Los 8? premios Abogados de Atocha, para Sampedro y la Fiscal¨ªa de Guatemala
El homenaje a los abogados laboralistas asesinados por un grupo ultraderechista se convierte en un acto de apoyo al juez Garz¨®n
Claudia Paz, por la Fiscal¨ªa General de Guatemala y el escritor y catedr¨¢tico espa?ol Jos¨¦ Luis Sampedro han sido galardonados con los premios Abogados de Atocha, que otorga anualmente la Fundaci¨®n que lleva el nombre de los cinco laboralistas, asesinados en Madrid hace 35 a?os por pistoleros ultraderechistas. El premio, en su octava edici¨®n, calificado ¡°como un acto contra la desmemoria¡± y en el que fue criticado el juicio contra el juez Baltasar Garz¨®n, distingue este a?o el coraje judicial de la fiscal¨ªa guatemalteca, que fue apoyada en su d¨ªa por la acci¨®n anti-genocidio acometida por el juez espa?ol.
Claudia Paz ha sentado en el banquillo a militares, polic¨ªas, incluso a un jefe de Estado, ?scar Mej¨ªa V¨ªtores, que o bien perpetraron asesinatos y agresiones reiteradas contra los Derechos Humanos o los conculcaron en el pa¨ªs centroamericano, donde la guerra civil se cobr¨® 200.000 v¨ªctimas en la d¨¦cada de 1980-1990. Asimismo, el galard¨®n distingue este a?o el valor c¨ªvico y la trayectoria de un intelectual como Jos¨¦ Luis Sampedro, de 95 a?os, favorito de la juventud progresista por su compromiso con las libertades democr¨¢ticas y la justicia social.
La edici¨®n de este premio coincide con la anulaci¨®n de un galard¨®n internacional semejante a ¨¦ste, tambi¨¦n denominado Abogados de Atocha, sin dotaci¨®n econ¨®mica alguna, que conced¨ªa anualmente desde 2002 la Junta de Castilla-La Mancha. La suspensi¨®n ha sido una de las primeras medidas adoptadas por Mar¨ªa Dolores de Cospedal desde su acceso a la presidencia de la Junta. La anulaci¨®n fue muy criticada por algunos de los participantes en el acto, en el que argumentaron que una medida de este tipo no puede ser justificada en t¨¦rminos de ahorro ya que no llevaba aparejada dotaci¨®n monetaria alguna.
Del mismo modo, varios participantes criticaron que el cuadro El Abrazo, que inspir¨® el monumento a las v¨ªctimas de aquel atentado erigido en la plaza madrile?a de Ant¨®n Mart¨ªn, permanezca ¡°condenado¡± en un s¨®tano del Museo Nacional Reina Sof¨ªa sin ser expuesto al p¨²blico. Las gestiones desplegadas desde hace una d¨¦cada para que sea mostrado al p¨²blico de manera permanente han fracasado reiteradamente, seg¨²n denunciaron. ¡°Parece que no es pol¨ªticamente correcto decir que la conquista de las libertades democr¨¢ticas fue una lucha popular¡±, dijo Alejandro Huerta, superviviente de la matanza de Atocha.
Los galardones les fueron entregados a sendos representantes de Claudia Paz y Jos¨¦ Luis Sampedro en un acto celebrado en el auditorio Marcelino Camacho, en la calle de Lope de Vega junto a la sede madrile?a del Sindicato Comisiones Obreras, la organizaci¨®n sindical a la que pertenec¨ªan los laboralistas asesinados, miembros asimismo del Partido Comunista de Espa?a, cuyas sepulturas en los cementerios de Carabanchel y San Isidro recibieron visitas de recuerdo por parte familiares, sindicalistas y militantes y simpatizantes del PCE y otras organizaciones de izquierda. Junto al monumento denominado ¡°El Abrazo¡±, emplazado frente al portal del bufete de abogados de Atocha, 55 asaltado entonces, se rindi¨® homenaje a las v¨ªctimas de aquel atentado terrorista.
Entre los intervinientes tomaron la palabra Carlos Berzosa, ex Rector de la Universidad Complutense, que habl¨® en nombre de Jos¨¦ Luis Sampedro; Javier L¨®pez, secretario general de Comisiones Obreras de Madrid; Alejandro Ruiz-Huerta , abogado superviviente de la matanza; Ana Gabriela Contreras, en nombre de la premiada guatemalteca Claudia P¨¦rez; Ra¨²l Cordero, de la Fundaci¨®n Abogados de Atocha; Sof¨ªa Duyos, de la Fundaci¨®n Paz y Solidaridad y Antonio Garc¨ªa, abogado de Comisiones Obreras, que dirige la querella presentada contra el jefe policial que orden¨® el asalto a la embajada espa?ola en Guatemala hace
35 a?os. Entre el p¨²blico se hallaban Cayo Lara, coordinador de Izquierda Unida; Pilar Manj¨®n, de la asociaci¨®n progresista 11-m V¨ªctimas del terrorismo, as¨ª como familiares y amigos de los abogados asesinados, adem¨¢s de gran n¨²mero de sindicalistas y p¨²blico.
