Autosolidaridad
"En cosa de pocos a?os, Valencia ha conseguido lo nunca visto, que es figurar en el mapa mundial de todos los pa¨ªses"
Casi todo el mundo est¨¢ convencido de que los pol¨ªticos son en general unos mangantes, y aunque eso solo ocurra, que se sepa, en algunos casos, lo cierto es que todos ellos est¨¢n en condiciones de serlo en funci¨®n de su cargo. Es algo parecido a lo que ocurre con las fuerzas policiales, excelentes personas una a una que en ocasiones no pueden evitar que se les vaya la mano, la porra m¨¢s bien, que viene a ser como si al cirujano se le fuera el bistur¨ª. En cosa de pocos a?os, Valencia ha conseguido lo nunca visto, que es figurar en el mapa mundial de todos los pa¨ªses, no tanto por las acrob¨¢ticas construcciones calatrave?as como por la disposici¨®n de buena parte de sus pol¨ªticos a enriquecerse mediante artima?as de chorizo basurero con o sin artes de birlibirloque. Se ha perdido ya la cuenta de los concejales de urbanismo que se han retirado a sus nuevas haciendas despu¨¦s de servir al pueblo durante un solo mandato, si han tenido la suerte de que no los pillaran antes, y lo cierto es que este pa¨ªs se ha convertido en una especie de Marbella grande donde todo el que puede imita al a?orado Jes¨²s Gil incluso en el tono y las expresiones de las conversaciones entre amigachos que llegan a grabarse, y hasta Francisco Camps (como uno de esos reclusos que estudia por ver de reformarse y servir para algo) ha terminado su tesis doctoral y parece que aspira a impartir clases en la ense?anza superior, todav¨ªa no se sabe con qu¨¦ temario.
Toda esta porquer¨ªa de trapisondistas que se embolsan de extranjis el dinero p¨²blico no es ya que ensucie la imagen de nuestra comunidad de manera acaso irreversible, es que resulta doblemente perjudicial como ejemplo de gobernanza y de limpieza empresarial para todo el mundo, pero muy especialmente para los parados de larga duraci¨®n y los miles de j¨®venes sin empleo, a los que adem¨¢s se les sugiere, si no es que se les ordena, que deber¨¢n aceptar en el futuro un trabajo en Laponia si no quieren quedarse con lo puesto, que es lo que vendr¨¢n a obtener de todas formas. Bien est¨¢ que el proletariado ya no exista en sentido estricto, pero todav¨ªa no se conoce empresario que no necesite de trabajadores ni banquero que no precise de empleados, ni personas que no busquen un trabajo a fin de sobrevivir como buenamente puedan. Es como si de pronto se hubiera instalado el reinado de lo ef¨ªmero para los pobres, mientras los poderosos los contemplan desde sus despachos provistos de una larga lista de precariedades sin prescripci¨®n posible.
Por eso y por mucho m¨¢s, la ¨²ltima jugarreta de pol¨ªticos valencianos con los programas de solidaridad (Felip, Blasco y compa?¨ªa) resulta del todo intolerable, porque es como si ya no les bastara con trapichear en Calp, en Terra M¨ªtica o en la broma macabra del aeropuerto de Castell¨®n, adem¨¢s del basurero de Emarsa, y se han dispuesto a internacionalizar sus fechor¨ªas emboscados en diversas actuaciones fingidas en Nicaragua y otros pa¨ªses pobres. M¨¢s pobres todav¨ªa, hay que decirlo, que nosotros.
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