Las ramas enfrentadas tienen las mismas ra¨ªces
'TurliTava' estrena una tragedia ¨ªntima sobre los recovecos de la memoria hist¨®rica
Los vivos y los m(¨ªos), premio L¨¢zaro Carreter 2009, se representa en un local que anta?o fuera tienda de ultramarinos, en la calle de los Tres Peces, 34. En su escaparate, una maleta abierta llena de arena simboliza el exilio del cad¨¢ver que mueve la acci¨®n de este drama de hechuras tr¨¢gicas, y evoca la sentencia b¨ªblica: ¡°Polvo eres¡±. Ya dentro, una joven espectral anuncia al p¨²blico que ella est¨¢ a punto de llegar. ¡°Ella¡± es una chica enlutada, cuyos pasos decididos nos arrastran pasillo adelante, hasta el comedor de la pensi¨®n del pueblo del que su abuela huy¨® muy joven, poco antes de la Guerra Civil.
Los vivos y los m(¨ªos)
Autor: Jos¨¦ Cruz. Luz: Jos¨¦ Espigares. Direcci¨®n: ?lvaro Tejero. Espacio Cultural TurliTava (www.turlitavateatro.com). Hasta el 29 de enero.
En su maleta, la moza dice llevar las cenizas del abuelo, para enterrarlas en el cementerio, sin funerales de una fe en la que no cree, intenci¨®n esta que aventa de inmediato el rescoldo de viejos rencores. Jos¨¦ Cruz (Madrid, 1977), autor de Los vivos y los m(¨ªos), plantea con sutileza el conflicto eterno pero muy actual entre la voluntad individual o colectiva de poner las cosas en su sitio y la de dejarlas estar. En el montaje de TurliTava Teatro, dirigido minuciosamente por ?lvaro Tejero, destacan la atm¨®sfera, hecha a ganchillo, y las interpretaciones de un grupo de actores j¨®venes cuyo fino aliento dram¨¢tico crea verdad de la buena a un palmo del p¨²blico.
Alberto Basas, Patricia Dom¨ªnguez, Luna Paredes, Vicky Peinado y Paco Puerta dejan caer sus frases con la organicidad de quien las dice por vez primera, nos ignoran aunque estemos pegados a ellos, respiran un tempo ritmo rural genuino y ocultan m¨¢s de lo que muestran, creando as¨ª una tensi¨®n palpitante bajo la aparente calma. Tejero conduce la representaci¨®n (y a nosotros con ella) por cuatro espacios distintos, trastienda incluida. A veces, compartimos con los int¨¦rpretes un mismo lugar, pero otras, cuando miramos desde una estancia la escena de la estancia anexa (con fantasma incluido), la funci¨®n adquiere una impronta a medio camino entre los hist¨®ricos espect¨¢culos cuasi naturalistas del peque?o Th¨¦?tre du Grand Guignol parisiense y el costumbrismo trascendido por la atm¨®sfera que exhalan los interiores dom¨¦sticos de Vermeer.
Los vivos y los m(¨ªos) es para amantes de la orfebrer¨ªa, catadores de experiencias colectivas y aficionados al teatro hecho de t¨² a t¨², en espacios que vienen como anillo al dedo (su trabajo les cost¨® encontrar este) y producidos con miras art¨ªsticas exclusivamente. Director y actores han aligerado el texto de Cruz para hacer la experiencia m¨¢s concentrada e intensa y han convertido en esp¨ªritu solitario lo que en origen era una pareja fantasmal, aunque todo eso deje zonas veladas y cree cierta ambig¨¹edad respecto a un desenlace en el cual, mientras el relato de la joven evoca la escena cumbre de Divinas palabras, la bisectriz dram¨¢tica se desv¨ªa repentinamente hacia el melodrama.
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