Paisaje despu¨¦s de la batalla
"El conflicto abierto entre los partidarios de la socialdemocracia cl¨¢sica y los sostenedores del proyecto liberal de la Nueva V¨ªa se ha resuelto en favor de los primeros"
Concluido el congreso socialista una constataci¨®n se impone: el proyecto de controlar su propia sucesi¨®n por parte del secretario general saliente y sus pr¨®ximos ha fracasado. El conflicto abierto entre los partidarios de la socialdemocracia cl¨¢sica y los sostenedores del proyecto liberal de la Nueva V¨ªa se ha resuelto en favor de los primeros. La pelea entre los j¨®venes que han accedido al poder org¨¢nico y representativo bajo la ¨¦gida del se?or Rodr¨ªguez Zapatero y los ¡°viejos roqueros¡± se ha resuelto a favor de los segundos. La proclama del se?or P¨¦rez Rubalcaba pidiendo apoyo a los delegados al efecto de promover el cambio del PSOE para que el PSOE siguiera siendo el PSOE dif¨ªcilmente puede ser m¨¢s gr¨¢fica. El cambio ha vencido a la continuidad; eso s¨ª, por los pelos.
Ahora bien, por ahora lo ¨²nico que se ha resuelto es la cuesti¨®n preliminar del poder en el partido, es claro que las dos coaliciones que se han confrontado en el debate congresual se han generado en torno a la polaridad entre felipistas y zapateristas, entre socialdemocracia m¨¢s o menos cl¨¢sica y centralidad del conflicto de valores, van a tener destinos distintos: la coalici¨®n ganadora ha comenzado la tarea de su consolidaci¨®n y ampliaci¨®n, al fin y al cabo estar en el tim¨®n es un magn¨ªfico cemento, la coalici¨®n perdedora tiene ante si un reto existencial: sostenedora de un modelo que ha llevado al PSOE a la mayor derrota desde la refundaci¨®n en Suresnes, debe mantener una red de apoyos difusos en el conjunto de la organizaci¨®n sin otros apoyos s¨®lidos que la mayor¨ªa en Madrid y el PSC, no se necesita ser profeta para aventurar que a la vuelta de poco tiempo los apoyos de lo que queda de la Nueva V¨ªa se van a reducir a poco m¨¢s que eso.
La exitosa t¨¢ctica seguida por el nuevo secretario general a la hora de componer la nueva ejecutiva: roer en la periferia de los apoyos obtenidos por ese sector con el objetivo de ampliar la nueva mayor¨ªa, as¨ª lo indica. Claro que esa t¨¢ctica encierra en s¨ª misma el cuestionamiento de la posici¨®n del ala catalanista del PSC, hasta ahora dominante.
Si dejamos de lado las cuestiones de familia, las anteriores lo son, la verdad es que ni el debate congresual ni las propuestas en ¨¦l planteadas son como para tirar cohetes. De hecho, las dos propuestas m¨¢s novedosas y, en mi concepto, m¨¢s interesantes, se hicieron antes y por el nuevo secretario general: el proyecto de ¡°socialdemocracia en un solo pa¨ªs¡± est¨¢ muerto, al menos por lo que a los pa¨ªses del euro afecta, la reconstrucci¨®n de un proyecto socialista democr¨¢tico solo tiene sentido y resulta posible en el marco de la Uni¨®n Europea, lo que a su vez viene a exigir la creaci¨®n de un verdadero partido europeo; de otro lado la observaci¨®n, que no ha atra¨ªdo mucha atenci¨®n, acerca de la obsolescencia del actual modelo de organizaci¨®n del partido, efectivamente, la gente vive en el trabajo, en el tiempo y organizaciones de ocio y en las redes sociales, y es ah¨ª donde el partido socialista tiene que estar y es esa realidad la que hay que adoptar a la hora de establecer la organizaci¨®n b¨¢sica del partido. De otro modo restablecer la conexi¨®n del partido con la sociedad civil ser¨¢ punto menos que imposible.
