La cocina de todas las escenas
La sala Siroco, centro de infinidad de tendencias musicales, celebra sus 22 a?os con una fiesta

Cuesta imaginarse a Rub¨¦n y Leiva colg¨¢ndose los instrumentos para dar su primer concierto como Pereza en un antiguo bar transformista. Contada as¨ª, la an¨¦cdota puede llevar a equ¨ªvoco, igual que si se dice que Los Rodr¨ªguez debutaron en Espa?a en 1990 en el que fue un garito de lesbianas. Los dos locales eran en realidad el mismo: en sus d¨ªas de tacones de aguja y boas se llam¨® Dimas, m¨¢s tarde fue el Disco-Ellas. En su tercera encarnaci¨®n, la que alumbr¨® a Pereza y Los Rodr¨ªguez, se convirti¨® en la sala Siroco. ¡°Claro que lo recuerdo¡±, r¨ªe Ariel Rot al hablar de aquel d¨ªa: ¡°Menuda cueva, un p¨²blico 100 % roquero, y una noche muy sudorosa¡±.
Siroco abri¨® en 1989 y en diciembre alojaba su primer concierto. Acababa de arrancar una din¨¢mica virtuosa que transform¨® la sala en punto de encuentro de varias escenas musicales crecidas a la sombra de la larga resaca de la movida. Este s¨¢bado celebra su 22 aniversario con una fiesta en la que participar¨¢n, entre otros, Garage de Willy, Los Caciques y Santi Ricart Dj.
La sala ha sido uno de los motores de una ciudad cada vez m¨¢s restrictiva con su noche. No solo han pasado por ella casi todo el que ten¨ªa algo que decir en la m¨²sica local (desde Paco Clavel a Vetusta Morla); para rubricar su vocaci¨®n divulgadora tambi¨¦n cre¨® el sello discogr¨¢fico que public¨® a los funkorros Sobrinus.
En los 80, David Novaes, uno de los propietarios del local, era un ingeniero de Caminos que comenz¨® a organizar conciertos en la universidad. Con dos amigos abri¨® un bar y despu¨¦s compraron el tugurio de la Disco-Ella. Montaron una sala voluntariosa aunque con pocos medios que pronto se puso a hacer ruido. Fueron siguiendo una evoluci¨®n particular. ¡°A finales de los 80 bailar estaba mal visto¡±, bromea David, ¡°pero aqu¨ª entraron unos cuantos del entorno mod y se pusieron a pinchar¡±. Del mod pasaron al soul, y de ah¨ª al funk. Esa elasticidad es se?a de identidad del Siroco y ha contribuido a que su influencia se mantuviera perenne.
De la Nueva Ola pasaron a ser la barra en que compart¨ªan cervezas los indie de Buenas Noches Rose o los M-Clan. ¡°Yo en esa ¨¦poca estaba en Buenas Noches, que tambi¨¦n empezamos por all¨ª. Adem¨¢s era el lugar para encontrarse con m¨²sicos¡±, recuerda Rub¨¦n, de Pereza. La Marabunta, Los Piratas de Iv¨¢n Ferreiro, Australian Blonde, Dover o Guille Milkyway y sus androides de La Casa Azul: en un momento u otro todos han frecuentado el local. All¨ª tambi¨¦n se han sentido en casa los poperos de Fresones Rebeldes o Astrogirls bajo la ¨¦gida de Juan de Pablos, el director de la biblia radiof¨®nica del g¨¦nero, Flor de Pasi¨®n. ¡°Para m¨ª ha sido el ¨²ltimo refugio¡±, cuenta De Pablos. ¡°Me hicieron un par de homenajes que fueron una pocholada, y he descubierto much¨ªsimas bandas¡±.
El jueves unos chavales con chupa fuman apoyados en las fundas de guitarra en la puerta del local. Prueban sonido. En el Siroco han presenciado todas las transformaciones recientes de la industria musical: desde la era de las maquetas a los a?os de vacas gordas y el regreso del ¡°hazlo t¨² mismo¡±. Como han asumido que el sonido cueva ha perdido pie ante el sibaritismo, este septiembre reabrieron tras cinco meses de reformas. ¡°Lo que nos gusta es la m¨²sica, y queremos los mejores medios para escucharla¡±, dice David. La sala de conciertos se ha remozado y el piso de arriba se ha transformado para darle un tono lounge dentro de su apuesta por el clubbing y los dj's. ¡°Era y es el sitio ideal para echar a rodar una banda¡±, dice Rub¨¦n de Pereza. ¡°El Siroco ha sido mi mili, mi dulce mili¡±.
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