Choque de agendas
Hubo un tiempo en que el l¨ªder del partido de la izquierda pod¨ªa modificar el rumbo de la organizaci¨®n que encabezaba. Ya no.
Hubo un tiempo, all¨¢ por 1979, en que el l¨ªder del gran partido de la izquierda espa?ola pod¨ªa, con su sola autoridad pol¨ªtica y personal, modificar el rumbo ideol¨®gico de la organizaci¨®n que encabezaba y, congreso extraordinario mediante, era capaz de forzarla a renunciar a lo que hab¨ªa sido su signo de identidad doctrinal durante cien a?os, la filiaci¨®n marxista.
Ya no estamos en esos tiempos, ni disponemos de l¨ªderes en condiciones de imprimir a sus partidos giros de semejante amplitud. Quiero decir que, sean cuales sean el nombre y el lugar de nacimiento del pr¨®ximo secretario general, el PSOE va a iniciar su singladura en la oposici¨®n desde unos planteamientos neojacobinos y recentralizadores. Porque es lo que, a la mayor¨ªa de sus cuadros, les pide el cuerpo; porque los socialistas se han quedado -o se van a quedar- sin poder auton¨®mico; porque la crisis econ¨®mica crea un clima propicio para ello; porque, en este terreno, el PP ya est¨¢ marcando tendencia; por el deseo de repescar los cientos de miles de votos emigrados a la UPyD de Rosa D¨ªez¡
En este sentido, las declaraciones de P¨¦rez Rubalcaba sosteniendo que el partido necesita un discurso m¨¢s uniforme y m¨¢s nacional-espa?ol (¡°un PSOE unido que diga lo mismo en todas partes¡±) no pretend¨ªan ni necesitaban dictarle al partido una nueva agenda pol¨ªtica; esta se hallaba fijada de antemano por consenso espont¨¢neo entre la gran mayor¨ªa de las federaciones. El candidato Rubalcaba s¨®lo formaliz¨® su adhesi¨®n a esa agenda, y cualificados portavoces de su rival Chac¨®n no han tardado en hacer lo propio. Por ejemplo, Fernando L¨®pez Aguilar al explicar que los socialistas hab¨ªan perdido votos por ¡°la percepci¨®n de que fomentan excesos de diferencialismo, de competencia¡± entre las autonom¨ªas. La propia ex ministra de Defensa, para no dinamitar sus posibilidades, tuvo que suscribir lo del discurso uniforme (¡°con acentos distintos¡±, fue todo lo que os¨® matizar) mientras buscaba en Olula del R¨ªo un paliativo a su ominosa condici¨®n de catalana. ?El federalismo? Ni est¨¢, ni se le espera.
Y es as¨ª como aparece con toda claridad el antagonismo, la contradicci¨®n entre la candidatura de Carme Chac¨®n y los intereses del PSC. Si quiere pugnar en serio por el mejor despacho de Ferraz, la de Esplugues no tiene m¨¢s remedio que abrazar -porque no est¨¢ a su alcance ni seguramente en su voluntad cambiarla- una plataforma pol¨ªtica que choca de frente con bastantes de las prioridades fijadas en el reciente congreso del PSC. Y viceversa: por t¨ªmida que les parezca a algunos, la agenda del partido de Pere Navarro (con ?ngel Ros y Joan Ignasi Elena en la ejecutiva, no lo olvidemos) puede ser utilizada -ya lo est¨¢ siendo- para poner bajo sospecha a Chac¨®n y forzarla a posicionamientos que, en la calle de Nicaragua, resulten indigeribles.
Anteayer, este diario explicaba la en¨¦rgica reacci¨®n de sectores del PSOE -rubalcabistas, por m¨¢s se?as- ante una resoluci¨®n congresual del PSC favorable a ¡°ser miembros org¨¢nicos de pleno derecho del Partido Socialista Europeo¡±. Y bien, ?defender¨¢ Carme Chac¨®n que los eurodiputados socialistas catalanes formen parte del PSE separadamente del PSOE? No es probable que quiera suicidarse. Y cuando alguien la interrogue sobre la decisi¨®n del PSC de revisar el pacto de 1978 con el PSOE, o acerca del reivindicado derecho a votar distinto siempre que ambas siglas no se pongan de acuerdo, ?qu¨¦ responder¨¢ la ex ministra?
Mientras crecen en el sector m¨¢s catalanista del PSC los s¨ªntomas de insatisfacci¨®n (desde las declaraciones de Ernest Maragall a las bajas de decenas de militantes del Pened¨¨s) ante el desenlace del 12? Congreso, lo ¨²ltimo que el partido necesita es que sus fr¨¢giles equilibrios internos se conviertan en armas arrojadizas de la batalla por el liderazgo del PSOE. Dicho de otro modo: contra la ingenua creencia de que una victoria de Chac¨®n aumentar¨ªa la influencia del PSC dentro del PSOE, lo que saldr¨ªa ganando ser¨ªa la sujecci¨®n del PSC al PSOE de la nostra Carme.
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