¡®Virunga¡¯, la conmovedora vida ¨ªntima de una gorila del zoo de Barcelona
La muerte de la hija de ¡®Copito¡¯ destapa un culebr¨®n simio digno de ¡®Los Tudor¡¯
¡°Cuanto m¨¢s aprendo de la dignidad del gorila m¨¢s trato de evitar a la gente¡±, dec¨ªa Dian Fossey, la famosa primat¨®loga de Gorilas en la niebla. No hay que extrapolar sentimientos humanos a los animales, ni siquiera a los grandes primates, pero la verdad es que los gorilas, al cabo nuestros primos seg¨²n prueba su ADN, pueden ser a veces muy como nosotros, o nosotros muy como ellos. La muerte, el martes pasado en el zoo de Barcelona, de la gorila Virunga, hija del ic¨®nico Copito de Nieve, cierra una vida intensa con componentes que, de darse en una existencia humana, no dudar¨ªamos en considerar propios del melodrama y hasta del culebr¨®n. Hubo de yacer con su padre, su primera pareja era sexualmente inapetente y la segunda, con la que finalmente la cosa funcion¨®, acab¨® prefiriendo a otra. Muri¨® en soledad y su consorte se consol¨® comiendo higos.
Conocer la historia de Virunga, con sus alegr¨ªas y sinsabores, nos acerca esos seres hirsutos a los que a menudo ignoramos en sus selvas o sus jaulas y nos ofrece motivo para la reflexi¨®n sobre nuestros propios deseos y pasiones. En s¨ªntesis: nadie hubiera dicho que adentrarte en la familia de Copito era como ver Los Tudor en versi¨®n simios. Virunga naci¨® en el mismo zoo el 23 de mayo de 1979, hija del gorila albino y su hembra favorita, Ndengue, fallecida en 1997. La pareja tuvo siete hijos, de los que Virunga era hasta el martes la ¨²nica superviviente. Varios de sus hermanos, como Edu, Oyana y Mongomo, vivieron pocos a?os, incluso apenas meses o d¨ªas (la mortandad infantil en gorilas es muy alta). Uno de ellos, Urko, en cambio, floreci¨® ¡ªes un decir¡ª hasta convertirse en un pedazo de macho de espalda plateada que daba gloria (o susto, seg¨²n la perspectiva reproductiva) verlo.
Urko, fallecido en 2003 a los 25 a?os, hoy permanece, disecado, en los fondos del Museo de Ciencias Naturales, adonde seguramente ir¨¢ a parar tambi¨¦n Virunga. ¡°Ndengue era la hembra alfa del grupo de Copito¡±, rememora en su despacho del zoo Maria Teresa Abell¨®, conservadora de primates, que denomina a los gorilas del zoo su segunda familia, aunque uno casi le arranca un dedo de un mordisco. La preferida del albino era ¡°un hermoso animal de postura altiva, muy noble, un gorila muy gorila, como su hija Virunga¡±.
Los secretos de 'Virunga'
Abell¨® se emociona al pronunciar el nombre de Virunga, a la que conoci¨® hace 27 a?os y que pr¨¢cticamente muri¨® en sus brazos. ¡°Fui a su recinto, me inclin¨¦ sobre ella, ya no respiraba¡±. La mirada se le va hacia el gorila de peluche que descansa sobre su archivador. Virunga, que contaba 32 a?os, edad ya provecta para un gorila, que viven unos 40, falleci¨® a resultas de complicaciones tras un cuadro de disenter¨ªa bacteriana aguda, pese a recibir un tratamiento propio de la sanidad de antes de los recortes, incluidas ecograf¨ªa, endoscopia, colonoscopia y una ins¨®lita transfusi¨®n de sangre de gorila a gorila. ¡°Ah¨ª los tienes¡±, dice la primat¨®loga se?alando una foto en la que Copito y Virunga aparecen en una posici¨®n que dif¨ªcilmente calificar¨ªas de t¨ªpica de ¨¢lbum de familia.
Copito, el gran blanco, tuvo 21 hijos con tres hembras, Ndengue, Yuma y Bimbili. Sobreviven tres: uno de Yuma, Bindung II, que vive en el zoo de Fukuoka (Jap¨®n), y dos de Bimbili: Machinda (Barcelona) y Kena (Blackpool, Gran Breta?a). De los 11 nietos vivos de Copito, Nimba, que reside en Arnhem (un lugar tranquilo cuando los paracaidistas no atacan el puente), es la ¨²nica entre sus descendientes hasta ahora que ha heredado un rasgo albino: tiene un dedo blanco.
Solo una nieta de ¡®Copito¡¯, ¡®Nimba¡¯,
Los nietos son todos hijos de Xebo, un afortunado gorila result¨®n venido de Holanda para cubrir las necesidades de las gorilas barcelonesas. Una de las nietas supervivientes es la ¨²nica hija viva de Virunga ¡ªque ten¨ªa partos muy dif¨ªciles y poca leche¡ª, N¡¯tua. ¡°Virunga la cri¨® ella misma, como su madre hizo con ella. Ese factor provoca que las gorilas sean m¨¢s capaces de sacar adelante a sus hijos que las que han sido criadas por los humanos¡±, explica Abell¨® mientras acaricia pensativa las hojas de papel con los informes que constituyen la somera biograf¨ªa de la gorila. Por lo visto, tambi¨¦n aprenden la conducta sexual de los padres, observando con gran inter¨¦s cuando copulan.
