Aspirador sem¨¢ntico
Nadie pone en duda la importancia que ha tenido "Gesto por la paz" para despertar la conciencia ciudadana contra el terror de ETA, ni el car¨¢cter subversivo que adquiri¨® su lazo azul en tiempos ya casi remotos. Tan subversivo era entonces el lazo como el objetivo que orientaba su gesto, la paz, t¨¦rmino que si hoy parece responder a un deseo generalizado por aquella ¨¦poca constitu¨ªa m¨¢s bien anatema para los partidarios de la borroka o del gora ETA militarra. La paz surg¨ªa entonces como ant¨ªdoto de una guerra que un sector de la poblaci¨®n estaba dispuesto a llevarla hasta sus ¨²ltimas consecuencias. La paz significaba ni m¨¢s ni menos que un rechazo de la violencia como arma pol¨ªtica. Pero es cierto que ha llovido mucho desde entonces, tanto que los entonces violentos se nos han convertido en pacificadores, consecuencia exitosa de aquel "Gesto" que sac¨® a la luz la existencia de una mayor¨ªa silenciosa capaz de plantarse ante el terror y con la que ¨¦ste no contaba. Pero en cuanto los viejos partidarios del terror se nos han vuelto pacificadores, se han apropiado del t¨¦rmino pacificaci¨®n y le han otorgado su particular sesgo. Y en esas estamos.
Dec¨ªa mi compa?era de p¨¢gina y amiga Luisa Etxenike que t¨¦rminos como pacificaci¨®n o proceso de paz no deber¨ªan aplicarse a ninguna de las fases ni supuestos de esta nueva etapa. El debate sobre la adecuada utilizaci¨®n de esos t¨¦rminos no es nuevo, y tuvo su momento ¨¢lgido durante el ¨²ltimo proceso de paz, el de Zapatero, debate que fue, si no me equivoco, el que le llev¨® a formular aquello de que "las palabras han de estar al servicio de la pol¨ªtica", considerado por algunos como expresi¨®n clave de la levedad de su pensamiento pol¨ªtico. Yo no creo que las palabras deban estar al servicio de la pol¨ªtica, pero es evidente que no quedan al margen de la contienda pol¨ªtica. La paz no signific¨® lo mismo antes de que los partidarios del terror se apropiaran de ella. Y tiene raz¨®n Luisa, pues palabra que cae en su lexicon acaba teniendo el significado que ellos quieren darle, y los dem¨¢s terminamos acept¨¢ndolo.
Lo hemos podido comprobar estos d¨ªas con la declaraci¨®n del ministro Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz de que el problema de ETA hoy tiene una dimensi¨®n pol¨ªtica. No s¨¦ muy bien lo que quiso decir el ministro, pero desde el momento en que la Izquierda Abertzale dio el visto bueno a sus palabras y les atribuy¨® su significado es ¨¦ste el que se ha impuesto. El ministro habr¨ªa venido a reconocer el origen, el problema pol¨ªtico del que ETA ser¨ªa s¨®lo una expresi¨®n desesperada, la expresi¨®n del conflicto. ?Y si lo que quiso decir el ministro fue que ETA ya no es un problema policial porque ha dejado las armas, pero al no haber renunciado a participar en la pol¨ªtica se constituye en un problema pol¨ªtico? La ambig¨¹edad calculada es tambi¨¦n un arma pol¨ªtica, y seguramente no nos lo aclarar¨¢ nunca. Mientras tanto, lo que dijo seguir¨¢ significando lo que ya determinaron los otros.
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