¡°Hedda Gabler est¨¢ como una cabra¡±
La actriz afronta en el Teatre Lliure el gran personaje de Ibsen
?Qu¨¦ le pasa a Hedda Gabler? Gran pregunta. Regresa de una luna de miel que no ha ido bien: su marido prefiere el estudio. Ella se aburre, siente su vida naufragar. Es el paradigma moderno, despu¨¦s de la hero¨ªna rom¨¢ntica ¡ªdispuesta a morir por amor¡ª, de la mujer insatisfecha, infeliz e irresponsable, lista a morir de un disparo antes que de tedio. ¡°?Qu¨¦ es lo que ellas desean?¡±, se preguntaba Freud. En Ibsen, Hedda contesta: ¡°No s¨¦ lo que quiero¡±. No sabr¨¢ lo que quiere, pero lo que hace es destruir de manera nihilista todo a su alrededor y a ella misma.
Despu¨¦s de haber visto una extraordinaria Hedda interpretada por una Isabelle Huppert en estado de gracia en el Lliure en 2005, llega al mismo teatro (pero a la sala de Gr¨¤cia y bajo la direcci¨®n de David Selvas) otra actriz que agarra la pistola, ?huy!, el testigo: Laia Marull.
¡°Hedda Gabler est¨¢ como una puta cabra¡±, sintetiz¨® ayer al ofrecer una explicaci¨®n de su ic¨®nico personaje. ¡°Es un papel duro de roer, pero muy entretenido, un festival de colores. Es de esos personajes que son famosos por algo y cuando te metes comprendes por qu¨¦. Es muy compleja, con impulsos que no acabas de entender. Pero en realidad la parte interesante de la gente es la que nunca conoces del todo¡±.
El montaje se estrena el d¨ªa 25, tras posponerse la fecha por un accidente de uno de los protagonistas?
Para la actriz, Hedda Gabler ¡°camina constantemente sobre la cuerda floja que es su propia vida. Va a tope, a todo o nada, y no le sale muy bien¡±. Marull debut¨® profesionalmente en 1993 en el Lliure con el Roberto Zucco de Pasqual. Ayer se declar¨® muy emocionada por regresar al Lliure que dirige Pasqual. ¡°He tomado el metro y he hecho el mismo recorrido que cuando vine a buscar los papeles para hacer la prueba del zucco; muy fuerte¡±.
La Hedda Gabler que se estrena el d¨ªa 25 en el Lliure ¡ªen cuya primera temporada ya hubo una, en 1978, con Muntsa Alca?iz en el r?le-titre ¡ª ha tenido una accidentada cocci¨®n: Francesc Orella, que interpretaba a Brack, se rompi¨® el pie hace unos d¨ªas (tendr¨¢ que operarse) y lo sustituye in extremis el propio director, David Selvas, que ha hecho la machada de aprenderse el papel y lanzarse a la ibseniana piscina. ¡°Si pon¨ªamos un sustituto, se paraba todo y hab¨ªa que volver a empezar. He estudiado como un capullo, pero lo hemos podido seguir¡±. No est¨¢ claro a¨²n si Orella se incorporar¨¢ al espect¨¢culo cuando se presente en Madrid, en castellano, en marzo (Teatro de la Abad¨ªa).
Selvas compar¨® ayer a Hedda Gabler con otros grandes personajes, como Hamlet o Falstaff, no solo de su tiempo, sino capaces de ofrecer eternamente ¡°un festival de teatro puro¡±. Selvas se refiri¨® al aburrimiento de Hedda, a la que ¡°le suda todo¡±. Entonces, para no aburrirse hace cosas, pone en marcha mecanismos que luego no controla. Juega con todos y todas. ¡°Es una persona que ha tomado malas decisiones en su vida. Sab¨ªa qu¨¦ quer¨ªa ser, pero las presiones sociales la han convertido en prisionera de ella misma¡±. En el montaje, Selva ha procurado ¡°sacarle el polvo a Ibsen¡±, obviando muchos ¡°meandros sociales¡±, situando la obra ¡°ahora y aqu¨ª¡±, y puliendo la pieza de forma que el subtexto pase a ser texto. ¡°La forma contempor¨¢nea de hacer Hedda Gabler es poner sobre la mesa deseos y miedos. La obra se convierte as¨ª en un volc¨¢n en erupci¨®n. Hay que insuflarle vitalidad. La historia tiene que salpicarte¡±. La versi¨®n, con Pablo Derqui como el byroniano Lovborg y Cristina Genebat en el papel de Thea, introduce algunos cambios, como convertir a la t¨ªa Juliane (?ngela Jov¨¦) ¡°en bollera¡± que ha perdido a su pareja, y se ha enfatizado la presi¨®n que sufre el marido de Hedda, Jorgen (Ernest Villegas), por mantener el tren de vida que requiere ella. Pasqual acot¨®: ¡°Como Urdangarin¡±.
Una curiosidad del montaje es que las famosas pistolas de la obra de Ibsen, con las que Hedda da el tiro final que cierra la pieza, son reales, dos rev¨®lveres. De forma que por imperativo legal las tiene que guardar bajo llave la regidora de la funci¨®n.
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