La centralidad imposible
?Es S¨¢nchez-Camacho consciente de que arremetiendo contra ?mnium abraza la agenda de la ultraderecha fascista?
Apunt¨¦ la pasada semana en este mismo espacio de opini¨®n que, pese al grosor del ¨¢lbum fotogr¨¢fico de Alicia S¨¢nchez-Camacho y a la grandilocuencia de sus declaraciones, el PP de Catalu?a est¨¢ lejos de haber conquistado la centralidad o la normalizaci¨®n, lejos de poseer las perspectivas de crecimiento de las que su l¨ªder se vanagloria. En parte, como consecuencia de decisiones y actitudes tomadas en Madrid, sobre las que la l¨ªder catalana no tiene control alguno, y en parte, a causa de ciertos atavismos que mantienen al PP de Catalu?a cautivo de su clientela m¨¢s ranciamente espa?olista. Los ¨²ltimos d¨ªas han proporcionado ejemplos significativos de ambas cosas.
Fue en el Congreso de los Diputados donde, sin duda para compensar que la v¨ªspera no hab¨ªa apoyado la ilegalizaci¨®n de Amaiur propuesta por Rosa D¨ªez, el PP decidi¨® vetar la presencia del republicano Alfred Bosch en la Comisi¨®n de Gastos Reservados, y quiso justificarlo asociando a ERC con el entorno del extinto terrorismo etarra. Esquerra tiene ahora mismo un apoyo electoral modesto (alrededor del 7%), pero son muy pocos los catalanes que la vinculan con la violencia, y much¨ªsimos los que recuerdan el brutal intento del PP de criminalizar la hist¨®rica sigla y a sus dirigentes, all¨¢ por 2003-2004. Al volver por esas veredas, los populares no hacen m¨¢s que realimentar aquella imagen de partido poco democr¨¢tico, excluyente y ultramontano que provoca el repel¨²s de millones de votantes, no necesariamente independentistas.
Ciertos atavismos? mantienen al PP de Catalu?a cautivo de su clientela m¨¢s ranciamente espa?olista"
Tampoco creo que consultase a S¨¢nchez-Camacho el portavoz del PP en el Senado, Jos¨¦ Manuel Barreiro, antes de proponer que el uso ¡ª¡°superfluo¡±, ¡°hip¨®crita¡± y ¡°equivocado¡±¡ª de las lenguas cooficiales en la C¨¢mara alta sea suprimido. Pero, de golpe, y aunque fuera por un asunto menor, la visi¨®n del PP como un partido castellanista, hostil al catal¨¢n, enemigo de los avances de esta lengua, result¨® confirmada a ojos de un gran n¨²mero de ciudadanos.
No se trata solo del fuero, sino tambi¨¦n del huevo. Cuando apenas si se hab¨ªan apagado los ecos de la colosal batalla que supuso el traslado desde Madrid a Barcelona de la Comisi¨®n del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) ¡ªtraslado que los funcionarios afectados combatieron como si les deportasen a ejecutar trabajos forzados en la tundra siberiana¡ª, cuando la instituci¨®n reguladora llevaba entre nosotros apenas seis a?os, el Gobierno de Mariano Rajoy, de un plumazo, la hace regresar a Madrid bajo el envoltorio de una unificaci¨®n de organismos y con el pretexto de la eficiencia y el ahorro. Y la l¨ªder de un PP catal¨¢n que en 2001, en el Parlament, tambi¨¦n hab¨ªa reclamado la CMT para Barcelona, la presunta mediadora entre el Ejecutivo central y Catalu?a, la siempre locuaz Alicia, no dice ni esta boca es m¨ªa.
La locuaz Alicia no ha dicho esta boca es m¨ªa sobre el regreso a Madrid de la? Comisi¨®n del? Mercado de las Telecomunicaciones"
Sin embargo, no todos los males vienen de Madrid. Algunas de las r¨¦moras que lastran el vuelo del PP catal¨¢n son de cosecha propia; por ejemplo, esa fijaci¨®n obsesiva contra ?mnium Cultural. La entidad que preside Muriel Casals tiene unos 27.000 socios pero, un poco como sucede con el Bar?a, hay otros cientos de miles de catalanes que, sin serlo, simpatizan con sus objetivos, atienden a sus convocatorias, participan de la actividad de sus delegaciones¡ y se sienten ofendidos cuando el diputado Rodr¨ªguez tacha de ¡°oscurantistas¡± las ayudas a ?mnium (las de fundaciones como FAES, DENAES y similares, en cambio, son un modelo de transparencia¡). ?Es S¨¢nchez-Camacho consciente de que, al arremeter contra ?mnium, est¨¢ abrazando la agenda de la ultraderecha fascista local? No exagero: solo hago memoria de la manifestaci¨®n que Falange Espa?ola de las JONS promovi¨® el pasado 22 de octubre contra las subvenciones a ¡°?mnium Cultural, par¨¢sito social (sic)¡±.
El PP catal¨¢n y su l¨ªder son muy libres de lanzar las redes en tales caladeros, de vivir pendientes de Ciutadans, de procurar por todos los medios que UPyD no cuaje en Catalu?a, de buscar la benevolencia de La Gaceta, Abc, La Raz¨®n y El Mundo. Pero todo eso est¨¢ en las ant¨ªpodas de la centralidad.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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