La aventura huye del estante
Tras tres d¨¦cadas en la venta de c¨®mics, El Aventurero echa el cierre de su local en la plaza Mayor Internet ha cambiado la forma en que el lector da caza a sus superh¨¦roes
Ni la fuerza bruta de Hulk, ni el sigilo de Spider-Man sirvieron de ayuda. Ni siquiera las malas artes del Joker pudieron con los problemas. Casi 30 a?os despu¨¦s de abrir junto a la plaza Mayor, la m¨ªtica tienda de c¨®mics El Aventurero cerr¨® ayer sus puertas para siempre. ¡°Ha sido una acumulaci¨®n de crisis, la del papel, el libro, el soporte f¨ªsico o como quieras llamarla y la otra, la del paro¡±, explica Ana Faraco, cuyo padre, aficionado a los tebeos, inaugur¨® la tienda en 1983 como una librer¨ªa general con una amplia secci¨®n de c¨®mics, tanto que la bautiz¨® con el nombre de una revista que desde los a?os treinta reun¨ªa las aventuras de personajes como Tarz¨¢n o Flash Gordon. ¡°Era en plena movida y solo est¨¢bamos Madrid C¨®mics y nosotros; abajo hac¨ªamos fiestas y exposiciones y ven¨ªan dibujantes como Ana Juan o Kiko Feria¡±, dice Faraco, rodeada de carteles que anuncian la liquidaci¨®n de existencias al 50%. Con la llegada de centros comerciales como Fnac, El Aventurero se termin¨® de especializar.
Su historia es la del c¨®mic. ¡°Tras el boom de los ochenta comenz¨® el declive hasta finales de los noventa, cuando inventaron eso de la novela gr¨¢fica para la gente a la que le da verg¨¹enza comprar tebeos de toda la vida¡±, dice con sorna Aitor Mu?oz, que pas¨® hace a?os de cliente a dependiente. ¡°Mi padre fue el n¨²mero uno¡±, presume. Es literal. Fue el primero en comprar algo el d¨ªa de la inauguraci¨®n. El Aventurero tuvo sus momentos de gloria, con superventas como V de Vendetta, Watchmen o Maus, o con la importaci¨®n de figuritas que se vendieron como roscos. ¡°Pero al final, esa moda tambi¨¦n pas¨®¡¡±, dice Mu?oz, ¡°sale mucho m¨¢s barato comprarlas por Internet en el extranjero¡±. ¡°Cuando Panini compr¨® los derechos de Marvel y decidi¨® anunciar los d¨ªas de publicaci¨®n, el negocio cambi¨® radicalmente¡±, explica el dependiente. ¡°Antes, la gente ven¨ªa todos los d¨ªas cinco minutos para ver qu¨¦ hab¨ªa salido; despu¨¦s, ven¨ªan a tiro hecho, ellos dejaron de venir a ojear y nosotros pasamos de conocer a todos los clientes a no saber qui¨¦nes eran la mitad¡±. Cuando las editoriales decidieron vender online directamente, el negocio del tebeo en tienda recibi¨® otro golpe mortal. ¡°La modernidad le ha sentado un poco mal¡±, admite Mu?oz.
¡°Ha venido mucha gente a despedirse y los hay que se han ido llorando¡±, dice Mu?oz en el local de dos plantas, algo desangelado como todo comercio a punto de cerrar. Dentro, una veintena de personas se hacen con las ¨²ltimas ofertas. Hay se?ores con canas y chavales imberbes. ¡°Han sido unos ¨²ltimos d¨ªas muy dif¨ªciles¡±, a?ade Faraco, quien admite no tener a mano un comiquero plan B. Puestos a so?ar, ?qu¨¦ superh¨¦roe les podr¨ªa salvar de este aprieto? ¡°Superman¡±, dice con tristeza. ¡°Nunca falla¡±.
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