora del Departamento de Ingenier¨ªa Textil y Papelera de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia.
Adem¨¢s, se les pueden a?adir sustancias que interfieran con el metabolismo de las bacterias y les impidan proliferar, e incluso que las maten, si bien el bactericidio puede resultar un ca?onazo con consecuencias: gran parte de la microbiota cumple funciones esenciales en nuestra piel y extinguirlas puede causar problemas como la dermatitis. Por eso, se utilizan tambi¨¦n sustancias ¡°como la ciclodextrina, capaz de atrapar las mol¨¦culas que llevan el olor. Y ciertos suavizantes incorporan microc¨¢psulas con aromas que no se ven y que van abri¨¦ndose y liber¨¢ndolos a medida que te mueves¡±, aclara Bonet.
Pero algunos de los aditivos antiolor m¨¢s frecuentes, como los iones de plata, pueden irse con el lavado y contaminar las aguas. Por eso se est¨¢n buscando alternativas m¨¢s sostenibles, que no degraden el entorno y cuyo efecto se prolongue m¨¢s en el tiempo. Por ejemplo, tratamientos nanotecnol¨®gicos que permitan reducir el contenido en plata o sustituirla por cobre, zinc, extractos vegetales o zeolitas. Estas ¨²ltimas proceden de cenizas volc¨¢nicas y atrapan en sus diminutos poros las mol¨¦culas de olor, que luego liberan durante el lavado. Tambi¨¦n se est¨¢n intentando incorporar a la ropa t¨¦cnica tejidos como la viscosa derivada del eucalipto o basados en bamb¨², con gran capacidad para atrapar la humedad del cuerpo.
La variedad de opciones en el mercado ha resultado en la creaci¨®n del sello de calidad ¡°All Day Fresh¡±, otorgado por el Instituto Hohenstein de Alemania a los tejidos que demuestren su eficacia para reducir el olor a sudor. El proceso de evaluaci¨®n tambi¨¦n mide el efecto sobre la piel humana, para asegurar que la tecnolog¨ªa aplicada no provoca alergias u otros efectos indeseados. Y siempre podemos recurrir a productos desodorantes espec¨ªficos para ropa que contengan ¡°ox¨ªgenos activos o con percarbonatos e incluso, en tintorer¨ªas, el ozono¡±, recomienda la asesora textil L¨®pez Soler.
La gravedad del asunto depender¨¢ del personal olor de cada cual, que se conforma a partir de factores como el n¨²mero de poros, las bacterias del cuerpo o las sales que segrega. Las diferencias son abrumadoras. Mientras ¡°hay compuestos que han llegado a quemar tejidos de seda, que aguanta alcalinos fuertes¡±, seg¨²n L¨®pez Soler, un estudio de la Universidad de Bristol identific¨® que en el 2% de sus participantes estaba desactivado un gen que incita a las bacterias a reaccionar con el sudor de las axilas. Eso s¨ª, la mayor¨ªa de las afortunadas ¡ªaqu¨ª eran todas mujeres¡ª no lo sab¨ªan y usaban siempre desodorante. Para qu¨¦ esperar a que la se?al te llegue flotando desde la bolsa de deporte.