Los gestores culturales debaten sobre la penuria
San Sebasti¨¢n se enfrenta al reto de saber administrar su oferta art¨ªstica
Que San Sebasti¨¢n vaya a convertirse en 2016 en Capital Europea de la Cultura debiera servir, adem¨¢s de para atesorar un t¨ªtulo, para afianzar, hasta que comience el a?o se?alado, el panorama cultural de la ciudad. M¨¢s en ¨¦poca de crisis, cuando la escasez obliga a recortar en cualquier departamento, administraci¨®n o empresa. M¨¢s cuando San Sebasti¨¢n se ha forjado una s¨®lida proyecci¨®n en el ¨¢mbito art¨ªstico, gracias a citas como el Jazzaldia o el Zinemaldia, pero, sobre todo, porque ha querido no solo vivir la cultura con los grandes acontecimientos, sino tambi¨¦n a peque?a escala todo el a?o, con una red de centros con los que implicar a la ciudadan¨ªa. O con la actividad de los teatros Victoria Eugenia y Principal o del Museo San Telmo.
¡°Se ha hablado mucho de burbuja inmobiliaria, pero tambi¨¦n ha habido una burbuja cultural¡±, coinciden en el diagn¨®stico Patrick Alfaya y Miguel Mart¨ªn, responsables de la Quincena Musical y del Festival de Jazz, respectivamente. Los a?os de bonanza, en los que en muchas ciudades florecieron museos, centros de arte contempor¨¢neo o festivales de casi todo no volver¨¢n, vienen a decir los especialistas. Al menos, si alguna lecci¨®n se aprende de la actual crisis, no deber¨ªan hacerlo con los mismos planteamientos.
¡°Ha habido una burbuja cultural¡±, apunta el director de la Quincena
¡°Hay ciertos lugares [de Espa?a] que han propuesto programas de m¨²sica cl¨¢sica que ni siquiera se los podr¨ªan permitir ciudades de pa¨ªses como Alemania, Austria o Reino Unido. Una actitud de rico nuevo. Quiero lo mejor, lo pago y punto¡±, reprocha Alfaya. Y recuerda que la primera consecuencia de las estrecheces econ¨®micas es un inevitable ajuste en la programaci¨®n. Frente a las 20 actuaciones de hace cinco a?os, ahora la cifra se rebaja a 14, 13...
Tampoco valen los porcentajes de determinadas propuestas culturales que no alcanzan al 15% de financiaci¨®n con la venta en taquilla. El responsable de la cita de m¨²sica cl¨¢sica ¡ªla veterana del calendario donostiarra; cumplir¨¢ 75 a?os en 2014¡ª, puede presumir, en cambio, de vender entradas equiparabls a un 60% de las subvenciones que recibe. El Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n, la Diputaci¨®n de Gipuzkoa y el Gobierno vasco aportan en total unos 1,5 millones. El presupuesto de la Quincena llega a 2,8 millones gracias a los patrocinios.
Rebordinos: ¡°En tiempos de dificultad hay que buscar compa?eros de viaje¡±
Y si Alfaya pide mayor colaboraci¨®n a los artistas, ya sea desterrando el concepto cach¨¦ ¡ª¡°esa idea de que me pagan y me desentiendo y si usted no vende una entrada es su problema¡±, aclara¡ª o con actos de promoci¨®n para crear expectaci¨®n ante el p¨²blico, el director del Jazzaldia apunta que, al menos en el mundo pop, algo ha cambiado.
Mart¨ªn, responsable tambi¨¦n de la programaci¨®n musical de Donostia Kultura y de m¨²sica popular de la Fundaci¨®n Kursaal, lo que se traduce en aproximadamente 255 actuaciones al a?o, puntualiza que los artistas ¡°han aceptado¡± que las Administraciones pongan el local y se hagan cargo del ¡°gasto de apertura de puertas¡±. Luego la actuaci¨®n se paga con el dinero de la venta de entradas, con lo que ¡°el riesgo se ha trasladado al artista¡±. ¡°El artista es el que debe presentar su propio espect¨¢culo, y la consecuencia de esto es un aumento de la presencia de pop local y estatal¡±, contin¨²a. As¨ª, por ejemplo, han desfilado en los ¨²ltimos meses por el Kursaal Amaral, Vetusta Morla o Russian Red.
Los artistas locales y nacionales comienzan a renunciar al cach¨¦
Una realidad, que si bien permite el descubrimiento de la m¨²sica m¨¢s pr¨®xima, encierra otros problemas. ¡°No es lo mismo venir de Madrid o Barcelona que venir de Minnesota. Los m¨²sicos extranjeros, especialmente los grandes nombres, se resisten a este tipo de presentaciones¡±, detalla. Tampoco la nueva oferta parece beneficiar a ¡°la m¨²sica m¨¢s dif¨ªcil, el jazz, la m¨²sica del mundo, la de vanguardia; ah¨ª las cosas est¨¢n m¨¢s duras y se destina a eso lo que permiten las subvenciones¡±, a?ade Mart¨ªn.
Aunque no sea la clave del ¨¦xito, tal vez parte de la soluci¨®n resida en las colaboraciones, una figura que quiz¨¢s en determinados festivales puede no cuajar, como en el caso del Jazzaldia, seg¨²n Mart¨ªn. ¡°La gran estrella no puede ser la misma que el de Vitoria y Getxo, por ejemplo¡±, si puede funcionar con otros parametros. La Quincena, por ejemplo, se ahorra 150.000 euros gracias a un acuerdo de colaboraci¨®n con el Festival de El Escorial de Madrid. El Zinemaldia aplica el mismo sistema, como ilustra su responsable, Jos¨¦ Luis Rebordinos: ¡°En tiempos de dificultades, es necesario buscar compa?eros de viajes con los que compartir objetivos y recursos¡±. El Festival de Cine, la m¨¢s relevante cita cultural de la ciudad, uni¨® lazos el a?o pasado con la Berlinale y su secci¨®n Culinary Zinema.
El Jazzaldia ha incrementado su presupuesto gracias a los patrocinadores
Aunque ¡°es necesario que desde el sector p¨²blico se invierta en cultura, sin dinero p¨²blico ser¨ªa imposible mantener en pie actividades e instituciones de alto valor cultural¡±, subraya Rebordinos. En la actualidad resulta acuciante recurrir al sector privado y ¡°para ello ser¨ªa interesante desarrollar un sistema de incentivos fiscales suficientemente atractivo¡±, propone.
Sobre esa senda se supone que comenzar¨¢ a actuar la ley de Mecenazgo en que trabaja el Ministerio de Cultura. Hasta que esta nueva norma aclare la figura del Medici del siglo XXI, el Zinemaldia ¡ªcon unas cuentas de 7,1 millones en 2011, de los que el 42% los aportan la taquilla y los patrocinios¡ª, cuenta, por ejemplo, con una empresa que se encarga de buscar patrocinadores. Y el Festival de Jazz, gracias a la publicidad de las compa?¨ªas ¡ªsu nombre incluye la marca de una conocida cerveza¡ª, pasar¨¢ en 2012 de tener un presupuesto de 1,6 millones a 1,7. Dos figuras, la del mecenas y la del patrocinador, que ¡°pueden y deben coexistir en un mundo de gesti¨®n de la cultura contempor¨¢nea¡±, concluye Mart¨ªn.
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