Al mundo le sobra ropa y necesita energ¨ªa, ?por qu¨¦ no incinerarla para conseguirla?
La idea de usar las prendas desechadas con este prop¨®sito est¨¢ encima de la mesa, pero no parece sostenible
El oto?o pasado, Burberry destruy¨® art¨ªculos para evitar que bajase su precio en el mercado, un despilfarro de recursos y energ¨ªa que cre¨® un gran revuelo y motiv¨® el nacimiento del hashtag #Burnberry (la marca acab¨® eliminando esa pr¨¢ctica el pasado septiembre). Unas semanas despu¨¦s, la televisi¨®n p¨²blica sueca inform¨® de que una central el¨¦ctrica a 100 kil¨®metros de Estocolmo, para eliminar los combustibles f¨®siles en 2020, pretend¨ªa usar solo aquellos que considerase renovables y reciclados. Por eso quem¨® en 2018 madera desechada y basura, incluidas 15 toneladas de ropa descartada de H&M (seg¨²n Bloomberg, no apta para el consumo), un porcentaje m¨ªnimo de las 400.000 toneladas de desechos que necesita para suministrar energ¨ªa a 150.000 hogares. Estos casos llevan a plantear una importante cuesti¨®n medioambiental, la de si quemar la ropa que no se usa, un bien que se acumula en la sociedad del usar y tirar, es una pr¨¢ctica sostenible.
Desde el departamento de comunicaci¨®n de H&M en Espa?a? explican su caso particular: "La mayor parte de nuestras colecciones se venden en tienda y en l¨ªnea, a veces a un precio ventajoso en rebajas, campa?as comerciales, pop up temporales, en locales donde hay m¨¢s demanda, incluso en pa¨ªses donde tenemos pocas prendas. Si no, al final de la temporada, evaluamos el almacenamiento hasta la pr¨®xima", detallan. Respecto a la destrucci¨®n de ropa, alegan seguir las directrices de residuos de la Comisi¨®n Europea. "Solo se da excepcionalmente, cuando no se pasan los controles de calidad. En general, los productos sobrantes deben reutilizarse principalmente en su forma original. Si no es posible, pueden reutilizarse en otro tipo de producto y, si no, reciclarse", indican.
Las contradicciones del planteamiento 'incendiario'
Andoni Uriarte, director t¨¦cnico de Recircula, expresidente y fundador de la Asociaci¨®n Espa?ola Recicladores PET (Aserpet), opina sobre la ropa quemada de la iniciativa sueca: "Es una contradicci¨®n si la central pretende usar fuentes renovables, esas prendas son en su mayor¨ªa pol¨ªmeros artificiales, derivados del petr¨®leo (una fuente no renovable), principalmente poli¨¦steres y poliamidas". Pl¨¢stico que acaba en el mar.
E insiste: "El aprovechamiento con menor impacto ambiental es prevenir (no hay mejor residuo que el que no se genera), junto con reutilizar y reciclar. La incineraci¨®n es viable si esas tres opciones no son posibles". Y, adem¨¢s, advierte: "En procesos de aprovechamiento de energ¨ªa como ese, debe darse un nivel de pureza muy elevado de materiales para que sean seguros para el ser humano y medioambientalmente. Por ejemplo, en la recogida y tratamiento de residuos en Espa?a, donde la separaci¨®n selectiva es pobre o casi inexistente en algunos casos, son pr¨¢cticamente inalcanzables".
El experto echa en falta una legislaci¨®n nacional con responsabilidad ampliada a los fabricantes textiles, "como hay en otros sectores (envases, productos farmac¨¦uticos, aparatos electr¨®nicos), para que respondan en todas las etapas de los productos que fabrican y ponen en circulaci¨®n". Luis L¨®pez Aranguren, miembro del colectivo de reciclaje textil Altrapo Lab lo corrobora: "La incineraci¨®n es de los sistemas de gesti¨®n de residuos menos eficientes, incluso si la quema de ropa crea energ¨ªa (tampoco excesiva) sigue siendo un recurso textil mal aprovechado".
Atajar el imparable desperdicio de las prendas
Seg¨²n un estudio de 2016 de la consultora estrat¨¦gica McKinsey, la producci¨®n de ropa mundial se duplic¨® entre 2010 y 2014. El n¨²mero medio de colecciones anuales de las empresas europeas aument¨® de dos a cinco entre 2000 y 2011, en el mundo anualmente se venden 80.000 millones de prendas, la cantidad de estos desperdicios en EE UU se ha duplicado en 15 a?os y, en 2015, las emisiones de gases de efecto invernadero de la producci¨®n textil global superaron las de todos los vuelos internacionales.
Desde el departamento de comunicaci¨®n de H&M (que en marzo del 2018 acumulaba un stock de prendas no vendidas por valor de 3.800 millones de euros, consecuencia de una meteorolog¨ªa que no acompa?¨® a la campa?a) comentan: "Nuestra ambici¨®n es crear un circuito cerrado donde las prendas y textiles usados se reutilicen, reciclen y se conviertan en nueva moda: reducir¨¢ nuestra dependencia de nuevos recursos y nos llevar¨¢ de una econom¨ªa lineal a una circular. Queremos hacer que los residuos sean un recurso y darles un nuevo valor".
L¨®pez Aranguren reflexiona sobre ello: "Las grandes marcas de moda r¨¢pida plantean estrategias para abordar este problema porque ya la sostenibilidad es de sentido com¨²n. Algunas optan por cambios m¨¢s reales y otras, m¨¢s est¨¦ticos. H&M es especialmente autocomplaciente con sus supuestos logros, se vio en la campa?a Close the Loop, en la que trataba de convencernos de que no importa consumir ropa como un art¨ªculo desechable pues lo reintroducen en el circuito. Debemos abrir los ojos ante lo ilusorio de estas campa?as y estrategias", recomienda.
M¨¢s vale prevenir que incinerar
Actualmente, el 95% de los textiles acaban en el vertedero, por eso en 2013 H&M comenz¨® un proyecto de recogida de ropa en sus tiendas que, en Espa?a, ha alcanzado casi las 6.000 toneladas. Es loable pero anecd¨®tico, teniendo en cuenta que en nuestro pa¨ªs se crean al a?o aproximadamente 360.000 toneladas de estos residuos y que la multinacional sueca vende millones de prendas anualmente (en 2015, por ejemplo, por valor de 22.000 millones de euros).
Gema G¨®mez, de la plataforma de moda sostenible Slow Fashion Next, considera que ya desde la fabricaci¨®n es preferible apostar por dise?os m¨¢s atemporales y por materias primas puras y saludables, mezcladas lo m¨ªnimo, o con otras compatibles, "para que sea posible compostarlas o reciclarlas al final de su vida", dice. "Y sin qu¨ªmicos nocivos, empleando en lo posible el dise?o zero-waste (sin residuo), para evitar de un 5 a un 20% de los restos pre y posindustriales", aclara.
Y, una vez producida la ropa, la especialista recomienda alargar su vida con upcycling. "Es decir, usar tejidos de prendas antiguas para otras nuevas; tambi¨¦n venderlas para el mercado de segunda mano, 'tunearlas', y el reciclaje qu¨ªmico o el mec¨¢nico, una soluci¨®n m¨¢s de corto plazo si las materias est¨¢n mezcladas". Y lo peor que puedes hacer: reciclar la ropa de un d¨ªa para otro, una costumbre que dicen que tiene hasta el 27% de los hombres.
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