Escribir de o¨ªdo
Sus novelas, su vida y hasta su muerte, que le sorprendi¨® trabajando sobre una partitura de ¡®Don Giovanni¡¯, han estado marcadas por la m¨²sica. La Juan March dedica un ciclo a la pasi¨®n bic¨¦fala de Alejo Carpentier
Hay escritores que llevan la m¨²sica en las venas y lo plasman como una locura de amor en sus novelas. Es el caso de Manuel M¨²jica Lainez en El gran teatro, con una representaci¨®n de Parsifal, de Wagner, en el teatro Col¨®n de Buenos Aires, como marco para un retrato colectivo de la sociedad bonaerense; es el caso de Albert Cohen en Bella del Se?or, con el aria Voi che sapete del personaje de Cherubino en Las bodas de F¨ªgaro, de Mozart, como motivo conductor de una historia de amor y desgarros; es el caso de Thomas Bernhard en Extinci¨®n, con continuas alusiones a obras de Jan¨¢cek que van configurando una estructura narrativa al estilo musical de un tema con variaciones. Nadie ha llegado, en cualquier caso, tan lejos en esa ut¨®pica categor¨ªa de escritor-m¨²sico como el cubano Alejo Carpentier, al que la Fundaci¨®n Juan March dedica un ciclo de conciertos durante los mi¨¦rcoles de enero con sus vinculaciones musicales en Espa?a, Cuba o Par¨ªs.
La soprano Ana Mar¨ªa S¨¢nchez y el pianista Alejandro Zabala recrearon el pasado mi¨¦rcoles el primer cap¨ªtulo de este viaje fant¨¢stico con canciones de Falla, Ernesto Halffter, Espl¨¢, Garc¨ªa Lorca y Joaqu¨ªn Turina, a las que los int¨¦rpretes a?adieron por sorpresa una canci¨®n de Garc¨ªa Abril, presente en la sala como espectador. Media hora antes de comenzar el concierto no cab¨ªa un alfiler en la sala, llen¨¢ndose tambi¨¦n los espacios adicionales con proyecci¨®n en directo por circuito cerrado de televisi¨®n. El pr¨®ximo mi¨¦rcoles es el turno del alma cubana, en un abanico que va de Manuel Saumell, Ignacio Cervantes, Amadeo Rold¨¢n y Garc¨ªa Caturla (Mi mam¨¢ no quiere que yo baile el son, para piano) a Leo Brouwer (Manuscrito antiguo encerrado en una botella, para viol¨ªn, violonchelo y piano, con el grupo Int¨¦mpore Piano Tr¨ªo), dedic¨¢ndose la segunda parte del concierto al brasile?o Heitor Villalobos, con el que Carpentier mantuvo una estrecha relaci¨®n. El ciclo se cierra el d¨ªa 25 con un concierto de piano a cargo de Gustavo D¨ªaz-Jerez en el que se contemplan atractivas piezas de Debussy, Ravel, Milhaud, Boulanger y Stravinski. El programa de mano, a cargo de Carlos Villanueva, catedr¨¢tico de la Universidad de Santiago de Compostela, complementa el soporte te¨®rico e hist¨®rico del ciclo.
Alma cubana
La pasi¨®n incondicional de Carpentier por la m¨²sica se percibe en multitud de campos. La Filmoteca Espa?ola proyect¨® hace ya bastantes a?os una pel¨ªcula de H¨¦ctor Veitia que consist¨ªa exclusivamente en una charla sobre m¨²sica del escritor cubano. Era fascinante. Una selecci¨®n de sus art¨ªculos musicales est¨¢ recogida en tres tomos en Ese m¨²sico que llevo dentro (edici¨®n de Zoila G¨®mez en Letras Cubanas, 1980) y de su etapa joven queda como testimonio La m¨²sica en Cuba (Fondo de Cultura Econ¨®mica, 1946, con edici¨®n en la Colecci¨®n Popular en 1972).
De casta le viene al galgo esta irresistible atracci¨®n. Su padre fue violonchelista antes que arquitecto y su abuela lleg¨® a ser disc¨ªpula de Cesar Frank en su condici¨®n de pianista. No es pues de extra?ar que cuando la muerte le sorprendi¨® en Par¨ªs en 1980, a los 75 a?os, ten¨ªa sobre su mesa de trabajo una partitura de Don Giovanni, de Mozart.
Homenajeando a Stravinski, La consagraci¨®n de la primavera es la novela m¨¢s voluminosa de Alejo Carpentier; El acoso se desarrolla en ritmos y movimiento en torno a la Tercera sinfon¨ªa de Beethoven; el protagonista de Los pasos perdidos es un m¨²sico en busca de sus or¨ªgenes; Concierto barroco sintetiza ese punto de uni¨®n entre la literatura, la m¨²sica y la vida a trav¨¦s de un encuentro de ficci¨®n entre Vivaldi, Haendel y Louis Armstrong en Venecia. Y, en fin, El arpa y la sombra contiene varios homenajes a la figura de Pergolesi, bien a trav¨¦s del Stabat Mater o de La serva padrona.
El ciclo de la Fundaci¨®n Juan March se inscribe en una pol¨ªtica inteligente de programaci¨®n musical que ¨²ltimamente ha sido testigo los lunes y mi¨¦rcoles de propuestas tan estimulantes como las que llevan por t¨ªtulo M¨²sica sovi¨¦tica: De la revoluci¨®n a Stalin, a prop¨®sito de la imponente exposici¨®n de Aleksandr Deineka, Matem¨¢tica musical, Los or¨ªgenes de la polifon¨ªa medieval, El sonido de las ciudades o M¨²sicas para el buen morir.
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