?C¨®mo era Virunga? ¡°Era una gorila grande, de porte majestuoso, muy digna, orgullosa, dominante pero no agresiva; no cordial pero s¨ª cercana¡±. La primat¨®loga prosigue conmovida: ¡°La echaremos en falta¡±. La vida ¨ªntima de Virunga fue compleja. ¡°Su primer macho, Willy, no funcion¨®, no hubo reproducci¨®n; o no congeniaban o ¨¦l no marchaba, lo que pasa mucho entre los gorilas¡± (!). ¡°S¨ª, se da a menudo una carencia de conducta sexual¡±.
¡°Cuando muri¨® Ndengue en 1997 y Copito se qued¨® solo, se decidi¨® que era prioritario darle una compa?era, un primate no est¨¢ bien en soledad. As¨ª que le pusimos a Virunga, que parec¨ªa una buena opci¨®n porque siempre hab¨ªa mostrado un buen repertorio conductual. Fue bien¡±. Padre e hija ¡ªDios les perdone¡ª hicieron vida marital, por as¨ª decirlo, aunque las c¨®pulas, matiza la estudiosa, no eran muy a fondo (?). ?Incesto entre los gorilas? ¡°En la naturaleza no se produce y en cautividad la tendencia es a evitarlo para mantener la diversidad gen¨¦tica. Pero con Copito en aquel momento era el mal menor¡±. Y hab¨ªa perspectivas de conseguir otro albino, lo que hubiera sido muy rentable. A Copito no se le cruz¨® luego con sus nietas, dice Abell¨®; aunque se le hicieron extracciones de semen, asunto complejo pues el miembro viril del gorila es inusitadamente peque?o ¡ªhay primates y primates¡ª. Adem¨¢s, el car¨¢cter y la corpulencia del gorila no facilitan precisamente que le manipules los bajos. La electroeyaculaci¨®n a que se someti¨® al mono blanco en 1986, de la que la especialista fue testigo ¡ª¡°aquel d¨ªa yo llevaba un lazo en la cabeza¡±, rememora dando prueba de cu¨¢n selectiva es la memoria¡ª, apenas produjo una gota.
¡®Virunga¡¯ era
Mientras Virunga estaba de pareja de su padre, que ya es trance, sus hermanas Machinda y Kena disfrutaban, en cambio, de la presencia del holand¨¦s Xebo. ¡°Virunga era consciente de que hab¨ªa cerca un macho joven. Copito era viejo ya. Cuando ten¨ªan contacto visual los dos j¨®venes, Xebo y Virunga, ?¨¦l mostraba unas alegr¨ªas y ella una coqueter¨ªa¡! Decidimos juntarlos un rato cada mes¡±. Las primeras buenas c¨®pulas de Virunga, dice la especialista en primates, llegaron entonces, con Xebo. ¡°Luego ella se quedaba como si pensara ¡®?d¨®nde estar¨¢ ese buen mozo?¡¯ y ¡®?por qu¨¦ me devuelven al viejo?¡±. ?Disfrutan los gorilas? Tienen fama de t¨ªmidos. ¡°Es dif¨ªcil decirlo a ciencia cierta, pero todo indica que s¨ª, que el sexo es placentero, como para nosotros. No son tan limitados como algunos creen¡±.
Al morir Copito, en 2003, Virunga y Xebo pudieron unirse permanentemente. ¡°Eran felices, irradiaban amor¡±. Y juntos han estado hasta ahora, aunque Xebo se mostraba m¨¢s inclinado ¨²ltimamente por Machinda, hermanastra de Virunga, que le dio una hija en 2010, la muy mona Babule. A Xebo se le puede ver en el recinto. El mi¨¦rcoles estaba cabizbajo y parec¨ªa abatido. Pero entonces bostez¨®. ?Ha mostrado duelo? ¡°La desaparici¨®n de Virunga no ha sido de golpe, tuvo diarreas y hemorragia, ha estado en tratamiento y el m¨¢ximo tiempo posible con su familia. Los gorilas perciben la enfermedad y la ausencia, es dif¨ªcil decir si tienen conciencia de la muerte¡±. En los ¨²ltimos momentos, Virunga estaba sola, aislada del resto. ¡°Cuando muri¨® procuramos que no nos vieran al llev¨¢rnosla. Al d¨ªa siguiente, Xebo la buscaba en el dormitorio de ella. Le dimos higos y d¨¢tiles, y se le olvid¨®. Los gorilas no lloran, echan en falta a los otros un par de d¨ªas y vuelven a su vida de siempre¡±. La hija de Virunga, N'tua, estaba tranquila. Aunque ahora deber¨¢ encontrar su nueva posici¨®n en el grupo como hu¨¦rfana.
?Ha sido feliz Virunga? ¡°Yo creo que s¨ª. Ha tenido una familia, una buena hija, un buen macho¡ Su existencia ha sido tan feliz como pod¨ªa serlo¡±.
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