En estado de gracia
Vetusta Morla le puede sostener la mirada a casi cualquier hom¨®loga de la anglofon¨ªa
Vetusta Morla, los seis magn¨ªficos de Tres Cantos, en el vetusto ¨Csi bien remodelado- Teatro Nuevo Alcal¨¢. La combinaci¨®n ten¨ªa su picante: una banda corajuda, de pasi¨®n, contorsi¨®n y algo de v¨ªscera, en el espacio cercano y solemne de la butaca tapizada, con esa voz en off que anuncia a ¡°se?oras, se?ores¡± el comienzo de la ¡°representaci¨®n¡±. Durante la primera hora, Pucho y los suyos deslumbraron en el ejercicio de contenerse y reinventarse, con unos arreglos complementarios y bien diferenciados a los que acostumbran. Y cuando llegaron los rel¨¢mpagos guitarreros, la sensaci¨®n oscilaba entre la plenitud y la euforia. Definitivamente inmersos en un gozoso estado de gracia, los vetustos se han consolidado como una anomal¨ªa del rock espa?ol: la de una banda que, sin artificios ni imposturas, le puede sostener la mirada a casi cualquier hom¨®loga de la anglofon¨ªa.
Baldosas amarillas alcanza dimensiones colosales con el metal¨®fono y esas guitarras reverberantes
Arrancan Pucho y el guitarrista Guillermo Galv¨¢n a pelo y pulm¨®n, sin amplificaci¨®n alguna, con una lectura conmovedora de Peque?o desastre animal. Parece una osad¨ªa suicida, pero salen indemnes porque la confianza en sus propios argumentos les agiganta. La primera mitad ac¨²stica constituye un absorbente ejercicio de autoexigencia. Muchos de quienes ayer volvieron a agotar las entradas ya hab¨ªan visto al sexteto durante sus cinco noches en La Riviera, apenas un trimestre atr¨¢s, pero el concierto de anoche era otro muy distinto. En texturas y arreglos, en influencias e intenciones.
Baldosas amarillas alcanza dimensiones colosales con el metal¨®fono y esas guitarras reverberantes. Maldita dulzura gana en ese melodrama cl¨¢sico, como de vinilo de Los M¨®dulos. Y la polirritmia de En el r¨ªo remite a fuentes tan nobles como Yolanda you learn del Pat Metheny Group. Cuando estalla la tormenta (Boca en la tierra, S¨¢lvese quien pueda, Valiente), la platea es, una noche m¨¢s, tierra conquistada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.