Las finanzas de la Generalitat
Decir que no hab¨ªa dinero para n¨®minas y anunciar retrasos en los pagos cre¨® alarma. Pagar al final ha creado desconcierto
Es evidente que las finanzas de la Generalitat tienen un problema. Para comprenderlo, paso imprescindible para resolverlo, es necesario desechar algunos t¨®picos f¨¢ciles y profundizar m¨¢s en su naturaleza. Me gusta decir que se trata de tres problemas superpuestos: uno estructural (el sistema de financiaci¨®n), otro coyuntural (las relaciones con el Gobierno central) y un tercero de corto plazo (los d¨¦ficits de tesorer¨ªa).
1. El modelo. Aunque se ha ido mejorando a lo largo de los a?os, el sistema de ingresos es insuficiente para el desarrollo socio-econ¨®mico catal¨¢n, y es injusto contemplado en el conjunto espa?ol. Algunos de los problemas que ha tenido se mejoraron notablemente en la ¨²ltima revisi¨®n de 2009 (mejora en la ordinalidad, garant¨ªa de sobrepasar la media, fondo de competitividad, compromiso de inversiones del Estado en Catalu?a¡), pero sigue necesitando reformas.
Se puede discutir si el mejor camino es una ¡°revisi¨®n¡± ya prevista del mismo, o el paso a un ¡°concierto¡±, o lo que salga de un nuevo ¡°pacto fiscal¡±. En todo caso, esta reforma debe suponer a la vez un aumento de la capacidad de autogobierno en esta ¨¢rea (el fuero) y una disminuci¨®n del d¨¦ficit fiscal actual (el huevo). La coincidencia del nuevo modelo con una ca¨ªda general y espectacular de ingresos por la crisis, ha puesto de manifiesto que, aunque ser¨ªa soportable en tiempos de crecimiento, es asfixiante en tiempos de recesi¨®n. No parece que, aunque todos a una reclamemos el pacto fiscal, est¨¦n las cosas como para esperar grandes resultados a corto. Mientras este problema de fondo persista, se agravan los otros dos.
2. El sistema actual tiene demasiada discrecionalidad. Su buen funcionamiento depende de una doble coyuntura: una, econ¨®mica (la situaci¨®n buena o mala de la econom¨ªa espa?ola), y otra, pol¨ªtica (las buenas o malas relaciones entre el Gobierno catal¨¢n y el central). Con ingresos abundantes en todas partes y buenas relaciones, la situaci¨®n es muy distinta a la que hemos visto estos ¨²ltimos meses, con cajas vac¨ªas y muy mal rollo.
Los incumplimientos flagrantes y los cambios de pr¨¢cticas por parte del Gobierno han creado muchas dificultades a la Generalitat. Para superarlas har¨ªa falta una buena predisposici¨®n y una peque?a dosis de comprensi¨®n por parte de Madrid, pero esto no solo no est¨¢ garantizado, sino que no ha existido. Hay que reducir la discrecionalidad, pero tambi¨¦n hay que ser m¨¢s realista a la hora de configurar las lealtades institucionales mutuas, y m¨¢s prudente a la hora de emitir proclamas estrat¨¦gicas o crear enfrentamientos, por una y por otra parte.
3. El tercero, el menos importante, es el que ha creado m¨¢s alarma en la opini¨®n p¨²blica: los d¨¦ficits pasajeros de tesorer¨ªa y el consiguiente incumplimiento de compromisos de pago con funcionarios, proveedores o entidades. Tiene el gran inconveniente, (tal vez para algunos es una ventaja buscada) de poner de manifiesto la debilidad financiera de la instituci¨®n y de generar desconfianza en los ciudadanos y en los ¡°mercados¡±. La historia reciente de diciembre, con retrasos en la paga de n¨®minas, fue algo para m¨ª inexplicable. Baches de tesorer¨ªa de este tipo son, por desgracia, frecuentes en las Administraciones p¨²blicas. Recuerdo bien los problemas de los Ayuntamientos en los a?os ochenta. Pero para esto exist¨ªan los cr¨¦ditos puente a corto plazo. Pero, como hace unos d¨ªas se lamentaba, con su habitual franqueza y credibilidad, el consejero Mas-Colell en el C¨ªrculo de Econom¨ªa, ¡°ahora no podemos acudir ni a las p¨®lizas de cr¨¦dito¡±.
Esta afirmaci¨®n me hizo entender lo ocurrido, pero me dej¨® muy preocupado. Si la Generalitat no pudo obtener a tiempo de las instituciones financieras catalanas un cr¨¦dito a corto de algunos millones para salvar un bache, aqu¨ª algo est¨¢ pasando. No s¨¦ qui¨¦n tiene la responsabilidad, pero si nadie acudi¨® a tiempo para evitar el impago, ?significa que todos los ciudadanos que hemos comprado bonos de la Generalitat, a uno o a dos a?os, tenemos m¨¢s confianza en ella que los propios bancos? ?O es que hay alguna otra explicaci¨®n no conocida?
Decir, el pasado febrero, que ¡°no hay dinero en caja ni para n¨®minas¡± desprestigi¨® la instituci¨®n. Anunciar, en agosto y diciembre, retrasos en los pagos cre¨® alarma. Y pagar al final ha creado desconcierto y desconfianza, aqu¨ª y fuera de aqu¨ª. Lo contrario de lo que necesitamos.
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