El otro Matas
Algunos pol¨ªticos predican austeridad y derrochan credibilidad. Hay silencio ante el mill¨®n de euros que ha cobrado el convergente Matas
En plena aprobaci¨®n de los presupuestos de la Generalitat para 2012, que consagran recortes y subidas de tasas para la ciudadan¨ªa com¨²n, EL PA?S ha desvelado que la empresa del coordinador general de la Diputaci¨®n de Barcelona, Josep Maria Matas, cobr¨® casi un mill¨®n de euros entre 2003 y 2011 de la Associaci¨® Catalana de Municipis (ACM), de la que era secretario general. En primer lugar, ante un apellido de tanta solera en los tribunales, hay que decir que este otro Matas no est¨¢ imputado en nada y es presidente de CDC en Osona. El Matas que nos ocupa hizo negocios inspirando la creaci¨®n de una sociedad de la que luego se erigi¨® en ¨²nico propietario. Par¨¦s i Sol¨¦ se dedicaba a comprar servicios y a revenderlos convenientemente corregidos al alza a la ACM, seg¨²n indican las facturas que obran en poder de este diario. Nada mejor que conocer a fondo los dos lados para hacer buenos negocios.
Todas esas operaciones estaban hechas con dinero p¨²blico, bien procedente de los Ayuntamientos afiliados a la ACM, bien de subvenciones del Departamento de Gobernaci¨®n de la Generalitat. Quiz¨¢ por contagio de la tan espa?ola cultura del pelotazo, algunas facturas ingresadas por la empresa de Matas multiplicaban por 16 el precio real. En total, un mill¨®n de euros en dinero p¨²blico que bien pudo alegrar la existencia de su perceptor o quiz¨¢ contribuir a pagar alguna viga o alg¨²n tabique de pladur de alguna casa gran.
La publicaci¨®n de esta serie de informaciones en EL PA?S provoc¨® que Matas, en una decisi¨®n que le honra, presentase su dimisi¨®n al presidente de la Diputaci¨®n de Barcelona, Salvador Esteve, que no se la acept¨®. El coordinador general de la Diputaci¨®n en esta ocasi¨®n hizo lo que deb¨ªa, y Esteve lo que no deb¨ªa. La explicaci¨®n humana de que ambos han trabajado juntos durante a?os sirve para la amistad, no para la pol¨ªtica.
Menos comprensible resulta la reacci¨®n de los partidos ante el esc¨¢ndalo con dinero p¨²blico. Exceptuando a Iniciativa per Catalunya, el resto de las formaciones que integran la Diputaci¨®n han tenido un proceder ins¨®litamente versallesco. Nadie ha pedido la dimisi¨®n de Matas. Todo muy sorprendente. Sobre todo en un pa¨ªs en el que se pide la reprobaci¨®n de un consejero por una corriente de aire.
?Por qu¨¦ tanta suavidad y tacto? Hay buen rollo en la Diputaci¨®n, cuyos presidentes socialistas Royes, Montilla y Corbacho y el convergente Esteve han sido elegidos sin votos en contra. ?Es que el esp¨ªritu del inspirador de las provincias, Javier de Burgos, crea un particular sentimiento de hermandad por encima de ideolog¨ªas? ?No ser¨¢ que estamos ante otro sindicato de intereses?
Una explicaci¨®n, probablemente perversa, es que la Diputaci¨®n paga muy bien y permite a los partidos fichar asesores por la m¨®dica cifra de 2,5 millones de euros al a?o. En los periodos inclementes de traves¨ªa por la oposici¨®n, los partidos saben que los justos siempre podr¨¢n contar con su plaza en la barca de la salvaci¨®n. Un total de 33 asesores han sido colocados por las formaciones pol¨ªticas. La n¨®mina m¨¢s habitual acostumbra a ser de unos 3.500 euros al mes y en la lista abundan los ex altos cargos. La Diputaci¨®n se erige en una inmensa ubre capaz de saciar el apetito de los cachorros. Estamos, pues, ante una instituci¨®n que genera poco desgaste pol¨ªtico y da muchas satisfacciones. Pero ahora un esc¨¢ndalo ha venido a agitar el estanque. En plena preparaci¨®n del recogimiento y meditaci¨®n cuaresmal, ha aparecido el caso que implica al coordinador general de la instituci¨®n y mano derecha del presidente de la Diputaci¨®n.
Catalonia is not Marbella, escrib¨ªa Josep Maria Matas en el bolet¨ªn de la ACM de diciembre de 2006. ¡°No hay derecho a que por culpa de las ilegalidades marbell¨ªes se mida por el mismo rasero a toda la clase pol¨ªtica. Los alcaldes del pa¨ªs trabajan con la obsesi¨®n de hacer progresar sus municipios y no de deteriorarlos¡±. Es verdad y tiene raz¨®n el coordinador general de la Diputaci¨®n. Los partidos deben ser los primeros interesados en reivindicar la pol¨ªtica como hecho, no como simulaci¨®n, y desterrar de escena la codicia. No se puede predicar austeridad y derrochar credibilidad.
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