Tripartito ¡®light¡¯, la f¨®rmula de la derecha
El pacto que mantiene la mayor¨ªa de derechas es m¨¢s flexible que el programa com¨²n pactado por la izquierda
El trauma sufrido por la derecha en Catalu?a cuando en 2003 perdi¨® la mayor¨ªa parlamentaria y Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) tuvo que ceder el paso a un Gobierno presidido por Pasqual Maragall fue tan grande que todav¨ªa ahora la simple existencia en el pasado del tripartito de izquierda es agitada por los dirigentes de CiU Josep Antoni Duran Lleida y Oriol Pujol, y la del Partido Popular (PP) Alicia S¨¢nchez-Camacho, como un fantasma al que conjurar. Tripartito, anatema.
Pero lo cierto es que al Gobierno tripartito basado en un pacto program¨¢tico le ha sucedido un Gobierno basado en una alianza parlamentaria de otros tres partidos, los de la derecha, con la particularidad de que esta carece de programa com¨²n y se limita a saltar obst¨¢culos seg¨²n se le presentan. Este tripartito de hecho, no firmado pero real, compuesto por Uni¨®, Converg¨¨ncia y el PP, se caracteriza por reportar al Gobierno de CiU el beneficio de la estabilidad parlamentaria al mismo tiempo que preserva para cada una de las partes la libertad de disentir y criticar a las otras todo lo que le venga en gana. Es, obviamente, una modalidad m¨¢s ¨¢gil, m¨¢s vers¨¢til, que la f¨®rmula del pacto program¨¢tico adoptada en 2003 por las izquierdas.
Es una simple alianza de hecho, pero precisamente por eso resulta muy funcional. De programa, nada. La funcionalidad de la alianza se basa en incorporar sobre la marcha todo lo que sea necesario para garantizar que la derecha seguir¨¢ gobernando. Se est¨¢ viendo con la tramitaci¨®n de los restrictivos presupuestos de la Generalitat para 2012 y se ver¨¢ cada vez que surja alg¨²n incidente que ponga en juego esa garant¨ªa de permanencia, si es que surge. Todo lo dem¨¢s no cuenta, se olvida. ?No era la presidenta del PP en Catalu?a, Alicia S¨¢nchez-Camacho, quien lanzaba rotundas diatribas populistas contra los recortes del Gobierno de Artur Mas en materia de sanidad y ense?anza... hasta que el PP lleg¨® al Gobierno de Espa?a? ?No era ella la que exig¨ªa bajadas de impuestos?
Este tipo de funcionalidad es tambi¨¦n el que permite a CiU apoyarse en el grupo parlamentario del PP a pesar de que este le tiene dicho desde el primer d¨ªa que ya puede olvidarse de su gran promesa electoral, el pacto fiscal de Catalu?a con el Estado espa?ol que el candidato Artur Mas hab¨ªa convertido en su gran se?uelo electoral, palanca sobre la que avanzar por lo menos ret¨®ricamente hacia una soberan¨ªa fiscal. A la inversa, es la que permite al PP apoyar al Gobierno de CiU a pesar de que este sigue jugueteando con la idea de la soberan¨ªa, amaga con convocar consultas populares como la proyectada por los nacionalistas escoceses en su pa¨ªs. Son desacuerdos presuntamente de fondo, pero no impiden para nada la uni¨®n de las derechas, esa alianza tripartita de hecho. Y no todo queda ah¨ª. Incluye otras facetas importantes. Al PP le permite olvidarse del caso Palau. A CiU le permite no darse por enterada de que su sost¨¦n parlamentario es el partido de los Camps, Fabra, Matas, Ripoll, etc¨¦tera, que han terminado sus carreras pol¨ªticas en los juzgados. Como si no pasara nada.
Frente al tripartito de las derechas, las izquierdas han renunciado a la idea de alianza. Cuando en 2010 perdieron la mayor¨ªa parlamentaria decidieron, cada uno por su cuenta, plantearse el futuro tambi¨¦n, cada uno por su parte. Son los traumas del perder. Los socialistas y Esquerra Republicana (ERC) tomaron esa opci¨®n pensando en abrir v¨ªas de acuerdo con CiU, eventuales alianzas de centro izquierda con CiU. Pero en el a?o y pico que va de legislatura se est¨¢ viendo que esa eventualidad carece de futuro. Quiz¨¢ la nueva direcci¨®n de ERC insista en mendigar hasta la humillaci¨®n total un pacto a Artur Mas. Puede que el PSC mantenga esa mano tendida que su nuevo primer secretario, Pere Navarro, ofreci¨® al presidente Artur Mas, por lo menos hasta que se d¨¦ cuenta de que CiU no le necesita m¨¢s que para distraer la atenci¨®n sobre su apuesta de fondo, la alianza informal con el PP. Tardar¨¢ m¨¢s o tardar¨¢ menos, pero llegar¨¢ el momento en que las izquierdas volver¨¢n a darse cuenta de que solo sumando pueden aspirar a tener mayor¨ªa para gobernar. Y abriendo la reflexi¨®n sobre c¨®mo evitar las disfunciones de su primera experiencia tripartita. La derecha muestra su v¨ªa: el tripartito light. Pero puede haber otras.
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