Dilemas electorales
El voto econ¨®mico a¨²n atribuye responsabilidad de la crisis al PSOE, pero el giro se est¨¢ produciendo
El primer efecto claro de la crisis sobre la pol¨ªtica gallega fue el resultado de las elecciones municipales de 2011, en las que el BNG pierde bastante m¨¢s de 50.000 votos, el PSdeG tambi¨¦n pierde seis decenas de miles, y el PP gana m¨¢s de 50.000. La izquierda socialdem¨®crata y el nacionalismo progresista pierden, electoralmente, muchos lugares en los que, juntos, ganaban de forma habitual: en las ciudades grandes (las siete u ocho mayores de Galicia), sobre todo.
Las auton¨®micas de 2009 no recog¨ªan a¨²n, estrictamente, la crisis, y su resultado se explica en clave aut¨®ctona, sobre todo: dificultades del llamado bipartito para fidelizar una peque?a pero significativa parte de su voto situado m¨¢s a la izquierda (tambi¨¦n alguno de centro-izquierda) y una campa?a electoral incierta y poco c¨ªvica por parte del PP que es escuchada y atendida, parad¨®jicamente, por esa parte del voto. Fue una sorpresa en la que, incluso, los partidos de izquierda llegaron a ganar en n¨²mero de votos y a perder en esca?os, tan ajustado andaba todo.
Ya en 2011, ya sea en auton¨®micas como en municipales o en generales, el llamado voto econ¨®mico (entend¨¢moslo como contrario a pol¨ªtico y/o ideol¨®gico: voto de optimizaci¨®n de la conducta de voto en perspectiva econ¨®mica en sentido amplio) se impone como criterio de voto que va a afectar, sobre todo, a PSdeG y a BNG. Al fondo, la atribuci¨®n de responsabilidad al PSOE de la crisis internacional, y ello tanto por la p¨¦sima comunicaci¨®n pol¨ªtica de los socialistas como por la tendencia de la situaci¨®n a hacer cre¨ªble cualquier mensaje contra el gobierno, como siempre ocurre en estos casos.
Desde entonces no ha habido muchos cambios demosc¨®picos: cierto descr¨¦dito creciente del Gobierno actual del PP en el conjunto del reino y desgaste de su presidente, que no se transforma todav¨ªa en voto efectivo a su oposici¨®n. En estas condiciones, al menos aparentemente, el PP gallego lo tiene relativamente f¨¢cil para renovar mandato en las auton¨®micas que se avecinan: voto econ¨®mico sobre similar atribuci¨®n de responsabilidad a los socialistas, e incremento de la brecha derecha/izquierda en favor de la derecha.
Sin embargo, el giro en la atribuci¨®n de responsabilidad se est¨¢ produciendo (descr¨¦dito del actual presidente, desgaste del Gobierno) muy lentamente a medida que se ejecuta una pol¨ªtica social y econ¨®mica que produce paro y recesi¨®n, pero sin otros ¨¦xitos a la vista, producto del modelo Merkel de supuesta salida de la crisis (toma el dinero y corre) a la medida de Alemania, pero dudosamente europea. El giro a¨²n no afecta al voto, y no sabemos en qu¨¦ momento la mayor¨ªa de la gente cambiar¨¢ de mantra y de payaso de las bofetadas, una vez desaparecido Zapatero.
Y en esto los grupos cr¨ªticos del BNG se van, o al menos uno de ellos ya lo hizo cuando escribo este art¨ªculo, Encontro Irmandi?o, y eso vuelve a cambiar las perspectivas electorales. ?Las cambia a favor o en contra de una mayor¨ªa de izquierda? No es una pregunta f¨¢cilmente contestable. Lo normal, hist¨®ricamente, es que tales escisiones no acaben de concretarse y se pierdan en la noche de los tiempos sin mayor relevancia, salvo la de privar a su organizaci¨®n de partida de algunos votos.
Si no es as¨ª y esas escisiones cuajan por junto o por separado y salen adelante, se abre una opci¨®n m¨¢s diversificada en el nacionalismo gallego, y aparecen fuerzas probablemente m¨¢s interesadas en llegar lejos, hacia lugares en los que puedan sumar algo m¨¢s que el voto cl¨¢sico del BNG, un voto que estaba cayendo desde un discurso que parece ya algo afectado por el paso de los siglos.
El voto democr¨¢tico ya no se corresponde al apoyo popular en la clandestinidad, afortunadamente. La gente busca su rinc¨®n ideol¨®gico y de inter¨¦s para defender lo suyo, y esto implica una rearticulaci¨®n de ideas y conductas partidarias que se han quedado amojamadas en el tiempo. Ganar asambleas interiores a los partidos no es suficiente, y no lo es para Rubalcaba o para quien corresponda a d¨ªa de hoy en el PSdeG o en e BNG: hay que cambiar ideas y conductas, pactar, abrirse, circular por la historia y no hacer mucho caso a los que aplauden estatuas de sal para darse el placer de ver c¨®mo van muriendo paseni?o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.