Relato de un crimen de Estado
Hace exactamente 35 a?os, Madrid se estremeci¨® de horror. Un comando ultraderechista provisto de pistolas Star y Browing, con conexiones en las tramas negras fascistas italianas y la red anticomunista Gladio, poco despu¨¦s de las diez de la noche del 24 de enero de 1977 se adentr¨® subrepticiamente en el despacho de abogados laboralistas situado en el cuarto piso de la calle de Atocha, 55. Los letrados tramitaban gran parte de los pleitos laborales registrados en un Madrid donde los sindicatos de clase eran ilegales entonces y los partidos pol¨ªticos permanec¨ªan en situaci¨®n de clandestinidad desde el fin de la Guerra Civil.
Una vez en el piso del despacho de abogados, los tres miembros del comando asaltante ¡°Hugo Sosa¡±, reunieron en una antesala a cuantas personas hallaron en el bufete y, a mansalva y a quemarropa, tirotearon a nueve trabajadores, en su mayor¨ªa abogados, que realizaban una reuni¨®n de coordinaci¨®n al caer la tarde de aquel 24 de enero de 1977. Cinco de ellos murieron en el acto o en horas consecutivas: Francisco Javier Sauquillo; Luis Javier Benavides; Enrique Valdelvira; Seraf¨ªn Holgado, todos ellos, abogados, y el sindicalista ?ngel Rodr¨ªguez-Leal. Cuatro personas m¨¢s, Dolores Gonz¨¢lez, Miguel Sarabia, Alejandro Ruiz-Huertas y Luis Ramos, fueron heridos de extrema gravedad. Se daba la particularidad de que Dolores Gonz¨¢lez, esposa de Javier Sauquillo y viuda suya, hab¨ªa sido previamente novia del estudiante Enrique Ruano, que muri¨® en enero de 1970 precipitado sobre un patio desde el quinto piso de su casa durante un registro realizado all¨ª por la polic¨ªa pol¨ªtica franquista.
La tensi¨®n pol¨ªtica escal¨® entonces hasta extremos insospechados. Un gran miedo se extendi¨® por la ciudad. El crimen, presumiblemente inducido desde los aparatos de Estado controlados a¨²n por altos mandos franquistas -el dictador hab¨ªa muerto a?o y medio antes, el 20 de noviembre de 1975- permit¨ªa preludiar el comienzo de una oleada represiva sin precedentes. El despacho de laboralistas de Atocha fue el lugar, extremadamente sensible por el prieto nexo existente entre los abogados y los trabajadores madrile?os, cuidadosamente elegido por los pistoleros para golpear a las organizaciones pol¨ªticas y sindicales ilegalizadas por el r¨¦gimen.
Como se supo despu¨¦s, se trataba de una provocaci¨®n encaminada a incitar a la violencia a los sectores progresistas y en particular a la militancia obrera y estudiantil comunista. Era la coartada para desencadenar luego una represi¨®n atroz de cu?o fascista y truncar as¨ª los anhelos de democracia que miles de trabajadores, estudiantes, profesionales de ambos sexos exig¨ªan pac¨ªficamente al poder desde los tajos y las calles.
Mas el crimen fue presentado como un venganza contra el sindicato comunista Comisiones Obreras por haber denunciado a la mafia del sindicato vertical del Transporte, uno de cuyos dirigentes, Francisco Albaladejo, fue acusado y condenado a 73 a?os de prisi¨®n como ordenante la matanza, cuyos ejecutores, entre los que figuraban guardaespaldas del diputado Blas Pi?ar, l¨ªder del partido fascista Fuerza Nueva, recibieron condenas de 193 a?os, de las que dos de ellos cumplieron en prisi¨®n 15 a?os. Hoy, Fernando Lerdo de Tejada, que en 1979 escap¨® a Paraguay tras un permiso, y Jos¨¦ Fern¨¢ndez Cerra, se encuentran en libertad: su crimen prescribi¨® en 1997. Carlos Garc¨ªa Juli¨¢, el tercer pistolero, cumpl¨ªa condena en Bolivia por narcotr¨¢fico.
Una gigantesca manifestaci¨®n ciudadana recorri¨® el d¨ªa despu¨¦s del asesinato de los letrados laboralistas las calles de Madrid en homenaje a las v¨ªctimas, pero no se desat¨® violencia alguna. Tres meses despu¨¦s, el PCE era legalizado.
El cineasta Juan Antonio Bardem llev¨® al cine pocos meses despu¨¦s el filme ¡°Siete d¨ªas de enero¡±, un relato basado en los asesinatos del bufete de abogados de Atocha y en la escalada de la tensi¨®n golpista alentada por los llamados poderes f¨¢cticos, eufemismo bajo el cual se denominaba entonces el complejo militar-policial franquista opuesto rotundamente a la democratizaci¨®n y a la legalizaci¨®n de sindicatos y partidos reivindicada desde la calle.
Miguel Sarabia, uno de los abogados heridos en el atentado, sufri¨® graves lesiones durante su vida, no obstante dedic¨® al magisterio de los valores ciudadanos y a la asesor¨ªa de asociaciones vecinales en los barrios obreros de Villaverde, Orcasitas y Usera. Tras su muerte en 2007, le fue erigido en Usera un monolito. En las ¨²ltimas fechas, el peque?o monumento se hallaba completamente embadurnado y cubierto con lemas y pinturas de organizaciones nazis, seg¨²n denunciaron fuentes del sindicato Comisiones Obreras.
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