Peter Pan a los treintaytantos
Dani Mart¨ªn prolonga el tir¨®n de 'Peque?o' en dos conciertos en el Teatro Coliseum
No cabe duda. Dani Mart¨ªn conserva el favor de una chavaler¨ªa enfervorizada, esos jovenzuelos que anoche abarrotaban el Teatro Coliseum (y hoy repetir¨¢n) aprovechando que todav¨ªa no es temporada alta de ex¨¢menes en el insti. El tierno malote de ojos azules constituye una debilidad para f¨¦minas de 5 a 55 a?os, pero tambi¨¦n goza de admiradores masculinos: mientras las voces agudas repiten "?guapo, guapo!", un m¨¢s expl¨ªcito "?qu¨¦ duende tienes, cabr¨®n!" sali¨® de una garganta muy hombruna. Hay gente para todo, s¨ª, y Dani seduce a mucha.
Catorce meses despu¨¦s de la presentaci¨®n de Peque?o, su debut en solitario, el de Alalpardo contin¨²a sacando provecho a esas primeras canciones tras El Canto del Loco. Ha renovado el espect¨¢culo y ya no lo abre emulando en bicicleta al ni?o de E.T. Ahora se presenta a pecho descubierto con Mi lamento y El cielo de los perros, interpretadas con buena voz y la sola compa?¨ªa de su pianista de cabecera, I?aki Gil. Las dos aluden a la p¨¦rdida temprana de su hermana y, sin ser grandes canciones, est¨¢n concebidas desde una descarnada sinceridad. M¨¢s all¨¢ de su acento cheli, la pose orgullosa y los excesos en Twitter, Mart¨ªn se sabe un tipo sensible y vulnerable; conocedor de que la vida, en ocasiones, es una cabronada.
La transici¨®n del guaperas preocupado por las zapatillas al treinta?ero que ahonda en sus fragilidades ("c¨®mo duele no gustarse ni en sue?os", advierte en La l¨ªnea) se produjo seguramente con Peter Pan, canci¨®n confesional sobre un personaje que todos (algunos m¨¢s) llevamos dentro. Mart¨ªn es populista en sus dedicatorias -a sus padres, al sobrino m¨¢s guapo, a los m¨²sicos espa?oles, al Atleti, a "los que miran de frente"- pero tras el caparaz¨®n de personaje avasallador se esconde el chico que llora, frecuenta el psic¨®logo y asume a rega?adientes que en breve le caer¨¢n 35 primaveras.
Ahora solo falta que su madurez personal vaya m¨¢s pareja a la art¨ªstica. A veces se intuyen destellos alentadores, como el ramalazo pop-soul de Tres encantos, pero lo de "16 a?itos, fiera" no parece el mejor pasaporte de entrada a la edad adulta. Tambi¨¦n resultan dudosas las interpretaciones de Mi ritmo cardiaco un tema in¨¦dito -comprensiblemente- y, sobre todo, de Aunque t¨² no lo sepas (Quique Gonz¨¢lez) y Aquellas peque?as cosas (Joan Manuel Serrat). Dani acelera ambos originales, los despoja de toda hondura y, en el caso del catal¨¢n, tiende a vociferarlo.
Solo falta que la madurez personal vaya m¨¢s pareja a la art¨ªstica
A todos nos gusta aferrarnos a la juventud, as¨ª que pipiolos, talludos y peterpanes saltaron con alborozo, corearon Lo que nace se apaga o Nada volver¨¢ a ser como antes (canciones alegres con trasfondo amargo), apuraron las prestaciones de sus m¨®viles y atormentaron a los acomodadores, afanados sin ¨¦xito en que los pasillos permanecieran expeditos. Dani termin¨® arrojando sus zapas al p¨²blico, aunque ya no sean Converse. Y esta noche, a seguir encarnando al chavalote sensible de treintaytantos.
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