"El cambio ha vencido a la continuidad; eso s¨ª, por los pelos"
La desconexi¨®n con la sociedad se hace particularmente evidente en un ¨¢rea de actuaci¨®n que ha recibido una atenci¨®n puede que sobredimensionada, pero ilustrativa, en el debate congresual: las relaciones con las confesiones religiosas en general y con la cat¨®lica en particular. Es cierto que aqu¨ª y ahora era desaconsejable operar una cesura abierta con los planteamientos, con ciertos planteamientos para ser exactos, de la gesti¨®n saliente, pero no es menos cierto que se ha venido usando una imagen de confrontaci¨®n con la Iglesia para acreditar que, aunque parezca otra cosa a la vista de lo que hacemos, seguimos siendo de izquierdas. Siendo las cosas as¨ª se entiende que se eche mano a un cierto laicismo a la hora de dar el fervor¨ªn a nuestras amadas bases. Lo malo es que eso no es gratis, y no lo es sencillamente porque la mayor¨ªa aplastante del electorado fiel del partido se autodefine como creyente en general y como cat¨®lico en particular (en el ¨²ltimo baremo del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) se sit¨²a exactamente en la media: el 72%, habiendo subido respecto del recuerdo de voto referido a la anterior elecci¨®n), cosa que no tiene reflejo adecuado en la afiliaci¨®n.
Religiosidad
El resultado es un partido que tiene el grueso de su electorado fiel en los grupos sociales de mayor religiosidad relativa, y en los que esa religiosidad muestra una leve tendencia alcista, las clases trabajadoras, y cuenta con una afiliaci¨®n y unos cuadros que, aunque no tan marcadamente seculares como los de IU o UPyD, se hallan bien distantes de la base sobre la que se apoyan. Cuando el reto electoral fundamental que afronta el PSOE es el de recuperar al electorado centrista que perdi¨® en buena medida ya en 2008 y que ha huido en 2011, y ese electorado es notablemente m¨¢s religioso que la media invocar los manes de don Alejandro Lerroux, que Dios guarde, no parece algo muy inteligente precisamente.
Es cierto que el PSOE exige de un rearme ideol¨®gico, necesita de un horizonte ut¨®pico que de sentido a las pol¨ªticas igualitarias que son exigibles a una formaci¨®n que esta condenada a defender el primado del trabajo si no quiere resultar superflua, y de un replanteamiento de las reformas que el propio partido debe sostener, y muy poco de esto hemos visto en esa suerte de consejo de familia realizado en Sevilla, ciertamente la laicidad forma parte de proyecto, pero la laicidad no consiste ni en amagar y no dar, como frecuentemente se ha hecho, ni en llevar a la secretaria general a un suced¨¢neo de M. Panella, sea con faldas o sin ellas. A reserva de los imprevistos que puedan surgir, que algunos habr¨¢, me parece claro, por lo dem¨¢s, que del Congreso ha salido no s¨®lo un secretario general, sino tambi¨¦n un candidato a la presidencia del Gobierno en las pr¨®ximas legislativas. Nadie entender¨ªa que el l¨ªder del partido no aspirara a esa candidatura a no ser que dejara o perdiera esa condici¨®n. Los partidos no son un acuario: en ellos no hay delfines.
La tarea que tiene delante la nueva direcci¨®n socialista no es balad¨ª: partiendo de los medios de que se dispone (porque otros no hay) debe reconstruir el partido como organizaci¨®n, debe hacerlo abandonando el modelo organizativo previo con el fin de constituir uno nuevo y distinto, y debe construir una narrativa propia que permita, o al menos facilite, la renovaci¨®n de los partidos similares de la Uni¨®n Europea, empezando por el PSOE mismo. Como no es posible realizar esa tarea sin generar numerosos damnificados, especialmente en las dif¨ªciles condiciones materiales en que es preciso operar, no me cabe duda que los n¨²cleos de poder interno generados durante la gesti¨®n del se?or Rodr¨ªguez Zapatero van a contar con los necesarios apoyos asimismo internos para llevar a cabo una tarea de oposici¨®n interior, para lo cual las pol¨ªticas centradas en el conflicto de valores les vienen que ni pintadas. Dar por muerto al izquierdismo a la violeta es, cuanto menos, prematuro.
En cuanto al PSPV, lo m¨¢s indicado, me parece, resulta ser piadoso: guardemos silencio.
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