Nunca m¨¢s
En Catalu?a hay gente rica, pero pocos capitalistas, y es f¨¢cil correr riesgos si el dinero lo expone el sector p¨²blico
El sue?o de una compa?¨ªa a¨¦rea de bandera catalana ha terminado como el rosario de la aurora. Poco m¨¢s de dos a?os habr¨¢ durado la aventura, presentada en su d¨ªa como un ejemplo de alianza entre los poderes p¨²blicos y la sociedad civil. El resultado final es un despilfarro de millones, en gran parte dinero de todos, que nunca m¨¢s volver¨¢n y que no han servido precisamente para mejorar la imagen del pa¨ªs. La sensaci¨®n de rid¨ªculo es proporcional al envoltorio de proclamas patri¨®ticas que adorn¨® el experimento. No es extra?o que cierta prensa de Madrid se regodee con este episodio: se lo han puesto muy f¨¢cil. Sin embargo, no est¨¢ muy bien situada Espa?a para dar lecciones. Los negocios patri¨®ticos no son una exclusiva catalana, la piel de toro est¨¢ llena de desastres de este g¨¦nero.
?Por qu¨¦ fracasan los negocios patri¨®ticos? En primer y principal lugar, porque generan un espiral del silencio que neutraliza el ejercicio de la raz¨®n cr¨ªtica. Desde el momento en que se present¨® como una gran operaci¨®n de pa¨ªs, cualquier voz discrepante quedaba autom¨¢ticamente silenciada. Se la acusaba de defender intereses espurios, de antipatri¨®tica o de estar al servicio de otra compa?¨ªa. No hab¨ªa espacio para el an¨¢lisis fr¨ªo de la operaci¨®n y de sus posibilidades. La bandera iba por delante y nadie os¨® salirse de la procesi¨®n.
En segundo lugar, porque las alianzas entre el poder pol¨ªtico y el dinero siempre caminan por sendas peligrosas. La raz¨®n patri¨®tica funciona como coartada para que los inversores privados est¨¦n en el cortejo, pero con el peso del riesgo cayendo sobre el sector p¨²blico. As¨ª ha sido, con los resultados catastr¨®ficos que hoy est¨¢n a la vista. La falta de rigor con que se afront¨® la operaci¨®n es apabullante: los hechos demuestran que en ning¨²n momento la aventura tuvo la m¨¢s m¨ªnima probabilidad de ser viable.
En fin, a estos carros se suben a menudo personas con m¨¢s vanidad y ambici¨®n que orgullo. El principal gestor de la compa?¨ªa la entendi¨® siempre como un trampol¨ªn hacia otros horizontes. La filtraci¨®n, antes del cierre de la compa?¨ªa, de sus negociaciones para asegurarse un cargo directivo bien remunerado en el Manchester City es casi una met¨¢fora de esta aventura. Del f¨²tbol al f¨²tbol volando con Spanair.
Este episodio dice mucho de los complejos de un sector de las clases dirigentes de este pa¨ªs
Este episodio dice mucho de los complejos de un sector de las clases dirigentes de este pa¨ªs, que piensa que poni¨¦ndose los tacones patri¨®ticos todo es posible. La operaci¨®n fue presentada como la irrupci¨®n de una nueva generaci¨®n de empresarios de la sociedad civil que deb¨ªa superar las inercias y las dejaciones de sus mayores. Esperemos que el ba?o de realismo del fracaso no tenga efectos castrantes. Ha habido, adem¨¢s, frivolidad institucional al hacer suyo un proyecto que carec¨ªa de la base real necesaria para ser viable. Hacer del aeropuerto de Barcelona un hub de dimensi¨®n global es una pura fantas¨ªa. Y eso vale para una Catalu?a independiente y para una Catalu?a auton¨®mica. El mapa a¨¦reo de Europa est¨¢ suficientemente definido para que quede claro lo que cabe y lo que no cabe. El Gobierno de entonces pic¨® y la oposici¨®n sigui¨® a pies juntillas y, una vez convertida en Gobierno, sigui¨® atendiendo las demandas del negocio patri¨®tico. Ahora ha dicho basta, por miedo a un vapuleo europeo, por unas ayudas p¨²blicas que atentaban contra las leyes de competencia y porque en plena campa?a de recortes el chorreo de dinero hacia Spanair era dif¨ªcil de sostener. En medio, la peregrinaci¨®n del consejero de Econom¨ªa a Qatar a buscar el milagro del dinero ¨¢rabe.
El empresariado catal¨¢n hizo la ola en acompa?amiento del proyecto, pero a la hora de la verdad aport¨® poco dinero. Sab¨ªan de la inviabilidad del proyecto, algunos lo dec¨ªan en privado, pero prefirieron callar en p¨²blico para no se?alarse. En Catalu?a hay bastante gente rica, pero m¨¢s bien pocos capitalistas. Es muy f¨¢cil correr riesgos mientras el dinero lo exponga el sector p¨²blico.
A partir de un discurso fant¨¢stico, jaleado en m¨ªtines empresariales y en los medios de comunicaci¨®n, con el aval de distinguidos economistas y de las inefables escuelas de negocios, se model¨® una operaci¨®n econ¨®mico-patri¨®tica que ten¨ªa que dotar a Catalu?a de una gran compa?¨ªa de bandera y hacer del aeropuerto de El Prat un punto nodal de primer orden. Una fabulaci¨®n que siempre vivi¨® con respiraci¨®n asistida, sobre la que nunca se dijo la verdad, cuyo fracaso proyecta una mala imagen del pa¨ªs y eleva el nivel de pesimismo en una sociedad ya muy deprimida. Moraleja: por respeto a la patria, nunca m¨¢s un negocio patri¨®tico.
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