Un poquito de basura
Aqu¨ª, en la tierra de Ignacio de Loyola, llevamos ya unos cuantos a?os a vueltas con la basura. Era un tema de preocupaci¨®n, pero s¨®lo uno entre otros afortunadamente, hasta que llegaron los fundamentalistas al poder e hicieron de la basura un tema trascendental, una metaf¨ªsica del desecho, y nos propusieron algo as¨ª como un programa de salvaci¨®n. Ahora mismo es lo ¨²nico que nos preocupa, y en cuesti¨®n de meses hemos pasado de la radiante exultaci¨®n del derroche ¡ª ?ah aquel alegre burbujeo odoniano que nos llenaba la cabeza de enso?aciones que se las llev¨® el viento! ¡ª al torvo ascetismo del residuo, basura cero. Y la verdad es que todo huele muy mal.
Los de Bildu se han propuesto limpiarnos el alma y que expongamos nuestras verg¨¹enzas al confesonario p¨²blico. No hay d¨ªa en que uno no se desayune con alguna noticia sobre la basura. Son noticias voluntaristas, sin apenas datos concretos, ni costes ni beneficios, con planteamientos de haza?as ¨¦picas propensas al camuflaje, y en las que se nos propone un programa de realizaci¨®n nacional-popular-soberano- lo que usted quiera: batiremos el r¨¦cord mundial de reciclaje, o como se llame la cosa, todos a la tarea. Y all¨ª donde gobiernan con mayor¨ªa, y me atrevo a vaticinar que tambi¨¦n donde lo hacen en minor¨ªa e incluso donde no gobiernan, se han propuesto imponer el sistema de recogida de basura puerta a puerta, PaP. Puede parecer una cuesti¨®n de principios, y es que es una cuesti¨®n de principios. Es la nueva versi¨®n del viejo integrismo vascongado, en el que el alma ha sido sustituida por el est¨®mago. A los viejos rituales del esp¨ªritu les sustituyen los nuevos rituales de la panza, eso s¨ª, siempre extremadamente vigilados.
Ignoro si este sistema PaP es o no eficaz para el tratamiento de la basura. Pero ese es un problema menor, ya que no hay discusi¨®n posible, ni un m¨ªnimo debate racional que analice sus pros y sus contras y permita una soluci¨®n m¨¢s d¨²ctil que lo haga compatible con otras medidas. No, nos hallamos ante el ¨²ltimo dogma, una obstinaci¨®n, aunque una soluci¨®n bajo sospecha, pues entre sus virtudes est¨¢ la de convertirnos en individuos sometidos a control. Viviremos pendientes del rito de la basura, de lo que me toca hoy, de la hora, de si tengo que tener abierto el cajoncito de la materia org¨¢nica para que no se pudra y no huela, y de que colgar¨¦ luego mis excrementos en el poste de la verg¨¹enza, expuesto al juicio p¨²blico y a la valoraci¨®n de mis cagaditas ¡ª ?uf, c¨®mo huele hoy el potecito del s¨¦ptimo, ¨¦ste llevaba d¨ªas sin cumplir!¡ª y que nuestras aceras se convertir¨¢n en deliciosas avenidas de t¨®tems excremenciales, con bolsitas y potecitos, por las que deambular ser¨¢ un placer supremo. Y que quedaremos expuestos a los rigores de nuestra nueva clerec¨ªa, que ya no nos obligar¨¢ a comulgar por Pascua, pero que nos someter¨¢ a un riguroso control de la disparatada defecaci¨®n de nuestro esp¨ªritu. ?Qu¨¦ siniestro empieza a resultar todo!
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