¡°Mi primera impresi¨®n fue pensar que era un mu?eco, pero se mov¨ªa¡±
El indigente que encontr¨® al beb¨¦ abandonado en una iglesia relata lo sucedido
¡°Mi primera impresi¨®n fue pensar que era un mu?eco, pero se mov¨ªa. Eso no era un mu?eco, era una criatura de muy pocos d¨ªas¡±, explica Jos¨¦, de 37 a?os, el indigente que el pasado domingo se encontr¨® a un beb¨¦ abandonado en la iglesia de los Carmelitas Descalzos de San Sebasti¨¢n. El vagabundo aclara de entrada que lleva dos d¨ªas sin dormir, que la experiencia, ante todo, le ha dejado una mezcla de ¡°tristeza y rabia¡±, mientras intercala improperios contra ¡°las santas se?oras¡±, que no accedieron a ayudarle cuando les intent¨® explicar que se acababa de encontrar un ni?o de d¨ªas en el interior de una bolsa de pl¨¢stico.
¡ªMe acabo de encontrar...
¡ªNo, que no le podemos dar nada.
¡ªOiga, que no le estoy pidiendo dinero, que me acabo de encontrar un beb¨¦.
¡ªQue no le podemos ayudar.
Jos¨¦ entr¨® sobre las siete de la tarde a la Iglesia en busca del sacerdote, ¡°un intento m¨¢s para ver si me ayudaba para tomar un caf¨¦ con leche y as¨ª aguantar el fr¨ªo¡±. El indigente, natural de la L¨ªnea de la Concepci¨®n (C¨¢diz), no consigui¨® dar con el cura y cuando ya se dispon¨ªa a salir del templo, repar¨® en una bolsa de pl¨¢stico, llena de ropa, a la altura del tercer banco del fondo, puntualiza con acento andaluz. ¡°Yo, que estoy necesitado de ropa, miro a ver si me sirve algo, y debajo de un jersey me encuentro al ni?o¡±, recuerda.
Jos¨¦ lleva 15 a?os en la calle ¡°por motivos familiares¡±, aclara sin dar muchos m¨¢s detalles, y tras un periplo por Vitoria ¡ªdonde trabaj¨® durante tres meses ¡°con un contrato basura¡± como instalador de sistemas de riego, seg¨²n afirma¡ª y Bilbao, recal¨® en San Sebasti¨¢n. El vagabundo hace un alto en su relato, ¡°me est¨¢n empezando a sudar las manos. Mal rollo¡±, se dice a as¨ª mismo mientras saca de uno de los bolsillos de su cazadora una botella de pl¨¢stico llena de vino y da un par de tragos.
A cargo de la Diputaci¨®n
El beb¨¦ abandonado por su madre el domingo en el interior de una iglesia en San Sebasti¨¢n se encuentra todav¨ªa hospitalizado, aunque en ¡°perfecto estado de salud¡±, y se quedar¨¢ temporalmente bajo tutela de la Diputaci¨®n a la espera de que se adopte una decisi¨®n definitiva.
La portavoz foral, Larraitz Ugarte, explic¨® ayer en una rueda de prensa que el peque?o de cinco d¨ªas se quedar¨¢ en principio en manos de la Diputaci¨®n hasta que se tome una determinaci¨®n como podr¨ªa ser su ingreso en un centro para beb¨¦s reci¨¦n nacidos o su acogida en un entorno familiar.
No obstante, remarc¨® que primero habr¨¢ que estudiar el caso y cu¨¢l es la situaci¨®n en la que se encuentra la madre que, seg¨²n inform¨® el departamento de Interior, fue localizada horas despu¨¦s de los hechos. ¡°Igual hay que atajar primero los problemas que tiene la madre antes de decidir darlo en adopci¨®n¡±, se?al¨® Ugarte.
La mujer, de origen extranjero, dijo que hab¨ªa abandonado a su hijo porque no dispon¨ªa de recursos suficientes para poder atenderlo.
El indigente, despu¨¦s de que las mujeres que rezaban el rosario en la iglesia no accedieran a ayudarle, se dirigi¨® a la oficina de atenci¨®n al ciudadano que la Ertzaintza tiene en uno de los laterales de la estaci¨®n de Euskotren de la plaza Easo, a escasos 10 metros de la iglesia de los Carmelitas, pero cerrada en domingo. Fue en su tercera opci¨®n, la propia estaci¨®n, donde se encontr¨® con Iker V¨¦lez del Burgo, uno de los vigilantes de seguridad, al que conoc¨ªa de vista y al que entreg¨® el beb¨¦.
¡°Es una gran persona¡±, describe Jos¨¦ al guarda, que en m¨¢s de una ocasi¨®n le ha invitado a un caf¨¦ o le ha dejado entrar en la estaci¨®n para que se resguardara del fr¨ªo o la lluvia. El indigente no supo que el beb¨¦ que se encontr¨® era un ni?o hasta que se lo pregunt¨® a los ertzainas que le tomaron declaraci¨®n, ¡°hab¨ªa pensado ponerle Jos¨¦ Carmelo¡±, bromea en referencia a su propio nombre y al del compa?ero vagabundo del que no se separa.
¡°En todos estos a?os en la calle he pasado muy malos momentos, pero tambi¨¦n muchos buenos. Me conozco Espa?a mejor que mi mano derecha y he podido conocer a muy buena gente¡±, reconoce Jos¨¦, que no sabe en que saco incluir el hallazgo del beb¨¦.
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