La voz de la Ca?ada
Vanessa Valenzuela naci¨® y ha vivido siempre en la senda en la que habitan 10.000 personas Es la protagonista de las negociaciones con la Comunidad para regularizar la zona
Vanessa Valenzuela naci¨® en La Ca?ada. En ese tramo de 15 kil¨®metros de senda pecuaria en el que llevan brotando casas desde hace d¨¦cadas y que solo en el ¨²ltimo lustro ha entrado en la agenda pol¨ªtica. ¡°Es como un pueblo, todos nos conocemos y todos nos ayudamos con todo¡±, precisa esta mujer de oscuro pelo lacio. Un pueblo que ha resultado ser una cuarta parte de lo que el recuento oficioso daba por bueno. Son 10.000 y no 40.000 como se ha repetido en cientos de art¨ªculos period¨ªsticos. Vanessa es desde 2007 la presidenta de la Asociaci¨®n de Vecinos de los sectores I, II y III de esta serpenteante v¨ªa. Interlocutora de los pol¨ªticos y portavoz de los habitantes de La Ca?ada. Ahora, tienen un plan. Uno que esperan definitivo: urbanizar y regularizar de una vez sus viviendas.
?¡°Mi padre es alba?il y mi madre costurera. Se vinieron a vivir a esta casa unifamiliar en 1978 y ahora yo y mi hermano vivimos con nuestras familias en la misma parcela¡±, explica esta mujer de formas suaves y fondo tenaz. ¡°Como casi todos los hombres del vecindario eran alba?iles todos se ayudarona construir las casas y ahora seguimos manteniendo el alcantarillado, el alumbrado, el agua y todos los servicios con conexiones hechas por nosotros¡±, revela.
Valenzuela trabaja cerca de la plaza Mayor de Madrid en una tienda de sellos y monedas. O lo que es lo mismo, ¡°de filatelia y numism¨¢tica¡±. Lleva siete a?os en ese comercio. Cuando cuenta que vive en ese ¡°legendario¡± lugar llamado la Ca?ada , cuenta, hay gente que se sorprende de que su vida sea tan convencional. Eso, seg¨²n explica, es porque los que no conocen el lugar tienden a pensar que todo es como la parte de Valdeming¨®mez o el Gallinero ¡ª¡°que no es parte de la Ca?ada¡±¡ª.
La aspiraci¨®n m¨¢s antigua y principal de la asociaci¨®n de Vanessa, acostumbrada a dar la cara desde que ten¨ªa 15 a?os, es que se paralicen los derribos. Algo que el Ayuntamiento de la capital no parece muy dispuesto a consentir. Sin embargo esta mujer, que abandon¨® los estudios por enarbolar las reivindicaciones de los vecinos, es optimista. ¡°Creo que esta vez se va a arreglar de una vez el problema de la zona. Yo tengo confianza¡±. Vanessa es optimista. Y sus peticiones van m¨¢s all¨¢: ¡°Tambi¨¦n queremos ser propietarios de las parcelas en las que levantamos nuestras casas¡±.
Casi todo su mundo de relaciones tiene que ver con la Ca?ada. Se cas¨® con un habitante de la zona y confiesa que todas casi todas las personas que viven en las proximidades de su domicilio son familia unas de otras. Todos se conocen y todos se tienen confianza. Sobre todo, en Vanessa, la voz de los sectores con menos problemas sociales de ese problema llamado la Ca?ada.
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