Malos profes
En un art¨ªculo publicado en dos n¨²meros sucesivos de The New York Review of Books, Diane Ravitch hace un an¨¢lisis comparativo entre las premisas que determinan el actual funcionamiento de la escuela americana y las del modelo de escuela que hoy se nos presenta como ejemplar, la escuela finlandesa. Del art¨ªculo de Ravitch quisiera destacar los fundamentos que sustentan el sistema de evaluaci¨®n de la escuela americana, de sus profesores y sus alumnos.
Ese sistema de evaluaci¨®n se basa en los resultados obtenidos en los test externos a los que es sometida continuamente la escuela. Como esos resultados no son los deseables, la Administraci¨®n norteamericana ha dado con un responsable de f¨¢cil se?alizaci¨®n y que ahorra mayores complejidades de an¨¢lisis: el profesorado. No hay excusas, seg¨²n los responsables de la Administraci¨®n, para que todos los j¨®venes americanos puedan alcanzar la capacitaci¨®n acad¨¦mica requerida y acreditada por los test, al margen de cual sea su origen social o de que padezcan alg¨²n tipo de discapacidad. Si no se logra ese resultado universal, alguien tendr¨¢ que rendir cuentas de ello y est¨¢ claro en quien recae esa carga: en el profesorado
Ese sistema de evaluaci¨®n est¨¢ resultando devastador para el colectivo de ense?antes, valorado en funci¨®n de los resultados de los test y sometido a un ranking de eficacia que en algunas ciudades es expuesto p¨²blicamente, como recog¨ªa este peri¨®dico a ra¨ªz de que una de esas listas haya sido hecha p¨²blica en Nueva York. Por supuesto, los profesores con peor nota son despedidos, de la misma forma que se cierran las escuelas con peores resultados en los test. Las consecuencias de este modo de proceder son nefastas para la estabilidad y continuidad del profesorado con experiencia, y, como subraya Diane Ravitch, si la franja mayoritaria del profesorado en el curso 1987-88 era la de quienes ten¨ªan quince a?os de experiencia, en el curso 2007-08 esa franja era la de quienes s¨®lo llevaban ense?ando un a?o. A los otros no es que los echen, es que se van de un sistema que se les ha vuelto insoportable, como indicaba en The New York Times un profesor, que titulaba su art¨ªculo ¡°Confesiones de un mal profesor¡±.
Naturalmente, ning¨²n representante de la Administraci¨®n tiene que rendir cuentas de las deficiencias de un sistema que se espera que funcione ateni¨¦ndose a las pautas de las corporaciones financieras: competitividad, desregulaci¨®n y atenci¨®n a los resultados inmediatos. ?Diferencias con la escuela finlandesa? En Finlandia no hay otros test que los que el propio profesor realiza; la formaci¨®n del profesorado es muy exigente, a diferencia de lo que ocurre en EE UU, donde la formaci¨®n no importa tanto como la performance; en Finlandia la consideraci¨®n social del profesorado es alt¨ªsima, en EEUU pobr¨ªsima; en Finlandia el profesorado no rinde cuentas, es, sencillamente, cualificado y responsable. Y los resultados est¨¢n a la vista.
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