Sobre el sentido de los ajustes
Los discursos sobre los recortes constatan que el poder se ejerce culpabilizando a la ciudadan¨ªa
¡°Seguiremos el camino trazado porque lo que estamos haciendo tiene un sentido en el que creemos firmemente¡±, dijo el presidente Mas en su mensaje de fin de a?o. El camino trazado es ser los primeros de la clase no solo en Espa?a, sino tambi¨¦n en Europa, en el ajuste presupuestario. Es decir, demostrar ejemplaridad en lo que algunos llaman el neoliberalismo disciplinario. Y el presidente agradeci¨® la madurez de la sociedad catalana por aceptar los ajustes sin rechistar.
Ciertamente, lo que se echa de menos en la pol¨ªtica actual es la capacidad de dar sentido a las cosas que se hacen. Porque sin capacidad de generar sentido la pol¨ªtica pierde la palabra y queda a merced de la econom¨ªa. La verdadera pol¨ªtica tiene una voz propia. Y en la medida en que esta voz ¨²ltimamente se oye poco, pens¨¦ por unos instantes que ¨ªbamos a asistir a una revelaci¨®n: el sentido de las pol¨ªticas de austeridad, m¨¢s all¨¢ de la austeridad misma. Porque uno de los efectos de la mudez pol¨ªtica es que los recortes ¡ªque deber¨ªan ser simples instrumentos para otros objetivos¡ª se acaban convirtiendo en fines en s¨ª mismos.
La expectativa deriv¨® pronto en frustraci¨®n. Las ¨²nicas concreciones que el presidente Mas dio sobre el sentido del camino trazado fueron dos; primero, una met¨¢fora: ¡°La niebla se har¨¢ m¨¢s fina, se abrir¨¢n claros y veremos el horizonte que queremos, limpio y claro, y compartido por los siete millones de personas que dan sentido a Catalu?a¡±. Y una aproximaci¨®n antropol¨®gica: ¡°Nos reencontraremos con los valores¡± que han convertido ¡°un pa¨ªs peque?o como Catalu?a en un gran pa¨ªs por su talento, creatividad, humanismo y capacidad para ser referente¡±. Ninguna noticia sobre el paisaje que veremos al final de la andadura, con lo cual queda a la libre imaginaci¨®n de los siete millones y medio de ciudadanos que debemos compartirlo. Ninguna precisi¨®n sobre estos valores que nos constituyen como pa¨ªs. En una naci¨®n milenaria, que ha atravesado todo tipo de conflictos y peripecias hist¨®ricas, es por lo menos atrevido deducir cu¨¢les son los valores que se le consideran propios. Y no voy a cometer la presunci¨®n de dar por supuesto que Artur Mas se refiere simplemente a los tan manidos t¨®picos del seny, del trabajo bien hecho, del sentido de la familia, de la tenacidad, del levantarse temprano y no cesar nunca en el empe?o, discurso que Pep Guardiola ha elevado a la exquisitez, hasta convertirse en su principal ide¨®logo. Si Mas habla de reencontrarnos con los valores propios del pa¨ªs, debe de ser porque considera que los hemos perdido. ?Tendremos que esperar a reencontrarlos para saber cu¨¢les son?
Las ¨²nicas concreciones que Mas dio sobre el sentido del camino trazado fueron dos:? una met¨¢fora y una aproximaci¨®n antropol¨®gica
Mientras no llegan las precisiones, los argumentos siguen transitando por los que ya son los t¨®picos pol¨ªticos de la crisis. He repasado algunos de los discursos de fin de a?o de los l¨ªderes europeos: en todos ellos se afirma que nunca se ha disimulado la gravedad de la situaci¨®n y que siempre se seguir¨¢ diciendo la verdad por dura que sea, que los deberes son tan importantes como los derechos, que todos tenemos la obligaci¨®n de cumplir nuestros compromisos y que se ha vivido por encima de las posibilidades y que ahora hay que pagar la fiesta con sacrificios. Lugares comunes que solo confirman que el poder siempre se ejerce sobre la base de la culpabilizaci¨®n de la ciudadan¨ªa, fundamento de la servidumbre voluntaria, y que, como dec¨ªa Walter Benjamin, el capitalismo es una peculiar religi¨®n que culpabiliza y no ofrece ninguna salida expiatoria. La deuda es la figura que ata al ciudadano a la culpa. Por eso la austeridad es un anest¨¦sico social tan eficaz.
Por lo dem¨¢s, CiU ha hecho de las pol¨ªticas de austeridad la medida de su ambici¨®n nacional. La apuesta reivindicativa por el pacto fiscal funciona como discurso de acompa?amiento para hacer m¨¢s llevaderos los recortes. Pero tarde o temprano tendr¨¢ que concretarse. Pueden pasar dos cosas: que el pacto fiscal sea otra negociaci¨®n m¨¢s para conseguir algunas mejoras en la situaci¨®n de desventaja fiscal de Catalu?a, en el estilo posibilista propio de CiU, o que realmente sea una demanda de autonom¨ªa financiera al modo del concierto vasco. Si es lo primero, significa la resignaci¨®n definitiva con el Estado auton¨®mico. Si es lo segundo, el recorrido puede tener similitudes con el del Estatuto y acabar con una nueva frustraci¨®n. Detr¨¢s de los nubarrones de la crisis hay una CiU dispuesta a forzar los l¨ªmites del Estado auton¨®mico despu¨¦s de la en¨¦sima frustraci¨®n o buscar¨¢, como siempre, un apa?o para salvar el statu quo. Esta es la cuesti¨®n sobre el sentido de la estrategia de CiU que el presidente no desvel¨®.
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