Un fabricante de sue?os
Arrojo, genialidad, habilidades sociales... y alergia a la burocracia definen a Natalio Grueso
Imagine una ciudad peque?a cualquiera de la costa espa?ola con unos 80.000 habitantes, aproximadamente la poblaci¨®n de San Sebasti¨¢n de los Reyes en Madrid. Y ahora piense en c¨®mo ponerlo en el mapa mundial, como hacer que ocupe p¨¢ginas en The New York Times, The Guardian, Le Monde, Frankfurter Allgemeine Zeitung, La Repubblica... O en c¨®mo llevar hasta all¨ª a Woody Allen, a Kevin Spacey o a Brad Pitt¡ Bueno, pues eso es lo que hizo con Avil¨¦s Natalio Grueso, el nuevo fichaje de Ana Botella en el ¨¢rea de Las Artes del Ayuntamiento, que desde hace un par de meses dirige el valenciano Fernando Villalonga. Habr¨¢n pensado que si ese hombre, hijo de un minero de Morea (Moreda de Aller) y nacido en Oviedo hace 41 a?os, consigui¨® internacionalizar una parroquia asturiana, c¨®mo no va a poder hacer lo mismo con la capital.
Esa parece ser la idea que subyace a todos los movimientos de Villalonga: Madrid tiene que ser capital cultural. Y Grueso es el hombre. Un tipo curioso, con fama de genial y culto (¡°arranca en los cl¨¢sicos y termina en la vanguardia cultural del mundo¡±) entre quienes han trabajado con ¨¦l: ¡°Le bullen las ideas¡±.
Acab¨® la carrera de Derecho en Rusia, adonde fue a parar gracias a un intercambio universitario. Y se fue del pa¨ªs ex sovi¨¦tico como hijo adoptivo de la ciudad de N¨®vgorod (al sureste de San Petersburgo), donde residi¨®. Y, por supuesto, hablando ruso. Luego aprendi¨® otros tres idiomas. Aparte del espa?ol, domina el ingl¨¦s, el franc¨¦s y el italiano. ¡°Lo que peor habla es el bable¡±, bromea un antiguo jefe.
Haciendo uso de todos ellos, se mueve por el mundo como Pedro por su casa: ¡°Conoce a gente en todas partes, de todo tipo, por donde pasa le abren las puertas, tiene esa capacidad de conquistar basada en una rara virtud: es capaz de transformar los proyectos y las ideas en emociones colectivas, y una idea hecha emoci¨®n es imbatible. Es un fabricante de sue?os¡±, asegura quien trabaj¨® con ¨¦l. Grueso transmite esa sensaci¨®n con la que comulga alegremente el ser humano: ¡°?Y por qu¨¦ no?¡±.
Tras regresar de Rusia comenz¨® a trabajar, desde Glasgow, en un programa de cooperaci¨®n de la UE (ECOS-Ouverture) para abrir relaciones con el antiguo bloque sovi¨¦tico. Consigui¨® hacerse un trabajo a medida y crear una delegaci¨®n en Oviedo y fund¨® DEX, una consultor¨ªa para asuntos europeos.
Antes de ser fichado por la Fundaci¨®n Pr¨ªncipe de Asturias y dirigir los actos del 25? aniversario de la instituci¨®n, trabaj¨® para la ONU en Nueva York, tambi¨¦n en temas de cooperaci¨®n.
Huelga decir que le sobra arrojo, pero no parece dejar huellas de soberbia. Eso s¨ª, es bastante desastre con los papeles: ¡°Tiene alergia a la burocracia, es un alma libre¡±.
El reciente, abrupto y pol¨¦mico cierre del centro Niemeyer de Avil¨¦s, que Grueso dirigi¨® durante toda la corta vida de la instituci¨®n, en medio de las acusaciones por supuestas ¡°irregularidades en la gesti¨®n¡±, dej¨® a Grueso un poco herido y en medio de un fuego cruzado entre pol¨ªticos del PP, que en un principio dudaron de su proyecto, pero que ahora le defend¨ªan de las acusaciones que ?lvarez Cascos y sus secuaces del Foro de los Ciudadanos (la escisi¨®n del PP en Asturias), lanzaban contra ¨¦l.
Pero dicen que Grueso no se ha casado con nadie y que ha sabido bandearse incluso en las guerras internas del partido de turno. Sus buenas relaciones con aquellos con quien ha trabajado (es sumamente detallista) demuestran una gran habilidad social y negociadora: ¡°Sabe exactamente que tecla tocar, c¨®mo y en qu¨¦ momento¡±, dicen. Es amigo personal de Woody Allen, Kevin Spacey, Stephen Hawking, Nelson Mandela o Sam Mendes, entre otros. ¡°Se hace querer. Tiene pocos enemigos, pero los que tiene no son poca cosa¡±.
Es un gran lector, escritor de cuentos, observador y con dotes para la escucha. ¡°Una de esas personas que tras cuatro horas de reuni¨®n no ha abierto la boca y, cuando todo parece atascado, resuelve en dos minutos¡±, cuentan sus colaboradores.
Grueso, aseguran, no hace distinciones: ¡°Trata igual a un conserje que a un concejal, nada de invitaciones VIP¡±.
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